João Pedro nos cuenta en primera persona su inspiradora experiencia vital como educador, en la ciudad de Manaos, la capital más poblada de la Amazonía y pionera la implantación de ProFuturo en este gran país de América Latina.
João Pedro Rebelo es formador de ProFuturo en Brasil. Licenciado en Ciencias Biológicas por la Universidad del Estado de Amazonas, João Pedro nos cuenta en primera persona su inspiradora experiencia vital como educador de la mano de un director de escuela, José Roberto Alencar, cuya vocación por la formación está transformando la comunidad educativa de la Escuela EMEF Alan Kardec en la ciudad de Manaos, la capital más poblada de la Amazonía y pionera la implantación de ProFuturo en este gran país de América Latina.
“Al llegar al EMEF Alan Kardec, en Manaos, para realizar una formación de ProFuturo, me encontré a un simpático señor en la puerta de la escuela al que saludé y pedí que me presentara al director. “Soy yo mismo”, me dijo amable José Roberto Alencar.
Aquella escena mostraba la inspiradora personalidad de José Roberto. Un hombre sencillo y dispuesto, siempre comprometido con la comunidad a través de su participación activa en la vida escolar alejada por completo de la política de puertas cerradas.
Comenzamos a hablar de educación. Inmediatamente noté que la visión de tan singular director acerca de la enseñanza y del ser humano era decisiva en la práctica que realizaba para el desarrollo de la escuela. Además de conseguir una fuerte conexión con la comunidad, José Roberto lograba un perfecto engranaje con el cuerpo docente fomentando el compromiso de todos.
Resultado de ello fue que inspiró definitivamente a los profesores a especializarse en la educación inclusiva. Actualmente, el centro educativo Alan Kardec es conocido por recibir a alumnos procedentes de otras escuelas y de diferentes lugares con necesidades de educación especiales. No obstante, aún quedan otras necesidades extraordinarias por cubrir porque el desarrollo de una escuela adaptada no es posible con el actual presupuesto que reciben. El educador siempre habla de la “lucha por la inclusión”, pues para él “donde hay voluntad, hay camino por avanzar”.
Invitado a asumir la gestión de la escuela en 2010, el educador volcó todo su conocimiento y experiencia en promover el desarrollo de la inclusión de niños con discapacidad. Cuando tomó las riendas de la escuela aún era una construcción anexionada a otra institución, y no fue hasta después cuando tuvo edificio propio. A día de hoy, cuenta con 12 aulas, 24 clases de alumnos y atienden alrededor de 700 niños de la región periférica.