El pasado 30 de junio arrancó en Sevilla la 4ª Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo (FdD4). Durante cuatro jornadas, Jefes de Estado y de Gobierno, ministros de finanzas, asuntos exteriores y cooperación para el desarrollo y otros representantes se dieron cita para debatir sobre cómo impulsar la inversión en el desarrollo sostenible, abordar la crisis de la deuda que afecta a algunos de los países más pobres del mundo y ayudarles a encontrar su voz dentro de la arquitectura financiera internacional.
El encuentro tuvo como propósito fortalecer la labor continua en estos ámbitos, especialmente para garantizar que sean aplicables a la infancia y que sus resultados también sean el eje central de políticas y estrategias. De ahí el valor añadido que supuso la participación de UNICEF. En colaboración con sus socios, la organización trabaja para analizar los presupuestos públicos, identificar las prioridades de gasto social o buscar mecanismos de financiación innovadores para involucrar al sector privado en el aprovechamiento de recursos para la infancia.
ProFuturo también estuvo presente en este encuentro. Tal y como recordó Magdalena Brier, según la UNESCO, en el mundo hay 272 millones de niños sin escolarizar. La falta de acceso a una educación de calidad tiene consecuencias devastadoras, ya que perpetúa la pobreza, la desigualdad y el subdesarrollo. En su intervención, la directora general de ProFuturo, quiso compartir algunas de las cifras que ha arrojado el programa tras casi una década de trayectoria:
- Más de 300 millones de euros invertidos en más de 30 países
- 1,8 millones de docentes formados
- 5,1 millones de estudiantes directamente beneficiados
- El 60 % del profesorado capacitado en el marco del programa ProFuturo muestra una mejora en sus habilidades y conocimientos digitales.
- En cuanto al alumnado, muestra evidencia de una mejora en su rendimiento académico según las pruebas nacionales estandarizadas en los centros educativos donde ProFuturo ha estado presente.
«Necesitamos una mayor colaboración entre todos los agentes que invierten y trabajan en educación: colaboraciones público-privadas que se complementen», aseguró Brier al final de su intervención. «Necesitamos invertir más y de forma más eficiente en educación: es decir, debemos invertir en intervenciones probadas y basadas en la evidencia. No podemos dejar a nadie atrás«.