Cuando hablamos de impacto hacemos referencia al cambio último esperado en la población beneficiaria a largo plazo como consecuencia directa de la intervención realizada en la misma, culminando así el propósito del programa. (Sin embargo, una evidencia hace alusión a cualquier cambio generado a corto, medio o largo plazo como consecuencia de las actividades que se están llevando a cabo en la intervención.)
La evaluación constituye una herramienta de gestión fundamental para el programa ProFuturo. Ya que mediante la evaluación se complementa el monitoreo al proporcionar una valoración independiente y profunda sobre en qué medida funcionó la estrategia de implementación del programa, para verificar así si se logró alcanzar el propósito del mismo. Además, arroja posibles causas y recomendaciones sobre los resultados obtenidos. Después de implementar y supervisar una iniciativa intervención social, se considera que una correcta disciplina de gestión consiste en hacer balance de la situación mediante una evaluación externa.
Los beneficios del uso de las evaluaciones son múltiples. Una evaluación de calidad proporciona recomendaciones que pueden ser usadas para mejorar el diseño de implementación y la estrategia del proyecto. La información que generan las evaluaciones contribuye al aprendizaje de la organización, así como a alimentar una base de conocimiento mundial sobre la eficacia del desarrollo.
“Un seguimiento y una evaluación eficaces son importantes en la medida que proporcionan evidencias para basar cambios mediante decisiones de gestión fundadas.” (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, 2009:80).