En 1931, el escritor británico Aldous Huxley nos describió una sociedad entregada por completo al hedonismo en el que las herramientas del pensamiento y el lenguaje estaban limitadas a unos pocos. El resto, privados de ellas, viven una servidumbre feliz, fomentada mediante el entretenimiento constante, completamente incapaces de percibir el totalitarismo de la sociedad que les atonta. Este mundo, donde los libros y el arte provocador son prácticamente inexistentes, ilustra de manera escalofriante cómo la ausencia de lectura crítica puede conducir a la conformidad y la sumisión. La manipulación del lenguaje y el conocimiento no solo empobrece el discurso intelectual sino que también estanca la capacidad individual de cuestionar o explorar ideas más allá de lo que el Estado dicta.
¿Cómo lee una sociedad en la que la lectura crítica y reposada debe competir con todo tipo de estímulos y entretenimientos? ¿Cuáles son los datos? ¿Pueden las herramientas digitales ayudar a aumentar los índices de lectura? Si es así, ¿de qué manera? Lo vemos en este artículo.
La pérdida del gusto por la lectura en la adolescencia
Entre los 14 y 18 años se produce una caída en picado del hábito lector, de la que solo una pequeña parte se recupera. Según el Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros en España 2023, la brecha entre los que leen de los 10 a los 14 años y los que leen entre los 14 y los 18 es de un 11,6%. Así lo manifiestan ellos mismos en el estudio Jóvenes y lectura, elaborado por la Federación de Gremios y Editores de España. Hasta un 46,7% de los encuestados afirman que la adolescencia (de los 12 a los 18 años) ha sido la época en la que han estado más desconectados de la lectura.
Además, como ya hemos apuntado en este Observatorio, los datos también apuntan a un importante deterioro de la comprensión lectora entre los más pequeños. Según la Unesco, unos 617 millones de niños y adolescentes no alcanzan los niveles mínimos de competencia en lectura. Este número incluye más de 387 millones de niños en edad de educación primaria y 230 millones de adolescentes en edad de educación secundaria inferior.
Simultáneamente, el tiempo que los niños, niñas y adolescentes pasan frente a las pantallas sigue aumentando sin parar. En Estados Unidos, según la organización Common Sense, el tiempo total de uso diario de los dispositivos para entretenerse fue de 8 horas y 39 minutos entre los adolescentes y de 5 horas y 33 minutos entre los preadolescentes.
¿Qué sucede cuando no leemos?
Según estimaciones de la RAE y Fundeu, los jóvenes solo manejan 240 palabras de las 94.000 que recoge el diccionario español. Cervantes en el Quijote usó casi 23.000. ¿A dónde podemos llegar con 240 palabras? ¿Podemos construir pensamiento? ¿Podemos convertirnos en ciudadanos críticos? Veamos qué efectos puede tener en nuestra vida el empobrecimiento de nuestro léxico ocasionado por la falta de lectura.
- Fracaso escolar: La falta de lectura limita el vocabulario y la comprensión de textos, lo cual es crucial para el éxito en todas las materias académicas. Los estudiantes que no leen regularmente suelen tener dificultades para seguir instrucciones complejas, comprender los conceptos de las pruebas y expresar sus ideas de manera clara y coherente, lo que a menudo resulta en un rendimiento académico inferior.
- Impacto en el pensamiento crítico y complejo: Sin un hábito de lectura, los jóvenes pierden oportunidades esenciales para desarrollar pensamiento crítico y complejo. La lectura expone a los estudiantes a diversos puntos de vista y situaciones que requieren análisis, evaluación y síntesis de información, habilidades fundamentales para el pensamiento crítico y complejo.
- Adquisición de cultura general: La lectura es una ventana principal al conocimiento y la cultura. A través de la lectura, los individuos acceden a información sobre historia, ciencia, arte, y muchas otras áreas. La falta de lectura puede resultar en una comprensión limitada del mundo y una menor capacidad para participar en conversaciones informadas sobre una variedad de temas.
- Desarrollo emocional: Los libros ofrecen oportunidades para la empatía y el entendimiento de diversas experiencias humanas. Sin la lectura, los jóvenes pueden encontrar más dificultades para desarrollar empatía y para entender emociones complejas, tanto propias como de los demás.
Cómo usar las nuevas tecnologías para fomentar el amor por la lectura
Las tecnologías de la información forman parte de nuestras vidas y tienen un gran potencial para ayudarnos a fomentar el amor por la lectura desde la primera infancia. Especialmente en un momento como el actual, en el que se detecta un discurso crítico unánime por parte de los estudiantes en lo que se refiere a la lectura y la escuela, mientras que el elemento digital es percibido por estos mismos grupos como una variable coadyuvante para la lectura.
Así, en el estudio Jóvenes y lectura, los participantes en los grupos focales manifestaban una y otra vez la distancia “sideral” respecto de las propuestas curriculares en cuanto a la literatura de ficción. Resumiendo: para los jóvenes la escuela mata el hábito lector mientras que lo digital lo fomenta.
Sin embargo, como cualquier tecnología aplicada a la educación, no son más que una herramienta que debe ser utilizada de manera estratégica y reflexiva para garantizar que cumple realmente su cometido. Por eso, lo importante es la interacción y la guía que los adultos (docentes y familias) ejercen sobre niñas, niños y adolescentes.
¿Cómo ejercer esa guía? ¿Cómo conseguir que se conviertan en lectores verdaderos? ¿Cómo aprovechar estas herramientas para abrirles las puertas a lecturas más profundas y complejas?
Tener en cuenta sus intereses
En analógico o en digital, la selección de textos debe hacerse teniendo en cuenta los intereses y características de los estudiantes (habilidades lectoras, experiencias…). Como todos sabemos por experiencia, la lectura obligada mata las ganas de leer, como lo confirman los jóvenes consultados en el estudio Jóvenes y lectura. La tecnología puede ayudarnos a conectar literatura e intereses de los estudiantes, siempre con la guía ineludible del docente, que puede, asistido por la tecnología apoyarse en la música, el cine, la pintura o la fotografía, tender puentes entre estas dos orillas que ahora están tan alejadas. Los algoritmos y la inteligencia artificial también pueden ayudar a sugerirles obras personalizadas en función de sus gustos y necesidades. La tecnología también facilita la realización de encuestas a los alumnos para poder identificar sus preferencias literarias. Por último, las plataformas digitales pueden usarse para ofrecer una selección cuidadosamente curada de libros y textos que conecten con los gustos de los más jóvenes.
Booktubers, redes sociales y blogs
Crear clubes de lectura online, seguir o convertirse en un booktuber prescriptor y fomentar discusiones sobre libros en redes sociales y blogs puede motivar a los estudiantes a leer más y compartir sus experiencias. Esto puede ayudar a construir una comunidad de jóvenes lectores donde se valoran las recomendaciones de pares, creando un sentido de pertenencia y participación en torno a la lectura.
Talleres y webinars interactivos con autores, expertos y referentes
La tecnología facilita la organización de sesiones interactivas en línea donde los estudiantes pueden conversar con los propios autores o con expertos. Estos encuentros pueden incluir discusiones en tiempo real, preguntas y respuestas y actividades de escritura creativa que fomenten un mayor interés por la lectura.
Plataformas de escritura creativa y autopublicación
Permitir que los jóvenes escriban y publiquen sus propios trabajos en plataformas digitales puede aumentar su interés por la lectura a través del proceso de creación. Esto les da una voz y les permite explorar y expresar sus propias historias, lo que puede reforzar su aprecio por la literatura.
La tecnología nos brinda oportunidades muy valiosas para reintegrar la lectura en la vida de los más jóvenes de manera significativa y atractiva. Mediante el uso estratégico de herramientas digitales que se alineen con sus intereses y la integración de enfoques interactivos y participativos, podemos transformar la lectura en una actividad relevante y emocionante que enriquecerá su discurso y ampliará su capacidad de pensar, de cuestionar y de sentir.