Los sistemas educativos de este siglo están profundamente influenciados por la tecnología, tanto en su objetivo fundamental de educar a las generaciones de la sociedad digital como en las herramientas e interacciones que utilizan para desempeñar su función. Esto implica que los docentes deben poseer competencias digitales para lograr sus objetivos pedagógicos y mejorar su eficiencia.
En este contexto en constante evolución de la educación, un tema que adquiere una creciente importancia es el diseño instruccional digital y la capacitación necesaria para los docentes en esta área. Ante el desafío de la inclusión digital en el aula y la planificación didáctica cada vez más «híbrida», es fundamental reflexionar sobre el enfoque pedagógico más adecuado para brindar una educación efectiva mediada por la tecnología.
Dos enfoques en la educación en línea
En el contexto de la educación mediada por la tecnología, podemos discernir dos enfoques claramente distintos. Por un lado, posiblemente debido a la tendencia humana a clasificar exhaustivamente su entorno, encontramos una variedad de experiencias, tales como MOOCs (Cursos Masivos en Línea), NOOCs (Nano Cursos en Línea), SPOCs (Pequeños Cursos en Línea Privados), entre otros. Este fenómeno de redefinición y denominación de la educación en línea, a menudo con una marcada inclinación hacia la adopción de términos en inglés, ha sido una constante durante la última década. El desafío radica en la dificultad de establecer un estándar que permita diferenciar claramente las distinciones entre ellos, especialmente cuando la variable observada se centra en los componentes tecnológicos o la estructura del contenido. Contrariamente, desde esta perspectiva, resulta más factible identificar un patrón común.
Por otro lado, surge una corriente que aboga por despojar a la educación o formación respaldada por la tecnología de las categorizaciones, normalizando su existencia y desplazando el enfoque hacia sus aspectos pedagógicos. Esta perspectiva busca desmitificar la idea de que la tecnología es el elemento crucial, reconociendo, en su lugar, que la tecnología actúa como un medio valioso para mejorar la experiencia de aprendizaje, aunque no se considere un elemento indispensable.
Por lo general, se atribuye a Dave Cormier, George Siemens y Steven Downes de la Universidad de Manitoba el mérito de haber sido los primeros investigadores en diseñar, implementar y documentar una experiencia de educación o formación en línea (Conectivismo y Aprendizaje Conectado en 2008). Estos investigadores dieron lugar a los renombrados MOOC, pero con un enfoque constructivista. En otras palabras, estos MOOC están diseñados con un enfoque de diseño instruccional que se centra en la creación colaborativa de conocimiento, promoviendo una metodología activa que concede un papel fundamental al individuo en su proceso de desarrollo educativo. Este tipo de experiencia se enmarca en la primera de las corrientes anteriormente mencionadas.
Por otro lado, existe una corriente opuesta, representada por los «otros» MOOCs, que generalmente emplean modelos metodológicos de tipo conductista. Estos MOOCs siguen una secuencia didáctica que se asemeja al paradigma del estímulo y la respuesta. La dinámica de estos cursos implica la presentación de contenido seguido de una serie de preguntas diseñadas para evaluar el nivel de comprensión de los estudiantes. Como un ejemplo pionero de este enfoque, suele mencionarse el curso de Inteligencia Artificial (CS221) lanzado en 2011 por Sebastian Thrun de la Universidad de Stanford.
Para distinguir un enfoque del otro, la perspectiva tecnológica y la estructuración del contenido, tal y como se afirma al inicio, no suponen variables de observación suficientes. En este caso, el único factor capaz de ofrecer una visión significativamente diferenciada sería el análisis de sus diseños instruccionales.
El diseño instruccional
El diseño instruccional se refiere a un enfoque planificado y sistemático para el desarrollo de experiencias de aprendizaje efectivas. Robert M. Gagné lo define como un proceso que involucra:
- Identificar los objetivos de aprendizaje.
- Seleccionar y organizar el contenido.
- Determinar estrategias de enseñanza adecuadas.
- Evaluar los resultados del aprendizaje.
- Realizar una revisión continua del proceso para mejorar la eficacia del aprendizaje.
Por otro lado, David Merrill sostiene que el diseño instruccional es un enfoque sistemático para la creación de experiencias de aprendizaje basado en principios teóricos y prácticos. Esto implica:
- Identificar los resultados de aprendizaje deseados.
- Seleccionar y organizar los recursos de instrucción.
- Implementar estrategias de enseñanza adecuadas.
- Evaluar el aprendizaje de los estudiantes.
Tanto Merrill como Gagné ofrecen modelos que abarcan una serie de momentos pedagógicos diseñados para facilitar una experiencia de aprendizaje significativa.
El modelo de Merrill se basa en cinco principios de aprendizaje que se integran de forma holística:
- Centralidad de la tarea: Este primer principio busca generar interés de manera progresiva a lo largo de la secuencia de aprendizaje para involucrar al alumno en los desafíos del proceso de aprendizaje.
- Activación: El segundo principio promueve que el alumno explore y utilice sus conocimientos previos como punto de partida para la nueva experiencia de aprendizaje.
- Demostración: El tercer principio se refiere a los momentos en los que el aprendiz demuestra su dominio sobre lo que ha aprendido, a través de ejercicios o prácticas.
- Aplicación: El cuarto principio busca que el alumno aplique los conocimientos adquiridos a situaciones reales, permitiéndole poner en práctica lo aprendido en contextos auténticos.
- Integración: Por último, el quinto principio tiene como objetivo que el alumno integre el nuevo conocimiento en su vida cotidiana, aplicándolo a situaciones o problemas habituales que encuentre en su entorno.
Por otro lado, el modelo de Gagné incluye nueve elementos instruccionales, en los cuales el docente asume la responsabilidad de diseñar una serie de estímulos con el propósito de configurar una propuesta de aprendizaje significativa:
- Despertar la atención: Se busca captar la atención del alumnado mediante estímulos que fomenten la reflexión sobre el contenido de la propuesta de aprendizaje.
- Comunicar objetivos: A continuación, se comunican a los aprendices los objetivos de la propuesta formativa, los resultados esperados y los criterios de evaluación que se tendrán en cuenta.
- Evaluar el conocimiento previo: Es importante determinar el conocimiento previo que posee el alumnado para poder reflexionar sobre él y establecer conexiones con los nuevos aprendizajes.
- Presentar contenido: Luego, se presenta el contenido y los materiales que conforman la experiencia de aprendizaje.
- Guía y orientación: Durante el desarrollo de la propuesta de aprendizaje, el docente debe guiar y orientar al alumnado en la resolución de los diferentes desafíos que se les presenten.
- Verificar el aprendizaje: Se verifica que el alumno haya adquirido el conocimiento y sea capaz de aplicarlo en la práctica.
- Interacción: La interacción con los aprendices es fundamental para proporcionar retroalimentación durante el proceso de enseñanza y aprendizaje.
- Evaluación del desempeño: Se evalúa el desempeño del alumno, valorando en qué medida ha alcanzado las metas establecidas en la experiencia de aprendizaje.
- Promover la retención: Por último, se promueve la retención del aprendizaje verificando que el alumno haya comprendido y adquirido las habilidades necesarias para su aplicación.
Diseño instruccional en entornos digitales
En última instancia, como destaca Charles Reigeluth, cuando abordamos el diseño instruccional, nos encontramos frente a la disciplina que prescribe los enfoques y métodos óptimos de instrucción que posibilitan los cambios deseados en los conocimientos y habilidades de los estudiantes. Valorar los momentos de diseño instruccional de una experiencia de formación mediada por la tecnología probablemente constituye el indicador de mayor objetividad para determinar su valor pedagógico. Sin duda, este indicador nos permite concluir que, en el caso que hemos abordado en esta publicación, el MOOC constructivista de la Universidad de Manitoba ofrece, en nuestra opinión, una experiencia tecnopedagógica considerablemente superior a la ofrecida por los MOOC de enfoque conductista, como los de la Universidad de Stanford.
En conclusión: al configurar una formación en línea, especialmente para la capacitación de docentes, debemos hacernos las siguientes preguntas:
- ¿En qué consiste el diseño instruccional subyacente a tu propuesta de formación?
- ¿Cuáles son los elementos centrales que configuran la propuesta? ¿Coinciden con las indicadas por Merrill y/o Gagné?
- ¿Es el cambio deseado en la propuesta instruccional un cambio competencial o es un cambio más vinculado a adquisición de ciertos conocimientos evaluables de forma tradicional?
- ¿Cómo debe ser evaluada una experiencia formativa diseñada de forma constructivista?
Imagen de portada rawpixel.com para Freepik.