Por regla general, en este Observatorio no hacemos referencias a la actualidad. Eso da a nuestros artículos cierto toque atemporal que facilita su lectura a lo largo de los años. Sin embargo, con este queremos hacer una excepción, que estamos seguros nuestros lectores nos disculparán, una vez justificada en la necesidad de visibilizar a las mujeres científicas.
Estos días se dan a conocer, con cuentagotas, los ganadores de los premios más importantes del Mundo: los Nobel. Este año, los de ciencia incluyen a dos mujeres entre sus galardonados. La bioquímica húngara Katalin Karikó ha ganado el Nobel de Medicina (junto a un hombre) por las vacunas de la covid, y la física francesa Anne L´Huillier, ha ganado el de Física por posibilitar (junto a dos hombres) la creación de nuevas herramientas para explorar el mundo de los electrones dentro de los átomos.
Esta excelente noticia no puede hacernos perder el foco sobre una realidad tan deprimente como bochornosa. Karikó es solo la decimotercera mujer que recibe el Nobel de Medicina desde su fundación hace 122 años. L´Huillier es la quinta que obtiene el de física. Y, aunque la tendencia es al alza, el futuro de la mujer en la ciencia no pinta demasiado brillante.
Los últimos datos disponibles de PISA (2018) alertaron sobre una tendencia tan llamativa como preocupante: mientras las chicas lideran las habilidades de lectura, son los varones quienes destacan en Ciencia y Matemáticas, superando la media de la OCDE, en prácticamente todos los países participantes del estudio. Esta brecha de género, presente desde los primeros años escolares (OCDE, 2019) hasta la vida profesional, ha llevado a una baja representación femenina en las áreas STEM (Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, por sus siglas en inglés).
Las consecuencias de esta disparidad se traducen en una falta de autoeficacia (la opinión que un(a) estudiante tiene sobre sus propias habilidades en un campo) y desinterés en carreras STEM, a pesar de las competencias similares entre géneros.
América Latina no es ajena a esta realidad, donde las mujeres están infrarrepresentadas en estas disciplinas: en educación secundaria los varones duplican a las mujeres en su interés por estudiar carreras como Ingeniería y, en educación superior, solo un 32% de la matrícula en Matemáticas y Estadística es femenina, mientras que, al mismo tiempo, representan un 70% en las áreas de educación y salud (Unesco, 2022).
Promover la participación de mujeres en disciplinas STEM no responde únicamente a cuestiones de equidad y justicia educativa, sino que también atiende a una mejor preparación para el mercado laboral y un acceso equitativo al mundo de la ciencia y la generación de conocimientos (Unesco, 2022).
Los antecedentes ya compartidos por este observatorio sobre la educación de las niñas en ciencia e investigaciones previas revelan que la subrepresentación femenina tiene un impacto significativo en la capacidad para satisfacer la creciente demanda de especialistas en ciencia y tecnología. En un contexto en el que se estima que más del 60% de los estudiantes de primaria podrían eventualmente ocupar empleos en campos relacionados con STEM (Arroyave y Escobar, 2021; Sáinz, 2017; Unesco, 2022), resulta imperativo acercar a las niñas a estas disciplinas científicas desde una edad temprana, con el fin de que puedan acceder en igualdad de condiciones a las oportunidades formativas y profesionales.
Girl Powered: empoderando a las niñas con tecnología
En este contexto, la Fundación Global Arte, Ciencia y Tecnología ha estado liderando una revolución educativa en Colombia desde el año 2007. A través de una alianza con REC Foundation, han implementado programas de robótica en escuelas de todo el país, fomentando habilidades ciudadanas como el trabajo en equipo y la comunicación. En este empeño, reconocieron la necesidad apremiante de involucrar a las niñas, especialmente en áreas rurales donde las desigualdades son aún más pronunciadas.
Por ello, en 2017, y a partir de la experiencia acumulada, Fundación Global AC&T decide sumarse al movimiento internacional Girl Powered y emprender el desarrollo de un programa dirigido exclusivamente a estudiantes mujeres de zonas rurales en la región de Antioquía. Esta iniciativa no solo imparte conocimientos técnicos en tecnología y programación, sino que también cultiva habilidades de innovación social y emprendimiento, así como confianza y autoestima. A siete años de su primera versión, indagamos con sus promotoras en los aprendizajes y desafíos de esta iniciativa.
La robótica al rescate: combatiendo una realidad social compleja para niñas y adolescentes
La realidad de las niñas que habitan en zonas rurales de Colombia es compleja. Según datos del Banco Mundial, al 2021 se producían 59 nacimientos por cada mil mujeres de entre 15 a 19 años, tres veces más que el promedio de los países OCDE. Además, la deserción escolar rural, que representan un 5,4%, está condicionada por asumir labores del hogar (en un 29,4%) y el embarazo (cerca de un 10%), en el caso de las mujeres (Ministerio de Educación de Colombia, 2022). Mónica Sánchez, directora internacional de Fundación Global AC&T, cuenta que el origen de este programa se justifica en estos datos.
Por su parte, Doris Aida Restrepo, directora nacional de la fundación, resalta los desafíos adicionales encontrados durante la implementación de sus talleres de robótica. “Cuando realizábamos convocatorias los primeros que respondían siempre eran los niños. Las niñas sentían que la robótica no era para ellas. Además, en las competencias de robótica, veíamos que incluso en los equipos mixtos a las chicas no las dejaban programar, su rol típicamente era encargarse de los stands.” Para abordar esta desigualdad y empoderar a las niñas, la Fundación decidió “crear un programa exclusivo para mujeres, donde pudiesen sentirse cómodas.”
Más allá de la competencia
El programa toma los componentes de Girl Powered para ofrecer 100 horas de formación a equipos de siete estudiantes por centro: 60 de ellas de carácter técnico en temas de tecnología y programación; 20 horas sobre innovación social y emprendimiento y otras 20 en habilidades asociadas a la motivación y el autoestima. Al finalizar, se espera que los equipos hayan desarrollado un robot de competición y una investigación para atender un problema identificado en la comunidad. Las estudiantes, además, realizan una evaluación para certificarse internacionalmente en la academia de robótica de Carnegie Mellon University.
Las escuelas reciben un kit de materiales que permiten poner en práctica los aprendizajes para la creación de un robot. Las sesiones son lideradas por profesionales formados por la Fundación a través de una plataforma virtual en la que trabajan semanalmente. Para la Fundación, poder contar con este formato digital es una ventaja importante: “lo que tenemos en el mundo presencial lo tenemos también en la plataforma virtual, donde se genera un apoyo a la formación y se facilita la transferencia de conocimiento en lugares de difícil acceso. Debido a las condiciones del contexto, no es posible que las chicas participen extracurricularmente, y en algunos casos trabajamos con centros que están a ocho horas de Medellín, por lo que tampoco es posible movilizar a los formadores”, menciona Restrepo.
El diálogo con los diversos actores de la comunidad educativa es también un componente fundamental para la implementación exitosa del programa y la instalación de capacidades. Por eso Global AC&T establece vínculos tanto con la Secretaría de Educación como con los directores de las escuelas para desarrollar un compromiso con el programa, quienes contribuyen a facilitar el acceso a las escuelas. El programa exige también la participación de un docente que se encargue de la implementación, el seguimiento de las actividades y dar continuidad a la iniciativa en el centro. Para la directora Restrepo, “cuando logramos tener un docente y un rector comprometidos, comenzamos a ver que la comunidad se involucra, las mamás comienzan a sentir que las niñas están siendo importantes para la comunidad porque trabajan con problemas locales, algo diferente a lo que están acostumbradas. Este es un programa que despierta pasiones.”
Junto con la formación, las participantes del programa también tienen la oportunidad de competir en torneos de robótica regionales y nacionales con los robots que ellas mismas han diseñado. Mónica Sánchez enfatiza la relevancia y amplitud de esta actividad: “El programa no es solo para competir. El torneo es la excusa que permite a las niñas mostrar lo que han aprendido sobre Ciencia, Tecnología, Ingeniería y Matemáticas, sino también cómo aplican esos conocimientos para resolver problemas reales en sus comunidades. Desde nuestro punto de vista, esa es la clave. Este programa no sólo permite a las chicas explorar carreras en STEM, sino que también les ayuda a descubrir sus pasiones y crea espacios para su desarrollo personal.”
Hasta el momento, 45 instituciones educativas y aproximadamente 315 estudiantes han participado en este programa. Las promotoras del proyecto indican que los resultados son positivos, y no solo en el desarrollo de aprendizajes científicos. También se observa un aumento significativo en el compromiso y la motivación de las estudiantes hacia la escuela. Restrepo destaca este progreso al señalar: “Vemos que las chicas toman decisiones en favor de la continuidad de sus estudios, lo que se refleja en su rendimiento, especialmente en ciencias. Ven la posibilidad de hacer cosas distintas a lo que la sociedad espera de ellas.”
Un festival para construir referentes y superar estereotipos de género
Junto al programa de formación, la Fundación ha liderado la organización del Girl Powered Fest, una iniciativa regional que no sólo permite experimentar las competiciones, sino que también busca promover espacios de encuentro con chicas de otros países y acercarles referentes femeninos. “El evento busca generar mayor empoderamiento en las chicas del que lográbamos en los torneos regulares. El espacio permite a las niñas participar de talleres, escuchar a mujeres inspiradoras, que están trabajando en la NASA y que son líderes, así como también interactuar con compañeras de otros países. Además, las participantes deben elaborar un póster sobre una mujer referente cercana a su realidad, porque nos faltan roles femeninos. Debemos resaltarlos y reconocer su rol en nuestras comunidades”, señala Sánchez. En este link tienes un resumen de la primera edición del Festival.
Superando desafíos y construyendo el futuro STEM en América Latina
A pesar de los éxitos, el programa también enfrenta varios desafíos. La falta de conectividad en zonas rurales y la obtención de financiamiento son aspectos complejos a la hora de definir las escuelas participantes. Junto a esto, la resistencia de las familias al programa, debido a estereotipos sociales y culturales, también es un obstáculo significativo: “A veces conseguir la escuela y niñas motivadas es lo más fácil, pero luego conversamos con los padres de familia y son ellos quienes desisten, nos dicen ‘mi niña no está para eso”, comenta Sánchez. Algo similar ocurre en las competiciones mixtas: “incluso cuando deben formar alianzas notamos que los equipos no quieren trabajar solo con chicas, porque existe una concepción de que no son buenas. Con el programa y el festival hemos logrado acompañar a las chicas y hemos tenido equipos que han llegado a instancias finales en los eventos”, agrega.
Un estudio reciente de la Unesco (2023) analizó las iniciativas dirigidas a promover las disciplinas STEM entre niñas y mujeres en América Latina. Este estudio identificó un total de 154 estrategias implementadas en 17 países de la región, siendo 119 de éstas de alcance local, es decir, limitadas a un único país. Brasil destacó al concentrar cerca de un tercio de las acciones identificadas (48), mientras que ninguno de los demás países analizados superó las 10 iniciativas. Estas iniciativas están lideradas principalmente por ONG (68) y la Academia (43).
Los hallazgos de este estudio evidencian la diversidad de intervenciones implementadas y los desafíos enfrentados para una mayor efectividad de estas iniciativas. Así, se resalta la necesidad de un enfoque más específico en áreas como matemáticas, ingeniería e inteligencia artificial. Además, se recomienda generar intervenciones que involucren a la infancia temprana, a las familias y a poblaciones excluidas, así como trabajar en el desarrollo de capacidades y fomentar el diálogo entre organizaciones con intereses similares.
Desde SUMMA, destacamos la necesidad de consolidar los procesos de evaluación de resultados sobre la efectividad de los programas. De las 154 iniciativas recogidas en el estudio, solo un 49% de ellas cuentan con datos disponibles sobre la evaluación, principalmente con relación a dimensiones de participación y satisfacción con los programas. Evaluar la incidencia a largo plazo de estas iniciativas es uno de los principales desafíos para continuar avanzando en la generación de evidencias que contribuyan a la reducción de desigualdades educativas y la autoeficacia femenina en las áreas STEM.