En julio de 1951 se celebraba en Ginebra la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados, un encuentro en el que se definió formalmente el término “refugiado” y se consensuaron los derechos y las obligaciones legales de los Estados para protegerlos.
Hoy esta definición se aplica a toda aquella persona que «debido a fundados temores de ser perseguida por motivos de raza, religión, nacionalidad, pertenencia a determinado grupo social u opiniones políticas, se encuentre fuera del país de su nacionalidad y no pueda o, a causa de dichos temores, no quiera acogerse a la protección de tal país; o que, careciendo de nacionalidad y hallándose, a consecuencia de tales acontecimientos, fuera del país donde antes tuviera su residencia habitual, no pueda o, a causa de dichos temores, no quiera regresar a él».
En el Día Mundial del Refugiado, que se celebra cada 20 de junio, ProFuturo reafirma su compromiso con la educación, trabajando para garantizar un espacio de aprendizaje seguro a niños y niñas, proporcionándoles materiales educativos y otras herramientas que faciliten el aprendizaje en situaciones de emergencia y ante crisis prolongadas.
Según datos de ACNUR publicados este mismo mes, a finales de 2024, en el mundo había más de 120 millones de personas desplazadas por la fuerza a causa de persecuciones, conflictos, violaciones a los derechos humanos, acontecimientos que alteraron gravemente el orden público y otras formas de violencia. Entre ellas, 8,4 millones son solicitantes de asilo y más de 36 millones son refugiados.
En colaboración con socios como precisamente ACNUR, Save the Children o Entreculturas, el programa está presente en países como Nigeria, Zimbabue, Ruanda, Tanzania, Malawi, Jordania o Líbano. En este último punto, la labor del programa es especialmente intensa. Entre los retos planteados para este 2025, ProFuturo aspira a impactar en esta región en 29 escuelas, más de 2.000 estudiantes y 60 docentes.
Además, desde 2019, también comprometido con el GRF (Global Refugee Forum), asumiendo el compromiso de proporcionar «tecnología educativa para la enseñanza y el aprendizaje en entornos de refugiados», desempeñando también un papel muy activo en el Grupo de Trabajo de Educación Conectada y en el Reto de Educación Conectada para Refugiados, promovido por ACNUR.