Como responsable del Observatorio ProFuturo, Javier González Casado explica cómo este se centra en las mejores iniciativas, tendencias y experiencias en torno a la educación digital inclusiva, al tiempo que es laboratorio de aprendizajes en diferentes latitudes y respecto a las metodologías más eficaces para su mejora constante.
Hace dos años y medio largos, ProFuturo asumía el enorme desafío de proporcionar educación de calidad a 10 millones de niños en entornos vulnerables de nuestro planeta. Su misión: contribuir a la reducción de la brecha digital que impera en el mundo. Con estas coordenadas, nace su Observatorio, un elemento clave para la evolución del Programa. Javier González Casado explica su misión y retos para el 2019.
¿En qué consiste exactamente un Observatorio como el de ProFuturo, y cuál es su fin?
El observatorio ProFuturo viene a ser el I+D de nuestro Programa, porque nos ayuda a mejorar la solución educativa a través de la transformación digital. En realidad, nace como herramienta de gestión de conocimiento, interno y externo, en torno al aspecto central de nuestro trabajo: la educación digital en entornos vulnerables de países en desarrollo. El debate y la reflexión son nuestras herramientas de trabajo con el objetivo de dar validez educativa a todo lo que hacemos. Y es que, queremos ser un referente mundial en la investigación sobre diagnósticos de la realidad y las tendencias sociales y educativas, además de ser laboratorio para testear la solución ProFuturo y su implicación en el sistema educativo, que, en realidad, es un modelo complementario para zonas vulnerables.
Poseedor de una mirada internacional al servicio de la comunidad educativa, el Observatorio ProFuturo busca dar respuesta a los retos educativos del siglo XXI en entornos vulnerables:
• Rastreando, analizando y profundizando en aquellas iniciativas educativas de impacto que se estén desarrollando principalmente en entornos vulnerables, desde una óptica digital (tanto en los medios utilizados, como en las competencias trabajadas).
• Colaborando con otros nodos de innovación educativa existentes, que tienen una visión aspiracional semejante.
El público educativo al que está dirigido comprende la comunidad educativa ya implicada en ProFuturo (docentes, directivos, familias…), y también a todo aquel agente que opera en el ámbito de la intervención social en diferentes niveles de compromiso. Queremos atraer el interés de la Comunidad Educativa en su globalidad, para lo cual hemos habilitado un espacio concebido para realizar consultas sobre diversas preocupaciones educativas relacionadas con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de Naciones Unidas, con especial atención al ODS 4 Educación de Calidad.
¿Con qué tipos de socios contáis y cuáles son sus roles?
La propuesta de ProFuturo implica a todos los agentes educativos: directores de centro y docentes, estudiantes y familias, así́ como otros agentes sociales, educativos e institucionales, pues es la única forma de garantizar que el programa sea sostenible y accesible para todos.
Asimismo, se han establecido unos procesos para medir y evaluar los impactos de mejora continua para que sea adaptable y replicable en otros centros educativos.
Los socios pueden ser expertos en tendencias y mejores prácticas de educación; socios potenciales con experiencia en la implantación de proyectos sociales en terreno; co-financiadores y proveedores de recursos materiales y/o capital humano; expertos influyentes en la definición de políticas educativas para la implementación y evaluación del impacto de la educación digital en entornos vulnerables, y expertos en aplicación de nuevas tecnologías como herramientas de innovación para la inclusión en metodologías y contenidos educativos: conectividad, plataformas LMS, formatos digitales interactivos.
Los roles de todos ellos son diferentes, dependiendo de su grado de implicación y de la fase de implantación, dividiéndose en: fase de investigación, fase de desarrollo, fase de implantación y fase de control.
También hay que destacar la firma de acuerdo entre ProFuturo y la Comisión Interamericana de Telecomunicaciones (CITEL) de la Organización de los Estados Americanos (OEA), para la puesta en marcha de nuestro programa en cinco países. Las alianzas con el sector educativo como la UNESCO y aliados en el terreno, como World Vision, Save the Children o Fundación Entreculturas, que favorecen nuestro ‘aterrizaje’ en países; la alianza con La Universidad Pontificia de Salamanca y la Universidad de los Andes para el desarrollo de plataformas de medición de resultados e impactos. Los acuerdos directamente con gobiernos y con socios locales.
Sin las colaboraciones, las alianzas y los nuevos socios protectores, no sería posible el buen desarrollo del proyecto.
¿Y cómo recibe la Comunidad Educativa, incluyendo la ONU, al Observatorio ProFuturo?
El proyecto tiene una gran acogida, pues se trata de un modelo de actuación basado en el empoderamiento a docentes y escuelas, en aras de garantizar al máximo la sostenibilidad y continuidad. Y nuestra propuesta digital, entendida como palanca que acompaña a la innovación educativa, es el “motor real” para una verdadera transformación -a escala- de los procesos educativos.
Si, como señalan numerosos estudios, la educación de calidad acelera el progreso, la inclusión y la convivencia, esta solo podrá ser una realidad global si se maximizan esfuerzos con un punto de partida de recursos mínimos, para lo que se requiere que la innovación educativa digital sea el núcleo central de nuestro desempeño.