* Este artículo es un resumen parcial basado en la obra «Distance Education for Teacher Training» de la experta en educación Mary Burns. Para obtener una comprensión completa y profunda de los temas aquí abordados, los lectores pueden descargarse la obra original en este enlace.
*Foto de portada de VectorJuice para Freepick.
Los buenos docentes desempeñan un papel crucial en el desempeño académico de los estudiantes. Esto, además de resultar una afirmación lógica, es un hecho empírica y consistentemente demostrado por numerosas investigaciones. A lo largo de décadas, estudios rigurosos han demostrado que la diferencia entre tener un buen profesor y uno malo puede superar el avance de un año académico en el crecimiento anual del rendimiento, representando casi una cuarta parte de la variación en los resultados de los exámenes de los estudiantes.
Los buenos profesores son especialmente importantes para los estudiantes más vulnerables, siendo los alumnos con peores resultados son los que más se benefician del aumento en la eficacia del profesorado. En 2010, el diario Los Angeles Times llevó a cabo una investigación pionera para entender por qué muchos estudiantes latinos pobres obtenían buenos resultados académicos en las escuelas públicas de Los Ángeles, mientras que otros tantos fracasaban. La investigación concluyó que la diferencia entre el éxito y el fracaso no dependía de los ingresos, la inteligencia, la familia ni ningún otro factor, sino de la calidad del profesor del niño. Estos efectos de la calidad se acumulan con el tiempo y son duraderos. Incluso a finales de la veintena, es evidente el impacto significativo de la educación temprana en los estudiantes cuyos profesores fueron calificados como «buenos» en sus evaluaciones
El cambio de un profesor de bajo rendimiento a uno de alto rendimiento tiene un impacto espectacular en el aprendizaje de los alumnos de los países más desfavorecidos. Este efecto se ha medido desde más de 0.2 desviaciones típicas en Ecuador hasta más de 0.9 desviaciones típicas en la India, lo cual equivale a varios años de escolarización. Estos profesores eficaces también tienen un impacto sustancial en el bienestar a largo plazo de los estudiantes, afectando no solo su rendimiento académico, sino también sus logros educativos y sus ingresos.
El buen docente
Una vez visto que la evidencia respalda la afirmación de que los buenos profesores importan, y es esencial invertir en su formación y desarrollo en todas las regiones del mundo. Pero, ¿qué es un buen profesor? ¿Qué cualidades convierten a un docente en un docente extraordinario?
Aunque existen múltiples atributos que definen al buen docente, la investigación ha identificado recurrentemente los cinco siguientes:
- Conocimiento del contenido curricular: Los buenos profesores tienen un sólido conocimiento de la materia que enseñan. La preparación y la certificación específica en el área de contenido están fuertemente relacionadas con el rendimiento de los estudiantes.
- Enfoque pedagógico estructurado: Los buenos profesores adoptan un enfoque estructurado y planificado en su instrucción.
- Conocimiento pedagógico del contenido: Los buenos profesores combinan su conocimiento de la materia con estrategias específicas de enseñanza. Esto implica seleccionar métodos de presentación efectivos, comprender las dificultades de aprendizaje de los estudiantes, utilizar materiales didácticos adecuados y aplicar estrategias didácticas apropiadas (Shulman, 1986).
- Conocimiento de cómo aprenden los alumnos: Los buenos profesores comprenden el desarrollo y el proceso de aprendizaje de los estudiantes. La formación en aprendizaje y desarrollo evolutivo de la infancia les ayuda a seleccionar y desarrollar un currículo que respalde este proceso.
- Autoeficacia: Los buenos profesores tienen creencias sólidas sobre su propia eficacia y la capacidad de sus estudiantes para tener éxito. Estas creencias motivan a los profesores a establecer altas expectativas, brindar un entorno de aprendizaje seguro y persistir hasta que los alumnos dominen el contenido.
El arte de enseñar
Hasta aquí, lo que nos enseña la ciencia de la buena enseñanza. Sin embargo, es el arte lo que convierte a un profesor bueno en un profesor excelente. El arte, esa actividad esencialmente humana que nos permite expresar emociones y que, cuando se aplica a la educación la eleva a un nivel superior, en el que el docente es capaz de crear un entorno de aprendizaje que se convierte en una experiencia enriquecedora y transformadora para todos. El arte de enseñar implica exigir altos estándares a los estudiantes, mostrar empatía y preocupación por ellos, y comunicarles ese interés. Los grandes profesores están apasionados por el contenido que enseñan, por enseñar y aprender, y, sobre todo, por sus alumnos.
La buena enseñanza implica, por tanto, una compleja interacción de comportamientos, disposiciones y valores; y un sistema efectivo de formación docente deberá inculcar y desarrollar este conjunto de conocimientos, habilidades y creencias en los profesores. A continuación, identificaremos los factores que contribuyen a una buena enseñanza y analizaremos las prácticas que mejor respaldan el desarrollo de buenos profesores. Lo haremos centrándonos en la enseñanza a distancia, que es aquella que ofrece oportunidades de aprendizaje a aquellas comunidades históricamente excluidas de los sistemas tradicionales de enseñanza.
El diseño pedagógico
El diseño pedagógico abarca la selección, organización, secuenciación y evaluación del contenido curricular, así como el diseño y secuenciación de las experiencias necesarias para ayudar a los alumnos a alcanzar resultados de aprendizaje específicos. El diseño pedagógico, como disciplina, surgió del desafío de diseñar experiencias de aprendizaje utilizando tecnología y es esencial en un entorno de aprendizaje a distancia.
Como ya hemos dicho, la educación a distancia ofrece oportunidades a diversos tipos de alumnos. Para abordar esta variabilidad, es necesario ir más allá del tradicional enfoque de “talla única” para ofrecer oportunidades de aprendizaje multimodal que se adapten a las necesidades de cada uno de los estudiantes.
El objetivo final del diseño instruccional o pedagógico es promover una comprensión sólida de los conceptos para lograr un aprendizaje efectivo. Para lograr esto y crear experiencias diversas que aborden la variabilidad del aprendizaje humano, el diseño instruccional debe basarse en una comprensión del aprendizaje, especialmente del aprendizaje de adultos. Debe vincular la teoría con la práctica, ser flexible, atractivo y evitar cargas cognitivas innecesarias. Además, debe aprovechar y personalizar diversas tecnologías, como el uso de multimedia, para llegar al mayor número de alumnos posible y garantizar su éxito académico. Por último, es crucial asegurar que los materiales y experiencias de educación a distancia sean accesibles para todos los alumnos, independientemente de sus capacidades físicas o diferencias de aprendizaje. A continuación, abordaremos uno de los aspectos más importantes del diseño instruccional: los contenidos y materiales de calidad.
Contenido de calidad, adecuado, accesible y relevante
En cualquier experiencia educativa, ya sea a distancia, mixta o presencial, la interacción entre profesores y alumnos con los contenidos académicos es fundamental. La calidad y cantidad del contenido son factores clave en la enseñanza y el aprendizaje tanto en entornos presenciales como a distancia, especialmente en el aprendizaje en línea asíncrono.
A menudo, en los programas de educación a distancia se presta más atención a la tecnología y al acceso a Internet que a la elaboración de materiales didácticos de alta calidad. Sin embargo, es importante que los programas de educación a distancia otorguen igual importancia al contenido. Los materiales mal elaborados dificultan el aprendizaje, requieren más tiempo y apoyo por parte del instructor, lo que aumenta los costos y disminuye la eficacia de la educación a distancia. La calidad de los materiales también influye en la tasa de abandono de los cursos a distancia, ya que los alumnos optarán por otros programas si los materiales no cumplen con sus expectativas.
Los contenidos digitales utilizados en la educación a distancia deben ser apropiados, relevantes y visualmente atractivos, cumpliendo con altos estándares técnicos de producción. También deben ser accesibles para todos los alumnos y lo suficientemente cautivadores como para respaldar los diversos objetivos de los cursos, apoyando los esfuerzos pedagógicos para modelar una enseñanza y aprendizaje de calidad. Estos esfuerzos requieren una atención centrada en las aulas y las escuelas, integrando teoría y práctica, estableciendo conexiones con resultados de evaluación específicos para los profesores, explicando y ejemplificando la pedagogía específica de cada materia, e impartiendo conocimientos declarativos, procedimentales y conceptuales sobre temas específicos.
Crear comunidad
Aunque existen diversos modelos de instrucción y desarrollo profesional a distancia, los profesores y aspirantes a docentes que buscan adquirir nuevos conocimientos, desarrollar habilidades y adaptar su práctica se benefician más de un enfoque comunitario. Este enfoque persigue que los alumnos observen prácticas modelo, ya sea en persona o a través de vídeos, practiquen nuevos enfoques en su entorno de clase específico y reflexionen de manera regular y crítica sobre su enseñanza.
En estudios sobre desarrollo profesional en todo el mundo, los profesores destacan de manera consistente los beneficios más valiosos del aprendizaje en línea relacionados con el contexto social: “compartir información y conocimientos” e “interactuar con colegas”. La mayoría de los profesores indican que el apoyo que reciben de otros docentes en los debates en línea es fundamental para ellos.
Las comunidades de práctica ofrecen diversas ventajas tanto a los programas de aprendizaje a distancia en general como a los profesores en particular.
En primer lugar, brindan a sus miembros apoyo emocional, logístico y procedimental para lograr intereses y objetivos comunes, transformando el enfoque de lo individual a lo compartido. Esto ayuda a los alumnos a sentirse parte del grupo y valorados, lo que reduce la probabilidad de abandono de un curso en línea.
En segundo lugar, las comunidades de práctica pueden dar lugar a una red educativa intencionada de profesionales que se unen en una «empresa conjunta», que se convierte en una valiosa fuente de aprendizaje colectivo de los profesores y, por lo tanto, en un bien público más amplio.
En tercer lugar, al conectar a los profesores en proceso de aprendizaje con colegas conocidos o desconocidos, se facilita la generación y el intercambio de conocimientos orientados hacia el logro de objetivos. Este intercambio de conocimientos se nutre de la confianza, el apoyo mutuo y la comunicación abierta que forman la base de una comunidad.
Acompañamiento y apoyo continuo
Los sistemas educativos actuales y los programas de formación docente plantean a los profesores dos tareas desafiantes: por un lado, deben aprender de manera diferente, y por otro lado, deben enseñar de forma diferente como resultado de lo aprendido. Estas exigencias conllevan riesgos de fracaso y, en muchos programas de educación a distancia, los profesores se enfrentan a estas tareas sin apoyo.
En lo que se refiere al aprendizaje, los profesores se encuentran solos ante desafíos como comprender el contenido, resolver dificultades técnicas, enfrentar la incertidumbre sobre cómo aplicar nuevas estrategias y lidiar con la frustración cuando los enfoques pedagógicos fallan. La falta de apoyo, contacto y confianza se ha asociado con altos niveles de insatisfacción entre los profesores en cursos a distancia.
Por otro lado, está el desafío de transferir lo aprendido en el curso a distancia al entorno de enseñanza real donde factores como la resistencia al cambio, la dificultad para poner en práctica lo aprendido y la falta de confianza y habilidades pueden interponerse en la implementación de los nuevos conocimientos adquiridos.
Los programas de educación a distancia con altas tasas de finalización suelen caracterizarse por un apoyo continuo. Los profesores que buscan mejorar su práctica necesitan apoyo y ayuda constantes, no solo instrucciones para mejorar.
Los programas de desarrollo profesional a distancia deben contar con apoyos humanos para mitigar los desafíos conceptuales, de comportamiento, actitudinales y logísticos que surgen con los nuevos aprendizajes o cambios. Además, los programas deben considerar la extensión, duración y complejidad del proceso de cambio en la formación del profesorado. Los responsables políticos y diseñadores deben ser conscientes de estas cuestiones para tomar decisiones informadas y apoyar a los profesores de manera que se aprovechen las ventajas de la formación a distancia, utilizando las estructuras y recursos existentes para mejorar la eficacia de los programas.
Como conclusión hay que indicar que las tecnologías de la información y la comunicación continúan avanzando exponencialmente, por lo que se han expandido también, de forma significativa, las oportunidades de aprendizaje en línea y a distancia. Con ello se está brindando a los profesores, especialmente aquellos en entornos vulnerables -tema central de nuestro Observatorio-, una extraordinaria herramienta, asequible por su bajo coste y ubicuidad, y para promover su desarrollo profesional para el fin último que les compete: mejorar la calidad de la enseñanza. Sin embargo, el secreto de su buena implantación requiere de observar los cuatro factores determinantes que se han ido comentado anteriormente y que harán posible ese docente-artista que incremente la calidad e intensidad de los aprendizajes.