El acceso a una educación digital inclusiva y segura es una extensión del derecho universal a la educación. Este enfoque promueve que niños y niñas adquieran no solo competencias tecnológicas, sino también valores éticos, pensamiento crítico y una comprensión responsable del entorno digital. La educación digital debe ser una herramienta para proteger a la infancia frente a los riesgos online y para fomentar su participación activa en la sociedad digital.
Fundación Telefónica y Fundación ‘la Caixa’ trabajan en 27 países para para hacer realidad estos principios. A través de ProFuturo, su programa de innovación educativa con tecnología, llevan recursos digitales y formación docente a más de 3.000 escuelas de contextos vulnerables, asegurando que millones de niños y niñas puedan aprender, crear y prosperar en igualdad de condiciones. Su labor se centra en promover una educación digital equitativa y transformadora que coloca a la infancia en el centro.
En Malaui, en el campo de refugiados de Dzaleka, donde ProFuturo trabaja para garantizar una educación de calidad y un entorno seguro de aprendizaje en el único colegio de educación primaria del campo, el testimonio de Gloria Tshipata, de 11 años refleja este impacto. «El colegio es importante para mí porque me enseña para el futuro y puedo tener éxito cuando crezca. De mayor quiero ser doctora para poder tratar a las personas enfermas», cuenta. «Uso la tecnología: las tabletas son divertidas y me gusta hacer actividades con ellas; conozco muchas cosas interesantes que me han ayudado a tener mayor conocimiento». En este contexto de emergencia, ProFuturo asegura la continuidad educativa de niños y niñas de 9 a 12 años con recursos digitales y docentes formados.
En Akkar, en el colegio Al Maymouna, los testimonios de Khaldoun Al Masri (12), Maria Al Hassan (10), Obayda Abdo (10) y Aleen Omari (10) refuerzan esta idea: Khaldoun quiere ser ingeniero, se inspira en su tía y utiliza los juegos de matemáticas de ProFuturo para practicar y comprender mejor; María aspira a ser diseñadora gráfica y valora poder repetir actividades hasta dominarlas — «me hacen la lección fácil de aprender» —; Obayda sueña con ser doctor, mejora su comunicación en inglés y árabe y destaca que «la tableta me da vídeos, fotos y ejercicios que explican la clase de forma sencilla»; y Aleen, motivada por sus padres, quiere ser doctora y encuentra en ProFuturo un aprendizaje divertido e interactivo que convierte la escuela en su «segundo hogar».
También Carmen, quien vive en Guinea Ecuatorial, donde ProFuturo trabaja desde hace años, sueña con ser abogada de derechos de la niñez: «hay algunos niños que no me gusta ver cómo les tratan, entonces por eso he decidido ser abogada de derechos de los niños». Su vocación nació de ella misma y ahora, a sus 12 años, se inspira viendo canales donde aparecen abogados. Sus materias favoritas son Matemáticas y Ciencias Naturales, y las tabletas de ProFuturo la han apoyado especialmente en Ciencias Sociales: «las tablets me hacen aprender un poquito mejor».
En Latinoamérica, la voz del aula digital también impulsa sueños diversos. Dentro del proyecto impulsado en la región de Cajamarca, en Perú, una aldea rodeada de montañas a más de 900 kilómetros de Cuzco, Luis, de 11 años, sueña con ser ingeniero civil. En su escuela, lo que más le entusiasma son las asignaturas como Matemáticas y Educación Física. «A mí me gustan las matemáticas: ahí aprendemos una variedad de cosas, aprendemos a multiplicar, hacer divisiones, las potencias, y mucho más», explica.
Con las tabletas de ProFuturo, Luis explora además Ciencias, donde disfruta aprendiendo sobre el medio ambiente, los animales y las plantas; y en Comunicación le apasiona narrar y leer historias. La tecnología, unida a su curiosidad, le abre caminos para expresarse, razonar y crear. También Jordan, de 10 años, uno de cinco hermanos, proyecta un futuro entre el arte y la ingeniería. También quiere ser ingeniero, pero ingeniero de minas, inspirado por su tío.
Cuenta que, con las tabletas, disfruta especialmente de Matemáticas: «A mí me gustan porque hacemos sumas, restas y multiplicaciones». En Ciencias, le atrae aprender sobre las plantas y el ser humano; y en Comunicación le gusta leer y narrar textos. Su testimonio evidencia cómo el entorno digital de ProFuturo potencia el trabajo por habilidades, combina juego y aprendizaje, y fortalece la confianza para perseguir metas.
En una fecha dedicada a los derechos de la infancia, ambas instituciones recuerdan que educar en lo digital también es proteger: garantizar el acceso, la seguridad y la inclusión en el ámbito tecnológico es asegurar el ejercicio pleno de los derechos de niños y niñas en el siglo XXI. Además, promover recursos educativos abiertos, la formación docente en competencias digitales y la participación del estudiantado en decisiones tecnológicas asegura que la transformación digital refuerce equidad, inclusión y mejores resultados de aprendizaje.