Nuestro programa de educación digital, ha sido incluido en el Informe de Educación de Personas Refugiadas de ACNUR de 2022, el cual presenta el panorama más claro hasta la fecha del estado de la educación de los niños y niñas en situaciones de refugio.
El informe anual de este año, destaca los objetivos que quiere alcanzar en 2022 ACNUR bajo el título: “Inclusión educativa: Campaña por la educación de las personas refugiadas. Un imperativo moral. Un esfuerzo común. Una prioridad global”.
El documento se basa en datos de más de 40 países de todo el mundo e ilustra cómo los niños y jóvenes refugiados se están quedando atrás con respecto a sus compañeros no refugiados en lo que respecta al acceso a una educación inclusiva de calidad. También destaca las aspiraciones de los jóvenes refugiados, así como las esperanzas y ambiciones de los profesores de las comunidades de refugiados y de acogida.
El informe, que cuenta las historias de algunos de los más de 10 millones de niños refugiados en edad escolar bajo el mandato de ACNUR, pide que se incluya a los refugiados en los sistemas educativos nacionales desde el inicio de las emergencias humanitarias. «La educación es una inversión en el desarrollo, los derechos humanos y la paz”, señala Filippo Grandi, Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados.
ProFuturo: adaptando la educación a contextos humanitarios
En ProFuturo creemos que la educación es un derecho fundamental de todas las personas, incluidas aquellas afectadas por conflictos y desastres naturales. Por ello, en 2018 empezamos a adaptar nuestro programa de educación digital a contextos humanitarios con el objetivo de favorecer el acceso a una educación integral de calidad a niños y niñas que se han tenido que desplazar forzosamente y que se encuentran en situación de refugio.
A principios de 2021, comenzamos nuestra colaboración con el Comité Español de ACNUR con el objetivo de aumentar la calidad de la educación y facilitar la integración de los niños y niñas refugiados en el sistema educativo nacional y propiciar el acceso a un lugar seguro para el aprendizaje.
En nuestro primer año, el programa benefició a más de 18.000 niños y niñas de 15 escuelas en Ruanda y se formó a 374 docentes. En 2022, la colaboración no sólo prosiguió en Ruanda, sino que se amplió a Nigeria y Zimbabwe con el objetivo de llegar a más de 25.000 estudiantes.