Historias

Me llamo Angel Ruth y poder enseñar a mis alumnos es un sueño

Angel Ruth Kalolo

Angel Ruth Kalolo, docente en Malaui

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Es una buena oportunidad para mí poder compartir mis capacidades y conocimientos con estos niños. Por eso decidí convertirme en profesora. Me encanta enseñar, es con lo único que sueño”

“Mi nombre es Angel Ruth Kalolo, soy congoleña y soy profesora y tutora de un centro de aprendizaje. Enseño principalmente a alumnos de cuarto curso y a alumnos de educación no formal”. De esta forma se presenta una de las docentes de ProFuturo en Malaui. 

Angel Ruth confiesa que, en la actualidad, enseñar es su máximo motor: Es una buena oportunidad para mí poder compartir mis capacidades y conocimientos con estos niños. Por eso decidí convertirme en profesora. Me encanta enseñar, es con lo único que sueño”.

Superando retos

Como docente del único colegio público de educación primaria del campo de refugiados de Dzaleka, en Malaui, Angel Ruth se ha tenido que enfrentar a numerosos retos en su labor como docente. Destaca uno principalmente: la barrera idiomática y cultural.

“Tenemos estudiantes de diferentes culturas, de diferentes nacionalidades y que hablan muchos idiomas. Muchas veces tus estudiantes no te entienden”. Angel Ruth admite que en ocasiones ha deseado poder hablar los idiomas de todos sus alumnos para que entiendan lo que ella quiere transmitir. “Como profesora, tengo que transferir el inglés a su idioma, lo cual es algo difícil.”

Otro de los grandes retos como docente resultó, como en el resto del mundo, adaptarse a las limitaciones de la enseñanza durante la pandemia de la Covid-19. Las TIC en las aulas permitieron sin embargo hacer frente a la obligada distancia social: “Con la tecnología que usamos, y el método con las tablets y los ordenadores, no necesitas utilizar tizas para escribir, directamente lo preparas todo en las tablets u ordenadores”.

El último desafío que destaca Angel Ruth afecta directamente a las niñas que viven en el campo de refugiados. La mayoría deben asumir primero sus responsabilidades en casa y con sus familias antes que su derecho a ir a la escuela. Esto se traduce en un abandono escolar frecuente en estos contextos de emergencia.

Nuestra labor en Malaui

ProFuturo empezó a trabajar en Malaui en septiembre de 2019. Desde entonces, implementamos nuestro programa de educación digital en el campo de refugiados de Dzaleka, a unos 40 km de la capital. El campo acoge a unas 54.000 personas, de los que más de la mitad son niños y jóvenes y en su mayoría procedentes de la vecina República Democrática del Congo. 

En colaboración con Entreculturas y el Servicio Jesuita a Refugiados (JRS)  queremos garantizar una educación de calidad y un entorno seguro de aprendizaje en el único colegio de educación primaria que hay en este campo de refugiados. Asegurar la continuidad educativa de niños y niñas de entre 9 y 12 años en esta situación de emergencia es nuestro objetivo principal.