Generar conversación y debate. Ese ha sido uno de los objetivos principales del estudio El futuro de la Inteligencia Artificial en educación en América Latina, elaborado por la OEI y la Fundación ProFuturo y que, predicando con el ejemplo, se presentó el 18 de abril con un evento en Casa de América, en el que diversos especialistas en la materia analizaron el impacto presente y futuro de la IA en educación, específicamente en la región iberoamericana. Allí se habló de retos, de oportunidades, de reservas, de optimismo… En el Observatorio, hemos recogido algunas de las intervenciones del evento. Si quieres verlo completo (y te lo recomendamos), puedes hacerlo aquí.
“Una gran oportunidad de inclusión”
La directora general de ProFuturo, Magdalena Brier, destacó dos “sensaciones” que desprenden las conclusiones del informe: por un lado, el desconcierto ante el cambio de paradigma, que se presenta “como una realidad confusa y sin claridad de modelos”. Así, el rol de las instituciones aún no está claro, el impacto aún es difuso y las soluciones propuestas son las de siempre. Sin embargo, y por otro lado, Magdalena Brier quiso destacar el optimismo de algunos encuestados que consideran que la inteligencia artificial podría ser una herramienta de ayuda para reducir la brecha digital y educativa.
“La transformación educativa tiene que ser digital”
Más pronto o más tarde, la inteligencia artificial acabará teniendo un rol significativo en la educación dentro de la región iberoamericana. En concreto, el Secretario General de la OEI, Mariano Jabonero destacó aspectos como las tutorías inteligentes, nuevos modelos de evaluación, la predicción del abandono escolar (muy importante en una región con altas tasas de deserción) o el afianzamiento de la personalización del aprendizaje. Desde la OEI piensan que la transformación educativa de la región tiene que ser básicamente digital, pues lo digital ofrece una oportunidad magnífica para construir sistemas más flexibles, inclusivos y resilientes capaces de mejorar la calidad y la equidad en la región.
Sin embargo, y “aunque no podemos poner puertas al campo” si tenemos la obligación de establecer unas reglas del juego que permitan el uso crítico, responsable y ético de estas tecnologías.
“Aprovechar la potencialidad de la inteligencia artificial para reducir desigualdades”
En este sentido, la secretaria de Estado de Digitalización e Inteligencia Artificial del Gobierno de España, Carme Artigas, expresó su convicción de que son los estados democráticos los que tienen la responsabilidad de establecer marcos normativos para implantar herramientas de supervisión y ejercer su capacidad de regulación en pro de garantizar una serie de derechos humanos y ciudadanos que también deben mantenerse en el entorno digital.
En una jornada dedicada a Iberoamérica, la secretaria de Estado también puso el acento en los lazos que unen a España y Latinoamérica, con una “misma visión de los principios y valores” que podrían aprovecharse para ser un “referente internacional de cómo desarrollar una inteligencia artificial ética y justa” y para “aprovechar toda la potencialidad de la IA para reducir las desigualdades y reducir las brechas”. Y para eso necesitamos llevar la conectividad a esas zonas que aún no la tienen y desarrollar en docentes, estudiantes y ciudadanos las capacidades necesarias.
“Convertir a los estudiantes en productores de conocimiento y de inteligencia”
Para no volver a cometer los mismos errores que llevamos cometiendo 20 años en la introducción de las nuevas tecnologías en la educación, la experta Claudia Limón considera que las condiciones y competencias que se deben considerar para desarrollar la inteligencia artificial es la dimensión más importante de las tratadas en el informe. ¿Y qué está pasando realmente en este campo? ¿Estamos preparados? ¿Cuáles son nuestras habilidades? Ese es, para esta experta con más de 30 años de experiencia, el punto crítico.
Claudia Limón considera que existen tres brechas fundamentales que siguen existiendo desde hace 20 años: la primera, la de infraestructura, acceso y conectividad; la segunda, la brecha en habilidades digitales, y la tercera y más importante, “la que va a marcar la diferencia con la incorporación de la inteligencia artificial”, la brecha cognitiva. Esta brecha es la del aprendizaje profundo, la que se refiere a “enseñar a pensar a nuestros estudiantes”. Porque, al final, la inteligencia artificial no es más que una automatización de los saberes que el mismo ser humano ha hecho. Pero esos saberes hay que generarlos. Hay que enseñar a los estudiantes a generar conocimiento, “a corregir al ChatGPT, a usar los datos, a interpretarlos, a manejarlos…
Los docentes: de la resistencia a la esperanza
La transformación digital debe estar liderada por la comunidad educativa. Debe ser una transformación digital crítica, ética y equitativa, debe tener a los más vulnerables en su núcleo y debe ser pedagógica. Por ello es fundamental saber de qué hablan los docentes en lo que se refiere a la inteligencia artificial. ¿Qué les preocupa? María Spinet, directora de educación en la Fundación La Caixa, nos contó un “viaje” desde la preocupación a la esperanza, que salió a la luz en unos grupos focales que realizó la Fundación para recabar la opinión de estos docentes.
Lo primero era el cuestionamiento: ¿esto de qué me va a servir? ¿A quién beneficia? ¿Van a comercializar con mis datos o con los del alumno? ¿Cómo va a mejorar el aprendizaje de los estudiantes? ¿Necesito una máquina que haga lo que puedo hacer yo?
Después había un punto de descubrimiento en el que veían todas las utilidades y aplicaciones que podía tener en su día a día. Entonces, veían que podían ser “más docentes.” Podían recuperar ese tiempo que perdían en tareas burocráticas y administrativas para dedicarlo de verdad a sus alumnos. “Veían, además, cómo la inteligencia artificial acelera los principios educativos de los que llevamos años hablando: la interdisciplinariedad, la honestidad, el pensamiento crítico… Y es un espejo de lo que nos hace más humanos: dignidad, creatividad, relación, valores, principios, ética… Y eso se convertía en su motivación para formarse en competencias digitales y poder cambiar su rol docente.
Es vital aprender cómo funciona la IA para interpretar la realidad
Juan David Rodríguez, docentes y experto en investigación y desarrollo de aplicaciones educativas, lo más importante y urgente es que los estudiantes sepan “de qué va estos de la inteligencia artificial” para, como ya hemos dicho, “no ser únicamente consumidores de tecnologías sino creadores.” En una realidad altamente tecnificada y en la que los avances nos adelantan por la derecha, es fundamental que los fundamentos de las ciencias de la computación se enseñen en la escuela igual que se enseñan las Matemáticas y el Lenguaje: “No enseñamos Lengua para convertirnos en los mejores escritores, ni Matemáticas o Ciencia para convertirnos en los mejores ingenieros. Las enseñamos para ayudar a los estudiantes a interpretar la realidad en la que vivimos. Y hoy en día, esta realidad no puede interpretarse si no se tiene un conocimiento básico de ciencias de la computación: no para ser el mejor programador del mundo, pero sí para saber cómo funciona lo que estamos haciendo.”