El Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 4, con el que ProFuturo está comprometido, defiende que todos los niños y niñas, independientemente de su contexto y situación, deberían acceder a una educación de calidad. Desde su experiencia, ProFuturo entiende que, para poder alcanzar dicho objetivo, ha de realizarse una apuesta por el aprendizaje digital, inclusivo y personalizado.
Desde el Observatorio ProFuturo se ha realizado una investigación sobre iniciativas que abordan los siguientes retos por su importancia en aras de lograr la inclusión y la personalización:
El emprendimiento social desde la educación.
La educación en áreas geográficas remotas.
La continuidad en el aprendizaje de niñas y niños refugiados.
El nuevo número de Retos analiza cómo el emprendimiento social desde la educación se convierte en un planteamiento que impacta en el desarrollo de una sociedad al resolver problemáticas sociales reales.
El emprendimiento social en educación enfocado a contextos de vulnerabilidad ofrece alternativas al sistema educativo formal. Su objetivo primordial es preparar a las nuevas generaciones desde una conciencia social que les convierta en agentes activos dentro de sus comunidades.
La educación como arma de justicia social pretende facilitar el acceso y garantizar el derecho básico a una educación digna hasta en el lugar más recóndito del planeta. Merece especial atención el papel que juega la tecnología como facilitadora de la universalización de la educación en las regiones más desconectadas de una sociedad que vive en una era caracterizada por una globalización profunda.
¿Un derecho básico o un privilegio?
En este número encontramos también un análisis del informe “Turn the Tide: Refugee Education in Crisis de ACNUR”, publicado el 29 de agosto de 2018, y que señala que cuatro millones de niñas y niños refugiados no asisten a la escuela.
Al finalizar 2017, la cifra de refugiados ascendía a más de 25,4 millones en todo el mundo. El 52% – más de la mitad – eran niños y niñas, de los cuales 7,4 millones se encontraban en edad escolar. Desde una perspectiva global, sólo el 61% de ellos tiene acceso a la educación primaria, en comparación con el 92% que accede en todo el mundo.
La educación es un derecho básico, pero en el caso de estos jóvenes, se sitúa como un privilegio. Numerosas iniciativas intentan cubrir esta urgencia escolar, entre ellas, ProFuturo. Desde su propuesta educativa digital se suma a la lucha por asegurar la continuidad educativa de las comunidades de refugiados, como demuestra el reciente acuerdo firmado con el fondo Education Cannot Wait.