El concepto de “habilidades del siglo XXI” se utiliza para condensar una serie de competencias o capacidades que el estudiantado debe desarrollar y que van más allá de los contenidos y habilidades propias de los campos disciplinares: el trabajo en equipo, la comunicación efectiva, la creatividad para resolver problemas o la capacidad de aprender a aprender, entre otras. No son nuevas, pero han adquirido un peso importantísimo en el contexto actual.
Aunque, en general, existe un consenso amplio sobre la necesidad de promover estas habilidades, existe poca la claridad en torno a los modelos que definen y guían su promoción a nivel escolar. ¿Están preparados los docentes para desarrollar estas habilidades en sus estudiantes? ¿Cuáles son y de qué manera pueden integrarse en el aula? Para abordar a estas preguntas, hemos examinado algunos de los resultados del estudio “Teachers’ strategies and challenges in teaching 21st century skills: Little common understanding”, que proporciona una perspectiva regional sobre la promoción y trabajo de estas habilidades en los sistemas educativos. Estos hallazgos no solo ofrecen una comprensión de las percepciones del profesorado, sino que también nos acercan a los modelos que articulan la noción de habilidades del siglo XXI y a los desafíos políticos y de gestión escolar para la creación de un marco de entendimiento común.
Acercándonos a una definición compartida
En el intento de definir de manera compartida estas habilidades, el equipo de investigación del estudio ha revisado una amplia diversidad de propuestas. Con el objetivo de condensar un marco común en torno a la noción de habilidades del siglo XXI, el estudio se centra en dos de los modelos más populares. Por un lado, la propuesta de la asociación Partnership for 21st Century Skills (2009) sobre habilidades clave para el mundo profesional, el aprendizaje y la innovación. Por otra parte, se considera el modelo de competencias globales de Fullan y Scott (2014). El primero, conocido como modelo 4C, identifica las habilidades más “tradicionales” asociadas a la propuesta de HS21 (colaboración, creatividad, comunicación y pensamiento crítico). Mientras tanto, el segundo, el modelo 6C, incorpora de manera complementaria dos nuevas dimensiones para el desarrollo de aprendizajes profundos: el carácter y la ciudadanía.
¿Están los docentes preparados para desarrollar habilidades del siglo XXI en el aula?
El estudio recopiló respuestas de 1.391 docentes escolares en ejercicio en América Latina, que habían participado de un curso en línea de acceso abierto, a través de un cuestionario online. La mayoría de los participantes son mujeres (69,6%), con más de cinco años de experiencia profesional (72,7%), y residentes en más de 20 países de la región, siendo Chile (32,9%) y México (25,5%) los más representados. Con el objetivo de explorar sus percepciones, los(as) docentes fueron consultados(as) abiertamente sobre las habilidades necesarias en el siglo XXI y las estrategias utilizadas en el aula para su desarrollo. Para esta última pregunta, si la respuesta era afirmativa, se les pidió que describieran alguna estrategia utilizada; mientras que si la respuesta era negativa, se les pidió que mencionaran los obstáculos que reconocían para su promoción en la escuela.
Los investigadores levantaron 29 categorías para la clasificación de dimensiones asociadas a la noción de HS21. La comunicación (24%) y el pensamiento crítico (23%) son las habilidades más mencionadas por los(as) docentes . Asimismo, al comparar las respuestas con los marcos de referencia 4C y 6C, los resultados permiten distinguir que aquellas habilidades ‘clásicas’ del primer marco -colaboración, comunicación, creatividad y pensamiento crítico- son más conocidas por el profesorado, con menciones que rondan entre el 19% y 24% de las respuestas; mientras que las habilidades adicionales que incorpora el el segundo modelo -ciudadanía (12%) y carácter (8%)- son considerablemente menos mencionadas.
Sin embargo, un aspecto crítico reconocido en este estudio es que casi la mitad de las personas consultadas (47,5%) no menciona ninguna de las habilidades de los modelos citados, mientras sólo un 25,1% hace referencia a una de las dimensiones presentes en las propuestas. En contraposición, únicamente 70 participantes (5%) lograron señalar todas las habilidades de la propuesta de Partnership for 21st Century Skills, mientras que 16 (1,2%) indican alguna de las habilidades adicionales del modelo de competencias globales. Junto a esto, cabe destacar que un 44% de los docentes asocian la noción de habilidades del siglo XXI al uso de tecnología. Los resultados revelan una distancia relevante entre el valor percibido de estas habilidades y la comprensión que los docentes tienen de ellas.
Paradójicamente, la mayoría de los docentes señala que promueve el desarrollo de habilidades del siglo XXI en el aula (98%), utilizando estrategias como el aprendizaje basado en proyectos (18,1%), actividades centradas en la oralidad (16,3%), el trabajo colaborativo (16,3%) y la alfabetización en lectura y escritura (13,9%). Estas estrategias se utilizan indistintamente para cualquiera de las habilidades del marco que se desee abordar. En cuanto a los obstáculos, pregunta respondida sólo por el 2% de los participantes, los docentes identifican la falta de conocimientos de los marcos y estrategias, la ausencia de herramientas tecnológicas y su dominio, así como la relación con los contenidos curriculares, como las principales dificultades para su promoción.
Hacia un entendimiento común
Los sistemas educativos se enfrentan al desafío constante de repensar su rol para educar en un mundo cambiante y diverso. La pandemia de COVID-19, y sus efectos multidimensionales han acelerado la necesidad de transformar las estrategias formativas, no solo para recuperar aprendizajes sino también para garantizar una transición adecuada a nuevas formas de vida. La tarea fundamental radica en preparar a individuos capaces de responder y adaptarse a la incertidumbre, identificar oportunidades de crecimiento y reinventarse a lo largo de la vida, permitiendo así a los futuros profesionales integrarse de manera efectiva en el mundo laboral.
Los resultados del estudio dan cuenta de las dificultades para definir un marco común en torno a las competencias y habilidades que deben ser promovidas por los sistemas educativos. Esta compleja tarea no solo se refiere a las concepciones del profesorado en ejercicio, sino también a las estrategias de formación de futuros profesionales y, de manera transversal, a las políticas educativas nacionales y regionales. En este contexto, es crucial que los países avancen hacia la incorporación explícita de las habilidades del siglo XXI en las políticas educativas y dirijan acciones específicas para el desarrollo de capacidades en la formación docente inicial y continua, todas orientadas en una misma dirección.
A nivel global, la definición de estas habilidades contribuye a la comprensión del rol docente en los territorios, considerándolo “como un agente capaz de contribuir al desarrollo de competencias en la población escolar que posibiliten una inserción efectiva en la sociedad en un mundo globalizado” (Unesco, 2018, p.50). Avanzar hacia un entendimiento compartido es fundamental para generar capacidades que permitan responder a los desafíos actuales y futuros. Esto no sólo consolidaría estrategias de formación adecuadas, sino que también construiría de manera efectiva competencias que promuevan la innovación y el desarrollo de soluciones locales y contextualizadas, en beneficio de las necesidades específicas de la región.
*Imagen de portada: Storyset para freepick.