Observatorio Tendencias

La inteligencia artificial se abre paso en las aulas con la eficacia de una maquinaria que todo lo mide, lo clasifica y lo predice. Pero educar no es programar, ni aprender consiste en procesar datos. Por eso, en tiempos de algoritmos que todo lo calculan, urge rescatar la inteligencia pedagógica: la que comprende, interpreta, acompaña y da significado. Solo si los docentes lideran la revolución digital, la escuela seguirá siendo ese espacio profundamente humano que necesitamos que sea.