¿Cuál es el origen del #ProFuturoMangoChallenge?

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¿Cuál es el origen del #ProFuturoMangoChallenge?

En ProFuturo, mango no sólo significa un tipo de fruta: hay mucho más allá del sabor dulce de esta fruta que, desde hace algún tiempo, en ProFuturo asociamos a la educación y también a las risas y a la diversión. Este mango es tan popular que hasta tiene un hashtag: #ProFuturoMangoChallenge, y hemos decidido que […]

En ProFuturo, mango no sólo significa un tipo de fruta: hay mucho más allá del sabor dulce de esta fruta que, desde hace algún tiempo, en ProFuturo asociamos a la educación y también a las risas y a la diversión. Este mango es tan popular que hasta tiene un hashtag: #ProFuturoMangoChallenge, y hemos decidido que es buen momento para contaros más sobre él. Amaya Villachica, del área de formación y soporte, nos desvela en este post uno de los mayores secretos de los compañeros de ProFuturo: el origen de este baile adictivo y que genera risas y promueve el buen ambiente. 

Es curioso cómo empiezan las cosas en la vida porque… ¿cómo empezó esta costumbre de bailar El Mango? Es sencillo: un mensaje de móvil que recibí de la “madrastra” de mi hija pequeña (que realmente es su madrina, pero decía que era tan mala madrina que tendríamos que cambiarle el nombre por “madrastra”…)  con un vídeo en el que aparecía un señor con bigote, peluca negra y gafas de sol, ataviado con un vestido de rayas y un bulldog francés a sus pies. Este le miraba impertérrito mientras él bailaba de una forma ridícula una cancioncilla sobre cómo conseguir comerse un mango.

Pues bien, este vídeo tan tonto empezó a circular por la oficina y esa misma tarde tres compañeras del equipo de operaciones imitamos el baile y nos grabamos haciéndolo. Resultó tan divertido que cualquier excusa era buena para comenzar a bailarlo… y acabamos haciéndolo en una formación con los coaches de Guinea Ecuatorial.

A partir de ese momento, no hay formación que se precie en la que no se baile el mango; pero eso no es todo: lo hemos bailado con niños en colegios, en reuniones nacionales de docentes y directores, en formaciones internas del equipo, en la cena de Navidad (incluyendo al resto de los clientes del restaurante)… ¡Hasta mi abuela de 94 años ha bailado el mango en una celebración familiar!  He de confesar que la frase: “¿a que no eres capaz de hacer que tal persona baile El Mango?” se convierte en un desafío imposible de rechazar.

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