Cris, una escuela entre flora y fauna

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Cris, una escuela entre flora y fauna

Cris Cruz, a quien también llaman Tuica (significa Tierra en kameba), es el protagonista de una de nuestras historias transformadoras que hemos reflejado en el libro Compromiso con la educación. Cris tiene 10 años y vive en la comunidad de Três Unidos, a 60 kilómetros de Manaos, en la selva amazónica de Brasil. Esta es […]


Cris Cruz, a quien también llaman Tuica (significa Tierra en kameba), es el protagonista de una de nuestras historias transformadoras que hemos reflejado en el libro Compromiso con la educación. Cris tiene 10 años y vive en la comunidad de Três Unidos, a 60 kilómetros de Manaos, en la selva amazónica de Brasil. Esta es una pequeña crónica de su jornada escolar, que comienza a las seis de la mañana con un trayecto a su escuela. Durante ese camino, la flora y la fauna son protagonistas absolutas, ya que  cada día él camina entre guacamayos y loros, armadillos, agoutis, pacas, jaguares y caimanes como Rodolfa para acceder a su escuela. Esta ocupa el centro de la comunidad Kambeba, que cree firmemente en la educación como la mejor herramienta para viajar al futuro. Un futuro que conecta la tradición con lo global, el relato oral con la tecnología más sofisticada y donde la igualdad de oportunidades para niñas y niños de las poblaciones más desfavorecidas será ya una realidad. Todo el trabajo está guiado por la tradición del pueblo Kambeba y sigue los principios de la educación indígena, donde la observación es la herramienta pedagógica fundamental: sirve para guiar con el ejemplo y permite asimilar el conocimiento que proviene de los ancianos. 

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En el último año, su escuela no tuvo estudiantes repetidores. Los buenos resultados y la metodología bilingüe, que enseña en portugués y kambeba, han tenido repercusión en la prensa especializada nacional y han llamado la atención de profesores de la Universidad de Columbia, en Estados Unidos.

Cris sueña con ir a la universidad y con ser un conocido futbolista, pero a veces también tiene pesadillas con el río y los caimanes. Él y su familia son indios kambeba, un pueblo indígena de gran importancia en la historia de la Amazonia que fue considerado prácticamente extinto hasta mediados del siglo xx. A partir de la década de 1980, los kambeba comenzaron a desempeñar un importante liderazgo local.

En la actualidad, son más de mil quinientas personas distribuidas en cinco comunidades: cuatro en la céntrica región de Solimões y una —Nuestra Señora de la Salud— en el bajo río Negro, en el margen derecho del río Cuieiras. En Nuestra Señora de la Salud viven 106 personas, la mayoría descendientes o parientes de Diamantina Cruz da Silva, de cincuenta y siete años, y de Waldemir Cruz, de sesenta años, tíos abuelos de Cristiano, quienes fundaron la comunidad en 1991.

La selva es el primer aula donde aprenden los niños de Três Unidos; conocer los secretos de la naturaleza es una pieza clave en su educación y es algo que sabe muy bien Cris. Por las mañanas, tras asearse, vestirse y desayunar plátano frito cultivado en su comunidad, coge la mochila, sale de su pequeña casa de madera y pone rumbo a la escuela, atravesando un bosque todavía húmedo por el rocío de la noche. En su silencioso camino se cruza con otros miembros de la comunidad, que comienza a desperezarse y a inundar el paisaje con cestas de frutas, alimentos, artesanías y sombrillas para protegerse del sol.

Parte del trayecto al colegio se hace en canoas de madera. Son uno de los vehículos principales para desplazarse por la zona. Todas las mañanas, Tuica y sus 23 compañeros de estudios van al colegio. La escuela, inaugurada en 2013 por el Ayuntamiento de Manaos, está situada sobre una estructura de madera a orillas del río Cuieiras, abriéndose a la comunidad e integrándose en ella sin muros ni vallas. Cuenta con dos aulas, una cocina, un comedor, un baño y un tele centro completo.

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