Sofía Fernández de Mesa, directora general de ProFuturo, hace balance de los dos años de trabajo de la fundación, de su compromiso por llevar educación digital de calidad a entornos vulnerables y valora los retos a corto y medio plazo a los que ProFuturo se enfrenta. Para la directora, uno de los objetivos de ProFuturo es que el programa perdure «más allá de nuestra intervención, de manera que entre todos logremos un cambio sistémico para generar oportunidades reales de futuro».
¿Cómo comenzó ProFuturo y por qué?
Fundación ProFuturo nace formalmente el 13 de julio de 2016, con el acuerdo entre Fundación Telefónica y Fundación Bancaria La Caixa, que comparten el objetivo de mejorar la calidad educativa de niños en entornos vulnerables y con el apoyo de la tecnología digital.
Y es que, a pesar de los avances registrados en las tasas de escolarización, la calidad sigue siendo una asignatura pendiente a nivel mundial. En la actualidad, según datos de la Unesco, la cifra de niños que, tras pasar cuatro años en la escuela no han adquirido los conocimientos básicos de lectura y matemáticas, asciende a 250 millones. Esta realidad está conectada con el hecho de que, en estos entornos donde ProFuturo opera, una gran mayoría de los docentes no cumplen con los estándares nacionales básicos de formación. De ahí que el foco principal de nuestro esfuerzo sean precisamente los profesores.
¿Y por qué a través de la educación digital?
Porque es una manera eficiente de llevar una educación de calidad a cualquier rincón del mundo, y porque en el contexto de la revolución tecnológica que vivimos en estos días es necesario que los niños se preparen adquiriendo estas nuevas competencias.
Bajo esta perspectiva, el programa necesitaba llegar a los niños, pero la clave del éxito se encuentra en el docente, y por eso, centramos nuestro esfuerzo en ellos dándoles soporte y apoyo continuos. Nuestra capacitación a los docentes, especialmente en tecnologías de la información y metodologías innovadoras de enseñanza, nos permite motivarlos y capacitarlos para la integración de la tecnología en su práctica pedagógica.
¿Cuáles son los retos de ProFuturo y cuál su misión?
Nuestra misión es mejorar la calidad educativa de niños y niñas en entornos vulnerables a través de la tecnología digital, y nuestro objetivo es llegar a 10 millones en 2020.
Diría que el principal reto que afrontamos es la adopción por parte de los profesores de estas herramientas digitales educativas. Se trata de que las perciban como un apoyo que les haga más fácil su día a día en clase. Para ello, es necesaria una formación adaptada a los distintos niveles de familiaridad de estos docentes con las tecnologías digitales.
Pero hay otros retos en los que también invertimos mucho esfuerzo, como son la respuesta a la precariedad de las infraestructuras, como son el acceso a la conectividad y energía en zonas remotas, que pasan por buscar soluciones innovadoras. Y no es menos relevante para nosotros el establecimiento de alianzas sólidas que nos están permitiendo avanzar desde el punto de vista educativo, desde la operación, o desde la propuesta tecnológica, y muy importante, desde lo institucional en nuestra relación con las autoridades educativas locales.
Pretenden lograr que los niños de África, América Latina y Asia, tengan la misma formación que sus pares en España, Francia o Estados Unidos, ¿Cómo lo van a conseguir?
La clave de lo que hacemos está en los socios que tenemos en terreno. En América Latina, contamos con las Fundaciones Telefónica locales, y en África y Asia hemos elegido aliados que forman parte de esta iniciativa desde una perspectiva de colaboración mutua. Porque, además, queremos que el programa perdure más allá de nuestra intervención, de manera que entre todos logremos un cambio sistémico para generar oportunidades reales de futuro.
¿Cuál es el balance de estos dos años de recorrido?
La verdad que estos 2 años han sido intensos, apasionantes y fructíferos en el avance e implantación del programa. Si tuviera que resaltar algo, sería el trabajo de los equipos para conseguir estar presente en 23 países con una oferta integral que se pueda adaptar a cada contexto donde operamos, y el haber llegado a más de 5,5 millones de niños.
ProFuturo ya trabaja con datos. ¿Qué implica esto?
Nuestro trabajo no tendría sentido si no medimos nuestro impacto y conseguimos tener un proceso de mejora continua para poder ir adaptándonos e innovando en función de las necesidades tan cambiantes en un mundo digital. Poder contar con herramientas de “learning analytics” y la ayuda del equipo de Big Data for Social Good, son cruciales para el éxito de nuestra intervención. Y para todo ello, contamos con el expertise de Telefónica.
¿Cómo aterriza ProFuturo en un país donde no existen operaciones del Grupo Telefónica y qué es lo que los mueve a elegir un país sobre otro en su escala de prioridades?
Partimos siempre del contexto social y educativo del país, para lo que tenemos en cuenta aspectos como el IDH, o los niveles de alfabetización y la existencia de políticas educativas; por otra parte, confirmamos la viabilidad desde el punto de vista operativo, y por último aseguramos el establecimiento de acuerdos con socios locales fuertes y con experiencia.
¿Por qué África y Asia?
Porque nuestra visión es conseguir que, con independencia del país de origen, todos los niños puedan un día tener acceso a la misma calidad educativa. África y Asia son los continentes en los que es mayor esta brecha. Por otra parte, estamos viendo que cada vez más este es percibido como un problema que nos afecta a todos. Me refiero a cómo la educación puede ayudar a disminuir los casos de inmigración forzosa, un tema de actualidad en la agenda pública de muchos países y que hay que abordar con soluciones realistas, prácticas y eficaces.
Si tuviera que enumerar las mejores prácticas de ProFuturo, ¿en qué pensaría?
En estos dos años hemos aprendido mucho, pero hemos tenido la suerte de no empezar de cero y nos hemos podido nutrir de esas mejores prácticas que tanto Fundación Telefónica como Fundación Bancaria La Caixa tienen después de tantos años trabajando por el desarrollo de los países que más lo necesitan.
La medición del impacto, la mejora continua de los procesos, así como el soporte presencial y el foco en el docente, son esenciales para lograr la transformación educativa que perseguimos.
¿Cómo contribuye ProFuturo a los ODS de Naciones Unidas?
El Objetivo de Desarrollo Sostenible al que directamente contribuye ProFuturo es el ODS 4 (educación de calidad). Pero no es el único; de manera más indirecta también tiene impacto en el 5 (igualdad de género), el 10 (reducción de las desigualdades), y el 17 (alianzas para lograr nuestros objetivos).
Queremos que los ODS de Naciones Unidas sean transversales a lo que tanto los docentes como los niños y niñas estén enseñando y aprendiendo. Nuestra idea es transformar la manera en que los docentes dan sus clases y que tomen los ODS como referencia.