25 años después, la educación sigue siendo el principal activo del pueblo

Hace veinticinco años, Nancy Birdsall, destacada economista, publicó un artículo que transformó nuestra comprensión del papel de la educación en el desarrollo económico y social. “La educación: el activo del pueblo” subrayaba la importancia de la educación como una herramienta esencial para el progreso individual y colectivo y proponía una nueva visión sobre cómo los países en desarrollo podrían romper el ciclo de la pobreza mediante la inversión en capital humano. Hoy, un cuarto de siglo después, las cosas han cambiado mucho en el mundo y en educación. Sin embargo, este artículo continúa más vigente que nunca. En este post queremos celebrar los 25 años de su publicación resumiendo sus ideas principales.

25 años después, la educación sigue siendo el principal activo del pueblo
Educación

Nancy Birdsall, presidenta del Center for Global Development, en 2013 en una conferencia de la CAF.

La tesis principal y la que da titulo a su popular artículo es que la educación, como una forma crítica de capital humano, resulta esencial para el crecimiento económico y la reducción de la desigualdad, al igual que otros activos como la tierra o el capital físico;  pero que, a diferencia de ellos, una vez adquirida, no puede ser robada ni vendida. Otra importante particularidad de la educación es que, cuando su nivel aumenta, también lo hace el valor del capital humano en la riqueza total de un país, disminuyendo el valor relativo de otros activos. De esta manera, la inversión en educación y el consiguiente incremento del capital humano pueden cambiar la composición de la riqueza total de una población y contribuir a  una distribución más justa de la riqueza ya que, si la educación se distribuye de manera más equitativa que otros activos, la concentración total de todos los activos disminuye.

La educación es una forma crítica de capital humano que, al igual que otros activos como la tierra o el capital físico, resulta esencial para el crecimiento económico y la reducción de la desigualdad porque, a diferencia de estos últimos, unas vez adquirida, no puede ser robada ni vendida.

El círculo vicioso de la desigualdad

Birdsall argumenta que en muchos países de América Latina existe un círculo vicioso donde la historia, la geografía y las políticas económicas han generado una alta desigualdad de ingresos. Esta desigualdad ha llevado a una acumulación baja y desigual de educación, que perpetúa la pobreza y limita el crecimiento económico. La autora plantea la idea de que la alta desigualdad de ingresos en la región contribuye a bajos niveles y distribución desigual de la educación, lo que a su vez reduce el crecimiento económico y aumenta aún más la desigualdad de ingresos.

La ineficacia de los sistemas educativos públicos de la región, con bajos niveles de aprendizaje a pesar del gasto público, fue señalado por Birdsall como una de las causas principales de esta desigualdad. Los problemas señalados fueron:

  1. Baja calidad de las escuelas: las escuelas públicas no suelen ofrecer una educación de calidad, lo que resulta en bajos rendimientos educativos para los estudiantes más desfavorecidos. Estos bajos rendimientos desalientan a las familias pobres a invertir tiempo y recursos en la educación de sus hijos.
  2. Políticas económicas desfavorables: las políticas económicas que penalizan al trabajo y no proporcionan apoyo financiero adecuado a las familias pobres, limitan su capacidad para invertir en educación.
  3. Mercados de capital inadecuados: la falta de mercados de capital efectivos que puedan proporcionar crédito a las familias pobres para la educación de sus hijos también es un obstáculo significativo.

Rompiendo el círculo

Birdsall demostró que la educación tiene efectos profundos y de amplio alcance en la sociedad, con impactos significativos no solo en los ingresos económicos y en el crecimiento, sino en la salud, la estabilidad y la cohesión social y la participación cívica.

Esto sugiere que invertir en la educación de los más pobres no solo es una cuestión de justicia social, sino también una estrategia económica inteligente que puede generar beneficios a largo plazo. ¿Cómo podemos hacer esto?

  • Educación pública de calidad: las escuelas públicas deben ofrecer una educación de calidad, lo que implica invertir en infraestructura escolar, capacitación docente y desarrollo de currículos relevantes.
  • Educación básica para todos: Es esencial que todos los niños completen al menos la educación básica. Esto puede requerir políticas que eliminen las barreras económicas y sociales que impiden el acceso a la educación.
  • Apoyo financiero a familias pobres: Proporcionar apoyo financiero a las familias pobres para que puedan invertir en la educación de sus hijos. Esto puede incluir becas, subsidios y programas de transferencia de efectivo condicionados a la asistencia escolar.
  • Reformas en el gasto público en educación: Asegurar que el gasto público en educación sea eficiente y llegue a las escuelas y estudiantes que más lo necesitan. Esto puede implicar la descentralización de la administración educativa y la implementación de mecanismos de rendición de cuentas.
  • Financiación adecuada: Asegurar que todas las escuelas, independientemente de su ubicación, reciban financiación suficiente para ofrecer una educación de calidad.
  • Becas y subvenciones: Proveer asistencia financiera a estudiantes de familias de bajos ingresos para que puedan acceder a la educación superior.
  • Programas de inclusión: Implementar programas que fomenten la inclusión de grupos tradicionalmente marginados, como minorías étnicas y niñas, en el sistema educativo.
  • Infraestructura y recursos: Invertir en infraestructura escolar adecuada, materiales de aprendizaje y formación docente para garantizar que todos los estudiantes tengan acceso a un entorno educativo propicio.

Birdsall demostró que la educación tiene efectos profundos y de amplio alcance en la sociedad, con impactos significativos no solo en los ingresos económicos y en el crecimiento, sino en la salud, la estabilidad y la cohesión social y la participación cívica.

Ha llovido mucho desde entonces. En las últimas décadas se han producido avances y cambios significativos en los sistemas educativos de todo el mundo. Sin embargo, el camino hacia una educación que sea verdaderamente equitativa y de calidad para todos, sigue enfrentando grandes desafíos. Las brechas educativas persisten, especialmente en regiones afectadas por conflictos, pobreza extrema y desplazamientos forzados. La pandemia de COVID-19 ha exacerbado estas desigualdades, poniendo de relieve la necesidad urgente de inversiones sostenibles y resilientes en el sector educativo.

Veinticinco años después, con tecnologías como la inteligencia artificial irrumpiendo en la enseñanza con promesas de cambios radicales, el artículo de Nancy Birdsall nos recuerda que la educación sigue siendo una inversión esencial para el futuro. Hoy, más que nunca, la capacidad de los individuos para adaptarse, innovar y contribuir al bienestar colectivo dependerá en gran medida de la calidad de la educación que reciban. Por eso, debemos redoblar nuestros esfuerzos para garantizar que todos, independientemente de sus circunstancias, tengan acceso a la educación y a las oportunidades que esta brinda.

Referencias

Birdsall, N. 1999. Education. The People’s Asset. Center on Social and Economic Dinamics. Working Paper Nº 5, Septiembre, 1999.

 

 

 

 

 

 

 

 

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