Cierro el año con dos viajes prácticamente encadenados: Nigeria y Liberia, y no puedo dejar de pensar lo doblemente afortunada que soy. En primer lugar, por poder disfrutar de mi familia y amigos; en segundo, por tener una estabilidad social que me permita desarrollar mi trabajo y crecer como persona en un ambiente de paz. Sin embargo, es triste tener que pasar por determinadas experiencias para poder valorar todo lo que tenemos en nuestras vidas. ¿No podríamos empezar a hacerlo desde ya? Esta es mi reflexión después de mi último viaje de 2019.
Nigeria: en contra de lo que se dice, los nigerianos son gente amable y abierta. Cuando los ves trabajando codo con codo, cuesta entender la aparición de facciones extremistas en contra de determinada religión o ideología, y que en su lucha sin sentido se llevan por delante vidas inocentes. La fuerza del equipo local reside en la profunda convicción de la necesidad de educar a los niños y de sacarlos de la calle. Es un país azotado por el terrorismo, especialmente en los estados del norte.
Liberia: sorprende lo abiertos que son con los extranjeros y es motivo de risas que les cueste pronunciar tu nombre; “¿cómo te llamas? es el primer tema a tratar para poder presentarse ellos a su vez. Obviamente el segundo tema una vez conocen tu nombre y de dónde procedes… es el ¡fútbol! ¿Real Madrid o Barcelona?… y ya tienes material para conversar o discutir un ratito en función de si les gusta el mismo equipo que a ti, o no.
Nadie mejor que ellos puede hablar de superación; después de una cruenta guerra llegó el ébola y después, la fiebre de Lassa, y aún hoy en día siguen presentando batalla.
Y desde mi última visita, a ambos equipos les he visto crecer. He visto que las grandes personas que componen los dos equipos de trabajo locales se han hecho más grandes; son más fuertes, más hábiles y más conscientes de lo importante que es ayudar a las nuevas generaciones para aumentar sus posibilidades de labrarse un futuro sólido.
Desde aquí quiero aprovechar la ocasión para agradecerles, a ellos, y al resto de personas comprometidas con la educación que trabajan a nuestro lado en todos los países en los que estamos presentes, su dedicación y compromiso y desearles que el 2020 llegue cargado de buenos recuerdos, retos conseguidos y mucho mucho crecimiento personal y profesional.
Y a todos los que estáis ahí, compañeros, amigos, ángeles de la guarda y lectores…. También para vosotros… ¡Felices fiestas!!
Amaya Villachica Murrieta
Área de Formación