Uganda: El reto de superar las dificultades

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Uganda: El reto de superar las dificultades

Así fue la experiencia de José Manuel Carrillo, Ángela Azorín, Rocío Moreno y Jon López en Uganda, un país en el que la mitad de sus 40 millones de habitantes tiene menos de 15 años.

A lo largo de tres semanas, durante los meses de febrero y marzo, José Manuel Carrillo y Ángela Azorín (Dpto. Formación), Rocío Moreno (Dpto. Educación) y Jon López (Dpto. Finanzas), se emplearon a fondo en Uganda para ayudar a los profesores a superar las dificultades en la puesta al día sobre el contenido y en el uso de los equipos de las aulas digitales.

Uganda es conocida a menudo por los gorilas de montaña, los chimpancés y el agua. El 18% de su territorio está cubierto por ríos, grandes lagos o pantanos y un paisaje escénico de selvas tropicales de montaña, pistas de tierra roja entre bosques verdes, sabanas y picos de 5.000 metros de altura. Lo que quizás algunos no sepan es que su población es de las más jóvenes del mundo, ya que la mitad de sus 40 millones de habitantes tiene menos de 15 años.

Antes de adentrarnos en las escuelas, conviene destacar algunas pinceladas sobre la especial idiosincrasia de esta república del África oriental. Administrativamente se encuentra dividida en cuatro regiones y 112 distritos donde se integran un gran número de etnias que coexisten con seis reinos bantús. Por ello, aunque el inglés sea el idioma oficial, convive junto a los idiomas ganda (o luganda), el bantú, swahili o el árabe.


«Uno de los muchos problemas del sistema educativo ugandés es la masificación en las aulas, así que a los formadores no les sorprendió comprobar cómo los profesores lidian con clases hasta 146 alumnos»

 


El equipo de formadores aterrizó en Entebbe el 10 de febrero, incorporándose el resto de la expedición en las sucesivas semanas. Su misión era visitar las once escuelas de la mano de los cuatro coordinadores que ProFututo tiene en el país. Aunque los salesianos son los aliados de ProFuturo en Uganda, solo dos de los once centros escolares -que suman un total de 11.000 alumnos- se encuentran gestionados por los religiosos.  El resto son públicos o de gestión privada.

Uno de los muchos problemas del sistema educativo ugandés es la masificación en las aulas, así que a los formadores no les sorprendió comprobar cómo los profesores lidian con clases en las hay hasta 146 alumnos. En las más masificadas, los formadores idearon el sistema de dividir las clases por grupos de colores en las que los alumnos comparten las tablets. De esta manera, con el tiempo, todos los alumnos trabajan con las ellas y así se comprueba el avance de manera individualizada dado que cada uno de ellos tiene sus propias credenciales para acceder (nombre de usuario y contraseña).

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