Las niñas y niños del Club 2030 viajan a Mauricio para llevar a cabo una Misión de Paz y Comunidad que les ayudará a salvar el planeta. En su viaje aprenderán muchas cosas interesantes relacionadas con Mauricio; pero también sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible marcados por Naciones Unidas para que todos los países emprendan un nuevo camino para mejorar la vida de todos, sin dejar a nadie atrás. Concretamente el número 16 (promover sociedades justas, pacíficas e inclusivas) y 17 (revitalizar la alianza mundial para el desarrollo sostenible o, para los niños, trabajar en equipo); también viajarán a Noruega para desarrollar la Misión Humanidad. Para llevar a cabo esta misión tendrán que conocer los ODS 1, 2, 3, 4 y 5: acabar con la pobreza, acabar con el hambre, llevar una vida sana, tener una mejor educación y alcanzar la igualdad entre los géneros. Hay muchos más países y misiones. Y, sobre todo, muchas cosas que aprender a través del juego. Hablamos del Club 2030, una iniciativa surgida de la colaboración entre la organización Educación para Compartir y la Fundación ProFuturo.
Cuando el equipo de ProFuturo y el de Educación para Compartir tuvieron la oportunidad de colaborar en el marco del Festival Global de los Objetivos Desarrollo Sostenible en Bonn, la chispa saltó de inmediato. El clic de un equipo naturalmente preparado para trabajar unido. Fue el origen del Club 2030, un programa enfocado a ayudar a docentes y estudiantes a desarrollar competencias clave sobre desarrollo sostenible. Un Club centrado en proveer a los maestros y maestras de herramientas, juegos y recursos digitales para ser implementados en las escuelas.
El proyecto nació con un doble objetivo. Por un lado, evolucionar la propuesta de habilidades para la vida de ProFuturo. La idea era seguir trabajando competencias transversales y valores de una forma práctica y con una propuesta fácil de incorporar en una planificación de aula. Una temática transversal, como los ODS, que tenía cabida en los currículos y práctica internacionales, se perfilaba como ideal para dar forma a nuestra propuesta. En nuestro segundo objetivo subyace el interés de ejercer cierta influencia positiva en las modificaciones de los currículos a través de políticas públicas para favorecer la inclusión de estas competencias.
Una educación a la altura de los ODS
“La educación tiene la responsabilidad de estar a la par de los desafíos y las aspiraciones del siglo XXI y de promover los tipos correctos de valores y habilidades que llevarán a un crecimiento sostenible e inclusivo y a una vida pacífica juntos.” Con estas palabras, Irina Bokova, Directora General de la Unesco, ponía el acento en la necesidad urgente de enseñar a niños y niñas las habilidades necesarias para el nuevo mundo surgido del avance imparable de las nuevas tecnologías. Un mundo y una sociedad en los que los cambios, las incertidumbres y los restos relacionados con el entorno van a ser la nota dominante.
Sin embargo, los sistemas educativos actuales, por diferentes motivos, siguen relegando el aprendizaje de estas habilidades esenciales a un segundo plano. La falta de tiempo para enseñarlas o de incorporación de estas competencias a los currículos nacionales son algunas de las razones de esta dejación, aunque algunas escuelas, organizaciones y maestros voluntariosos van introduciendo, poco a poco, la enseñanza de estas habilidades en sus clases. Pero estos son intentos más o menos aislados y que, salvo algunas excepciones, provienen desde fuera del sistema oficial. Así que la pregunta obligada es ¿está preparada la comunidad escolar en su conjunto para incorporar y enseñar hábitos de vida sostenibles?
La evidencia nos indica que no. En su Guía del docente para la sensibilización a favor de una educación de calidad, la Unesco establece que menos de las 3/4 partes de los maestros cuentan con formación para ello. Con frecuencia, los currículos nacionales no tratan las temáticas relacionadas con los ODS desde la perspectiva pedagógica adecuada para promover el interés, la empatía y la proactividad de los estudiantes, lo que unido a la falta de formación docente que brinde a los educadores apoyo para integrar los restos globales a sus planificaciones de manera coherente con su contexto y con las necesidades e intereses de sus alumnos.
El club que lo cambia todo
De esa necesidad surge el Club 2030, una propuesta formativa que quiere ir más allá de la mera difusión de información sobre los retos globales. El Club pretende activar la participación en docentes y estudiantes. Empoderarlos y convertirles en agentes de cambio para que sus acciones trasciendan y se conviertan en proyectos tangibles que beneficien a sus comunidades. Como todas las propuestas educativas de ProFuturo, el Club 2030 incluye una propuesta de formación docente para que maestras y maestros puedan llevarlo al aula y sacar el máximo partido del programa.
¿Cuáles son los beneficios del Club 2030?
- Los estudiantes (de entre 6 y 13 años) vivirán una experiencia educativa que les permitirá contar con una educación integral que aborda temáticas emergentes de trascendencia internacional y que favorece el desarrollo de competencias útiles para su participación global.
- Los docentes tendrán la posibilidad de conocer e incorporar a su práctica las competencias clave para la sostenibilidad que resultan de utilidad no solo para este proyecto, sino para todas sus clases. Además, la metodología utilizada representa una oportunidad para diversificar sus estrategias pedagógicas, para atender los intereses y aptitudes de sus alumnos, hacer uso de la tecnología y construir un ambiente de aprendizaje flexible y abierto a las propuestas de los estudiantes.
- El equipo directivo podrá ofertar una educación integral en su centro escolar, donde sus alumnas y alumnos se asuman como agentes de cambio y participen de forma propositiva en su comunidad.
- Las familias serán indirectamente sensibilizadas acerca de la importancia de los ODS y de la trayectoria formativa diseñada para sus hijos; podrán acompañarlos en el proceso de reflexión e incorporación de nuevas prácticas, convirtiéndose también en agentes de cambio activos.
¿Cómo se organiza el Club 2030?
La propuesta didáctica del Club 2030 comprende actividades de carácter obligatorio y opcionales. El itinerario se encuentra organizado en cuatro misiones: Humanidad, Progreso, Medio Ambiente y Paz y Comunidad, así como una sesión introductoria de entrenamiento en la que las niñas y niños tendrán su primer acercamiento a los ODS.
Para comenzar el trabajo con cada una de las misiones, se partirá de un viaje imaginario guiado por el docente, con ayuda de un guion previamente estructurado o con apoyo de un recurso digital que acercará a los estudiantes al contexto del lugar visitado. El objetivo de esta primera actividad, de carácter obligatorio, es ofrecer a los estudiantes información relevante acerca de un país: aspectos sociales, geográficos, culturales, y las acciones o retos que tiene en relación a los ODS que se abordarán durante la misión.
La siguiente actividad, también de carácter obligatorio, es una actividad lúdica diseñada para detonar los saberes previos de los estudiantes, y para contextualizar la siguiente actividad.
En un tercer momento, se encuentran la actividad digital que permite a los estudiantes iniciar una acción para contribuir al objetivo trabajado.
Una vez completada la actividad, el docente destinará un espacio de cierre para promover el intercambio de las experiencias educativas vividas y reflexiones sobre estas.
En lo que se refiere a la evaluación, cada una de las misiones plantea cuestionario que sirven al docente para evaluar los conocimientos adquiridos por los estudiantes durante la experiencia. Además, cada misión cuenta con una rúbrica que el docente podrá usar para evaluar al grupo o evaluar a los alumnos de forma individual. Todas las actividades digitales quedan guardadas y podrán ser conservadas por el docente.
El Club 2030 une lo mejor de los dos mundos: el poder del juego y el poder de la tecnología y está disponible en español y en inglés, aunque próximamente se traducirá también al portugués y al francés. La construcción conjunta del proyecto fue un gran reto debido a que pasamos de una propuesta analógica a una propuesta de educación digital, pero los diferentes testeos nos mostraron la pertinencia de la propuesta. El programa se probó con muy buenos resultados en diferentes escuelas de México. El resultado es un club de aprendizaje en el que cabemos todas y todos y cuya membresía nos dará acceso a una forma de ver el mundo muy especial: la de aquellos ciudadanos críticos, conscientes y respetuosos con su entorno.