¿Qué tendría que pasar en la educación para que realmente todas y todos pudiéramos ver al otro como a uno mismo y para respetarlo y para querer aprender del otro sin tener toda esta serie de prejuicios, de racismo? Esta fue la pregunta que se hizo Dina Buchbinder muchas veces desde la infancia. Esta inquietud y su amor por el juego la llevaron a creer que otro tipo de educación era posible. Y de ahí, a crear Educación para Compartir, una organización internacional que promueve la formación de mejores ciudadanos desde la niñez, a través del juego: “Juegos que nos permiten experimentar y disfrutar lo que aprendemos y llegar a conclusiones propias.”
Porque ¡hay otras maneras! “No necesariamente tenemos que estar sentados, callados, para aprender y recibir información pasivamente. También podemos participar, podemos movernos, divertirnos, jugar… ¿no? Y podemos generar una relación muy significativa con nuestras maestras, maestros, educadores, familia…” A Dina, que le brillan los ojos cuando habla de su proyecto, nos cuenta en esta entrevista cómo fundó su proyecto, qué convicciones personales la llevaron a ello y cómo, a lo largo de estos años, ha ayudado a miles de docentes y de niños a percibirse como agentes de cambio. A sentir que pueden cambiar el mundo. Que son capaces de llevar a cabo proyectos tangibles, concretos, en sus comunidades.
Porque “la educación es el canal más efectivo y poderoso para hacer una transición realmente significativa hacia la reducción de las desigualdades en el mundo.” Una educación que nos convierte, desde muy pequeños, en ciudadanos globales, conscientes de los retos que nos plantea el mundo y la sociedad actual e interesados en desarrollar valores cívicos para resolver estos retos.