Five Conditions for AI to Truly Transform Education

The integration of artificial intelligence (AI) into educational systems presents a significant opportunity to enhance the quality, equity, and efficiency of learning in Latin America. However, its impact will depend on the existence of enabling conditions that ensure effective implementation. Based on the framework proposed by the Inter-American Development Bank (IDB), this article outlines five essential components that should guide any digital transformation strategy in education involving AI.

Five Conditions for AI to Truly Transform Education

IA en america latina

Imagine a public school on the outskirts of a Latin American metropolis. A teacher attempts to use a digital platform that promises to adapt content to her students’ needs. But the internet is unstable, the tablets take minutes to power on, and ultimately, she returns to the blackboard because it’s the only thing that never fails. This scene is not exceptional. It reflects a region where educational technologies have often arrived without the necessary conditions to function effectively.

Now, with the advent of artificial intelligence, there is renewed interest in transforming education. Tools capable of personalising learning, automating administrative tasks, and providing real-time feedback generate great expectations. However, accumulated experience shows that technology alone does not transform education.

In its report AI and Education: Building the Future Through Digital Transformation, the Inter-American Development Bank proposes a clear and practical framework to ensure this transformation is effective and sustainable. Instead of starting with the tool, it invites us to begin with the conditions. This article summarises the five keys that should guide any strategy aiming to leverage AI not as a trend, but as a genuine driver of quality, equity, and efficiency in education.

Condition 1: Appropriate Devices

One of the most common mistakes in integrating educational technology has been assuming that providing computers or tablets is sufficient to generate changes in learning. The accumulated experience in Latin America—as demonstrated by the results of the “One Laptop Per Child” (OLPC) programme—reveals that without a clear pedagogical strategy, devices tend to be underutilised or become more of a logistical burden than a transformative tool.

The IDB’s report is clear on this point: devices must be functional, sustainable, and usable. This means they must respond to the real needs of the school environment and the type of teaching being promoted. Equipping an urban school with stable internet access is not the same as equipping a rural institution with electrical limitations. Therefore, the selection of the type of device should consider factors such as connectivity, climate, school infrastructure, and the student profile.

Moreover, having devices also implies having a technical maintenance plan: who is responsible for repairing the equipment? How often are they updated? Is there installed capacity to manage incidents without relying on external actors? Without these elements, devices tend to deteriorate quickly and lose their pedagogical utility.

Finally, those responsible must define a usage model adapted to the context. In some schools, individual use may work; in others, shared models are more viable and sustainable. The important thing is that access is guaranteed regularly and meaningfully.

Thus, devices are not the endpoint but the starting point, and their impact will always depend on strategic decisions that turn them into real tools for inclusion and educational improvement.

Condition 2: Meaningful Educational Connectivity

Having internet access in schools is no longer a luxury. However, assuming that any connection is sufficient is a costly mistake. True digital transformation requires educational connectivity—that is, stable, high-quality internet access available in all learning spaces, not just in the headteacher’s office or a specific classroom.

Here, the IDB proposes a clear standard: at least one megabit per second per student during peak demand times, with a strong signal in all pedagogical areas. This allows all students to simultaneously use basic online tools and a significant portion to access multimedia content without interruptions. This type of connectivity truly enables the effective use of AI-based platforms, interactive digital resources, and educational monitoring systems.

To achieve this, educational systems must start with a detailed technical diagnosis in each school, including information on current coverage, speed, electrical infrastructure, and physical conditions of the environment. Based on this diagnosis, a phased investment strategy can be designed, prioritising the most disconnected or vulnerable institutions first.

In many cases, especially in rural or hard-to-reach areas, the only viable way to meet these standards will be through public-private partnerships, leveraging existing infrastructure from telecommunications providers and technological solutions adapted to the local context.

Without meaningful educational connectivity, devices are little more than empty shells. Ensuring adequate connection is a necessary—though not sufficient—condition for AI and other technologies to have a real and equitable impact on education.

Los responsables educativos tienen hoy una oportunidad única: aprender de las lecciones del pasado y diseñar políticas basadas en evidencia, con foco en las necesidades del aula y del territorio.

Condición 3: contenidos digitales de calidad

La inteligencia artificial solo puede ser tan buena como los contenidos con los que trabaja. Sin materiales pertinentes, alineados con el currículo y adaptados al contexto local, incluso las plataformas más avanzadas terminan reproduciendo aprendizajes superficiales o irrelevantes. En muchos países de América Latina, uno de los riesgos más frecuentes es depender de contenidos genéricos, desarrollados fuera de la región y sin conexión con las realidades lingüísticas, culturales o pedagógicas del aula.

El BID insiste en que los sistemas educativos deben garantizar contenidos digitales de alta calidad, diseñados para apoyar los aprendizajes clave definidos por los marcos curriculares nacionales. Esto implica ir más allá del entretenimiento digital o de la mera digitalización de libros de texto. Se trata de crear recursos interactivos, accesibles, multilingües si es necesario, y pensados para el aprendizaje activo.

Una estrategia efectiva requiere que los contenidos sean inclusivos, sensibles a las diferencias culturales y lingüísticas, y capaces de responder a la diversidad del alumnado. En países con poblaciones indígenas o comunidades migrantes, esto supone un esfuerzo deliberado por ofrecer materiales en lenguas originarias y desde perspectivas culturalmente pertinentes.

Además, es fundamental involucrar a los docentes en la cocreación y selección de contenidos. Cuando los profesores participan activamente en la validación de materiales digitales, no solo se asegura mayor pertinencia pedagógica, sino también una mayor apropiación y uso en el aula. Los recursos digitales deben convertirse en aliados de la enseñanza, no en elementos externos impuestos desde fuera del sistema escolar.

Condición 4: competencias digitales docentes

Ninguna tecnología, por avanzada que sea, puede reemplazar el rol pedagógico del docente. La inteligencia artificial puede automatizar tareas, ofrecer recursos personalizados y generar datos en tiempo real, pero es el profesor quien decide cómo, cuándo y para qué utilizar esas herramientas en función de los objetivos de aprendizaje. Por eso, formar a los docentes en competencias digitales no es un complemento: es un pilar fundamental de cualquier estrategia educativa con IA.

El BID subraya que la transformación digital solo será efectiva si los docentes están capacitados para seleccionar, adaptar y evaluar herramientas digitales según las necesidades de sus estudiantes. Esto exige mucho más que cursos teóricos sobre tecnología: exige una formación continua, práctica y contextualizada, centrada en resolver desafíos reales del aula.

El primer paso para esto es realizar un diagnóstico de competencias digitales existentes, que permita entender los niveles de familiaridad tecnológica, las brechas por cerrar y los enfoques formativos más adecuados. Luego, se deben diseñar itinerarios formativos diferenciados, con énfasis en el uso pedagógico de las tecnologías y no solo en su funcionamiento técnico.

También es muy importante que los docentes desarrollen habilidades críticas para analizar los riesgos y potencialidades de las herramientas de IA: sesgos algorítmicos, protección de datos, calidad de los contenidos, entre otros. Los docentes no pueden ser simples “usuarios” de tecnología, sino que deben convertirse en agentes activos de su integración pedagógica.

Esto quiere decir que, si la inteligencia artificial va a transformar la educación, será porque potencia —y no reemplaza— el trabajo docente. Por ello, formar a los profesores para ejercer este nuevo papel es, quizás, la inversión más estratégica que pueden hacer los sistemas educativos de la región.

Condición 5: gobernanza y monitoreo

Las políticas educativas que tienen éxito están respaldadas por algo más que buenas ideas o tecnologías prometedoras: detrás de una política educativa exitosa hay liderazgo institucional, claridad de objetivos y capacidad de seguimiento. La transformación digital con inteligencia artificial no es la excepción. Requiere un modelo de gobernanza sólido, capaz de coordinar múltiples actores, alinear recursos y ajustar las estrategias sobre la marcha.

El BID destaca que toda política de tecnología educativa debe partir de una teoría de cambio clara, con metas medibles y una hoja de ruta que permita monitorear avances y corregir desvíos. Esto implica ir más allá de la distribución de equipos o la activación de plataformas: se trata de construir una estructura institucional que acompañe todo el ciclo de implementación.

En la práctica, esto supone crear unidades técnicas o comités intersectoriales responsables de la estrategia digital, con capacidad para tomar decisiones basadas en evidencia. También se deben definir indicadores concretos de uso, calidad e impacto, que permitan saber no solo si la tecnología se está utilizando, sino si está mejorando efectivamente los aprendizajes.

Además, es indispensable establecer mecanismos de evaluación continua y ajuste, especialmente en un campo tan dinámico como la inteligencia artificial. Las decisiones no pueden basarse únicamente en intuiciones o tendencias del mercado, sino en datos rigurosos, experiencias piloto y aprendizajes acumulados.

Sin una gobernanza efectiva, las estrategias digitales corren el riesgo de fragmentarse, perder foco o depender de liderazgos individuales. Para que la IA realmente transforme la educación, debe estar integrada en una visión sistémica, con instituciones capaces de sostenerla y mejorarla en el tiempo.

La revolución pendiente

La inteligencia artificial tiene la capacidad de transformar la educación en América Latina, pero ese potencial no se activará por sí solo. No basta con sumar nuevas tecnologías al sistema; es necesario repensar cómo se enseña, cómo se aprende y cómo se gestiona la educación, desde una visión estratégica e inclusiva.

Las cinco condiciones propuestas por el Banco Interamericano de Desarrollo —dispositivos adecuados, conectividad educativa significativa, contenidos de calidad, competencias docentes y gobernanza efectiva— no son recomendaciones opcionales.  Son requisitos mínimos para asegurar que la IA contribuya realmente a mejorar la calidad, la equidad y la eficiencia del aprendizaje.

Los responsables educativos tienen hoy una oportunidad única: aprender de las lecciones del pasado y diseñar políticas basadas en evidencia, con foco en las necesidades del aula y del territorio. Si la IA se implementa sin estas condiciones, corre el riesgo de convertirse en una moda costosa y poco efectiva. Pero si se integra con visión, planificación y compromiso, puede ser una herramienta poderosa para cerrar brechas y ampliar oportunidades.

El éxito no dependerá tanto de la tecnología, sino de las decisiones informadas y sostenidas que se tomen desde ahora.

You may also be interested in…