Historias

Me llamo Gloria y creo que la escuela me va a ayudar a ser una persona con éxito en mi futuro

Gloria Tshipata

Gloria Tshipata, estudiante en Malaui

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“La escuela es importante para mí porque podría ayudarme en el futuro y me permitirá hacer cualquier cosa y ser una persona exitosa cuando crezca. Cuando sea grande, me gustaría ser doctora”

“Mi nombre es Gloria y tengo once años. Aprendí en la escuela primaria Umodzi Katubz. Lo que más me gusta de la escuela es que aprendo muchas cosas interesantes y puedo adquirir conocimiento en ella.” Así se presenta Gloria, una de las estudiantes de ProFuturo que vive en Malaui. ¿Su sueño? Convertirse en doctora.

“La escuela es importante para mí porque podría ayudarme en el futuro y me permitirá hacer cualquier cosa y ser una persona exitosa cuando crezca. Cuando sea grande, quiero ser médico para poder tratar a las personas enfermas”

Son muchas las niñas de nuestro programa educativo que sueñan con convertirse en doctoras, ingenieras o matemáticas. Por eso, en ProFuturo seguimos fomentando la implicación de las mujeres en las vocaciones STEM a través de contenidos educativos y recursos en línea relacionados. Queremos que cada niña sea de mayor, lo que sueña ser desde pequeña.

El poder de la educación en las aulas

Esta alumna de Malaui se declara una entusiasta de todo tipo de asignaturas en la escuela: “Me gustan las matemáticas, el inglés, las habilidades para la vida, la ciencia y tecnología, el conocimiento bíblico, las artes expresivas y la agricultura. Las tabletas son divertidas y muy buenas. Me encanta hacer actividades en ellas”. 

Sin embargo, la experiencia en las aulas, con compañeros y maestros, es clave para ofrecer una educación de calidad. “Me siento protegida en la escuela y cuando estoy cerca del maestro. Mi relación con los profesores es muy buena y divertida”, asegura Gloria.

Nuestra labor en Malaui

ProFuturo empezó a trabajar en Malaui en septiembre de 2019. Desde entonces, implementamos nuestro programa de educación digital en el campo de refugiados de Dzaleka, a unos 40 km de la capital. El campo acoge a unas 54.000 personas, de los que más de la mitad son niños y jóvenes y en su mayoría procedentes de la vecina República Democrática del Congo. 

En colaboración con Entreculturas y el Servicio Jesuita a Refugiados (JRS)  queremos garantizar una educación de calidad y un entorno seguro de aprendizaje en el único colegio de educación primaria que hay en este campo de refugiados. Asegurar la continuidad educativa de niños y niñas de entre 9 y 12 años en esta situación de emergencia es nuestro objetivo principal.