A Juan Manuel Lopera, CEO de TOMi Digital, un maestro le cambió la vida a los 12 años. Nacido y crecido en un barrio de escasos recursos en la Medellín de los años 90, Juan Manuel considera que sus probabilidades de haber terminado engrosando las listas de alguna banda, como tantos chicos de su generación, eran bastante altas. Entonces, apareció un maestro que, más que enseñarle “a sumar o restar, física o química, me inspiró a dedicar mis tardes a quedarme en el colegio y a aprender cosas.” El profesor convenció a su madre para que le comprara un computador, algo que ella hizo con muchísimo esfuerzo. Pero este valió la pena: Juan Manuel se convirtió en un amante de la tecnología y descubrió, con ayuda de su profesor, una forma diferente de aprender.
“Me convertí en inventor para replicar mi historia 1.000 veces”
“No era un maestro superhabilidoso en programación, pero me motivó a que yo aprendiera a programar. Tampoco era un maestro con grandes estrategias pedagógicas, pero tenia suficiente conocimiento para motivarme a encontrar mis propios talentos. Creyó en mí, entendió mi situación y me cambió la vida.” Y tanto que se la cambió. Y no solo a él sino a miles de estudiantes que ahora pueden beneficiarse de los inventos de este joven colombiano que a los 19 años decidió convertirse en inventor “de cosas que le cambien la vida a los maestros para que ellos puedan cambiar la vida de sus estudiantes” para “replicar su historia 1.000 veces.” Así, junto a un compañero de infancia fundó TOMi digital, una empresa que innova en herramientas para enseñar y aprender en el aula de clase, de forma remota o sin necesidad de internet.
Su último invento es TOMi, un dispositivo que genera conectividad en las aulas más remotas, permitiendo a los docentes, estén donde estén, enseñar conectados y acceder a una plataforma con múltiples contenidos educativos (en este video, Juan Manuel nos cuenta cómo funciona). TOMi también convierte cualquier superficie en una pantalla interactiva y es capaz de procesar la evolución de cada estudiante para personalizar así su aprendizaje. Juan Manuel lo define como “un pequeño asistente personal de los maestros”. A nosotros, sin embargo, nos parece que TOMi es un dispositivo que destila magia y emoción. La magia y la emoción que un maestro le transmitió a él de niño y que, ahora, está devolviendo al mundo multiplicada por 1.000.
Ayudando a generar emoción
“Nuestro punto de partida es siempre la emoción. Si un maestro no genera emoción en su clase, no va a generar aprendizaje. La emoción misma es la que motiva al estudiante a adquirir conocimiento; y el rol del maestro es generarla. Nuestra premisa es convertir cualquier escenario de aprendizaje en un escenario de emoción donde la educación es una consecuencia de ese entusiasmo que el docente es capaz de generar utilizando nuestras herramientas.” TOMi consigue ese efecto mágico: “Tenemos escuelitas que están en medio de la selva donde las paredes son de madera y sobre esas paredes se arma una pizarra interactiva para que el alumno se pare ante esa Tablet gigante para que interactúe con ese contenido.” La magia de TOMi hace a los niños soñar: “Los niños empiezan a soñar más allá de las restricciones en las que están creciendo y se dan cuenta de cosas que los asombran y empiezan a sentirse capaces de inventarlas.”
El maestro es el Ironman de la educación
Todo esto se canaliza a través del maestro, que para Juan Manuel Lopera es y será siempre lo más importante. Ellos, a través de TOMi Digital, son solo un medio para ayudar al maestro: “Las necesidades de los maestros tienen varios frentes. No solo las herramientas tecnológicas, sino el acceso al contenido para planificar sus clases, curar esos contenidos para asegurarse de que está escogiendo las herramientas adecuadas, tomar métricas. Tienen que estar conectados con otros docentes, acceder a comunidades que les ayuden a depurar sus prácticas…”.
Por su historia personal, Juan Manuel es muy consciente de que la tecnología nunca podrá sustituir esa capacidad que tienen los maestros para generar empatía, para entender los verdaderos contextos y los problemas en los que está creciendo cada estudiante, encontrar sus motivaciones y guiarlos para que cada uno desarrolle su potencial. La tecnología es un instrumento que les ayuda a desarrollar esta labor tan importante de la mejor manera posible: “La mejor analogía que yo siempre hago entre nuestra tecnología y los maestros es la del superhéroe Ironman, que es un ser humano normal y corriente, que tiene unos dispositivos que le hacen volar, tiene una computadora que le da datos para ayudarle a tomar decisiones… Él sigue siendo un ser humano norma, solo que tiene la inteligencia para aprovechar una tecnología que le hace ser superhéroe. Eso es el maestro para mí: un superhéroe al que le hace falta algo de ayuda: herramientas tecnológicas y datos para tomar decisiones y personalizar el aprendizaje.”
En TOMi Digital desarrollan esa tecnología que ayuda a los maestros a convertirse en superhéroes: conectividad, recursos digitales, comunidades de maestros, personalización del aprendizaje… “Cada vez es más claro que el gran reto de la educación y de los maestros es la personalización del aprendizaje. En nuestro caso, nuestro software intenta entender cuáles son las rutas de aprendizaje más eficaces en ciertas partes del planeta. Aunque el concepto a desarrollar sea el mismo, no se utilizarán las mismas rutas en una ciudad de México o en una de Colombia. Las soluciones son infinitas. Y ahí es donde entra en juego la inteligencia artificial.”
Su objetivo actual es alcanzar los 10 millones de usuarios en los próximos 10 años, no solo en Latinoamérica, sino también en India y países anglófonos de África. Para eso está buscando alianzas como la que se está gestando con ProFuturo. “Nadie es capaz de generar impacto solo, la innovación de impacto es un trabajo de todos”, concluye, “solo así conseguiremos satisfacer tantas necesidades y cerrar estas brechas tan grandes que existen en nuestros países.”