Aulas sobrecargadas, escaso reconocimiento, problemas de estrés… Informes emitidos por organizaciones internacionales, reportes de gobiernos e incluso artículos en medios de comunicación coinciden en señalar que la docencia atraviesa momentos delicados. Pero, ¿cómo lo viven en primera persona quienes cada día lidian con un aula llena de alumnos y con decisiones que afectan tanto su presente como el futuro de la sociedad?
Con el objetivo de responder a esa pregunta, la organización internacional de docentes Education International (una red sindical que trabaja en varios continentes) ha hecho público un estudio que recoge las visiones y preocupaciones de quienes enseñan. El documento ofrece la perspectiva y el sentir de este importante sector, y lo hace a través de una macroencuesta realizada, entre abril y junio de 2023, a docentes agrupados en 204 organizaciones sindicales docentes de 121 países. La encuesta se complementó, además, con varios grupos focales con docentes voluntarios en las regiones de Europa, África, Asia-Pacífico y América Latina.
En este artículo resumimos, con la ayuda de este informe, el sentir de los docentes sobre condiciones laborales, reconocimiento profesional, salud mental y otras cuestiones que protagonizan el día a día de la profesión docente en el mundo.
Una foto desde dentro: la relevancia de la perspectiva docente
La mayor parte de los informes educativos se apoyan en datos estadísticos oficiales, como presupuestos públicos o tasas de empleo. Estos datos, que son fundamentales para entender la dimensión económica y administrativa de la enseñanza, obvian muchas veces las preocupaciones y aspiraciones de uno de los más importantes agentes educativos.
La importancia de este informe radica, pues en su abordaje: la realidad percibida por los propios maestros, quienes relatan en primera persona la manera en que experimentan su entorno laboral, sus preocupaciones y sus aspiraciones. En ocasiones, estas percepciones no se alinean del todo con lo que señalan los ministerios o las cifras gubernamentales, pero eso no las invalida. Al contrario, el sentir de quienes están en el aula resulta esencial para entender por qué abandonan la profesión o qué cambios reclaman para seguir adelante.
¿Cuáles son estas inquietudes? ¿Cómo viven los docentes su día a día? ¿Qué podemos hacer para poner en valor una de las profesiones más importantes de esta sociedad? Lo vemos.
Escasez de docentes: un problema global
Uno de los puntos más señalados en el informe es la falta de personal, un fenómeno que afecta a múltiples regiones y niveles educativos. La escasez no solo se registra en áreas con bajos recursos, sino también en entornos considerados desarrollados, donde muchas aulas carecen de maestros suficientes. El documento muestra que, en determinados países, la formación de nuevos docentes no compensa las salidas que se producen por jubilaciones o abandonos prematuros.
Esto resulta especialmente urgente en la enseñanza secundaria de materias como matemáticas, ciencias o tecnología de la información, asignaturas fundamentales para un mundo cada vez más digital y conectado. ¿Qué ocurre cuando un colegio no puede cubrir una plaza de matemáticas durante varias semanas, o incluso meses? Se generan retrasos en los contenidos, huecos en la formación y una sensación de inestabilidad que afecta tanto a los estudiantes como a los docentes que sí están en activo.
La situación es incluso más precaria en la educación especial. No es fácil encontrar profesores capacitados para apoyar a niños con diversidad funcional, y eso termina por reforzar la exclusión de un colectivo que, sin un acompañamiento adaptado, se ve dejado de lado. Un representante sindical de África subraya que muchos compañeros lidian con grupos muy numerosos y no reciben formación adicional para atender a quienes necesitan un trato diferenciado.
El informe apunta varios motivos para esta escasez:
- Pagas insuficientes. En muchos países, los salarios docentes son menores que los de otras profesiones con niveles de estudio similares. Este desequilibrio reduce el atractivo de la carrera, especialmente para quienes podrían aportar conocimientos en campos científicos o tecnológicos muy demandados.
- Jornadas desbordantes y poco apoyo administrativo. El cansancio crónico, el estrés y el desgaste psicológico se encuentran entre las razones que llevan a muchos jóvenes a replantearse su futuro al poco tiempo de empezar a trabajar. Un maestro de primaria en África relata haber intentado atender tres grupos con más de 80 estudiantes cada uno, y describe cómo un compañero suyo llegó a pensar en quitarse la vida por la presión.
- Carrera profesional estancada. En algunos países, los sistemas educativos no contemplan vías claras para que un maestro prospere a lo largo de su vida laboral, lo que lleva a la desmotivación y, en muchos casos, a la renuncia.
En la mayoría de regiones analizadas, el abandono prematuro de los nuevos docentes pesa más que la falta de personas interesadas en estudiar magisterio. La rotación se convierte en un círculo vicioso: maestros jóvenes se enfrentan a una sobrecarga laboral que los sobrepasa, y acaban saliendo del sistema sin haber tenido un acompañamiento adecuado.
En ciertas regiones, la violencia y el acoso representan un grave riesgo. Hay testimonios de profesorado que padece amenazas de familiares de los alumnos, o incluso agresiones físicas por parte del estudiantado.
Escuchar a los docentes: la clave para transformar la educación
Un profesor que se siente sin voz frente a reformas educativas impuestas desde arriba carece de margen para aplicar mejoras pedagógicas profundas. Por eso la libertad de expresión y la participación del sector docente en la toma de decisiones son factores importantes dentro de la profesión.
Con no poca frecuencia, las decisiones llegan desde despachos alejados de la experiencia en el aula, lo que tiene como consecuencia planes de estudio o metodologías que no tienen en cuenta las necesidades más básicas de la realidad educativa. ¿Cómo se pueden proponer estrategias que mejoren la enseñanza si no se escucha a quienes están al frente de los grupos? Este alejamiento incide directamente en la motivación de los docentes, que perciben poca capacidad de influir en su propio entorno laboral.
En este sentido el informe de Education International lo tiene claro: cualquier reforma educativa que ignore la opinión del profesorado está abocada al fracaso.
El estatus de la profesión: ¿merecen más reconocimiento?
Cualquiera que haya hablado con un maestro que lleve años en el oficio sabe que el trato social que reciben deja mucho que desear. Aunque parezca paradójico, la sociedad reconoce que sin educación no hay progreso, pero no otorga a los docentes el prestigio de otras profesiones de naturaleza científica o tecnológica.
Esto es algo que, como puntualiza el informe, podemos constatar echando un simple vistazo a los medios de comunicación de muchos países, donde se llega a culpar a los maestros del bajo rendimiento escolar o de la poca disciplina de los estudiantes, sin considerar que la falta de recursos o la precariedad laboral están detrás de la mayoría de esos problemas.
Condiciones de trabajo y bienestar emocional
El desgaste que sufren los maestros va más allá de los bajos ingresos. El texto destaca que, en muchas latitudes, las jornadas se alargan más de lo previsto debido a la corrección de exámenes, la planificación de lecciones y trámites burocráticos que no aparecen en el horario oficial. Quienes enseñan en primaria y secundaria describen fines de semana o tardes eternas dedicadas a tareas fuera del aula, dejando poco margen para la vida privada.
En ciertas regiones, la violencia y el acoso representan un grave riesgo. Hay testimonios de profesorado que padece amenazas de familiares de los alumnos, o incluso agresiones físicas por parte del estudiantado. Todo esto repercute de manera negativa en la salud mental y física de los docentes, quienes no encuentran apoyos suficientes para afrontar el desgaste.
¿Es razonable que quienes educan a la siguiente generación vivan al límite de sus fuerzas? El informe invita a reflexionar: la salud de los docentes repercute de modo directo en la calidad educativa, y esa dimensión humana a menudo queda en segundo plano en el debate público.
Desigualdad en la educación: la eterna brecha de recursos
Otra cuestión que el documento aborda con detalle es la falta de recursos en muchos centros, un aspecto que determina grandes diferencias entre escuelas de distintos entornos. Se dan casos donde, en áreas rurales de África o América Latina, un aula puede tener un solo libro de texto para todos, mientras que en colegios de zonas acomodadas se cuenta con pizarras interactivas y acceso a internet de alta velocidad.
Algunos sindicatos advierten de que, en territorios más pobres, la carrera docente se convierte en un ejercicio de resistencia. La lista de carencias comprende materiales didácticos básicos, laboratorios, equipos informáticos e, incluso, condiciones mínimas de seguridad o salubridad. Dichas desigualdades generan un círculo vicioso: donde hay menos recursos, los docentes se sienten más desprotegidos, y su labor sufre un desprestigio mayor.
¿Qué podemos hacer?
Todas las propuestas de solución deben partir del reconocimiento de que sin maestros suficientemente reconocidos y respaldados, es complicado lograr una educación de calidad para el conjunto de la población. Desde ahí, el informe propone:
Hacer atractiva la docencia
Una de las metas principales es conseguir que el magisterio sea una opción laboral tan válida como otras. Para ello, se sugiere establecer políticas que mejoren los sueldos, de modo que estén a la altura de profesiones con requisitos formativos semejantes. También se recomienda dar un impulso a campañas públicas que destaquen la importancia de enseñar, con el fin de que el colectivo recupera la valoración social que, en otros momentos históricos, sí ha llegado a tener.
Dar voz a quienes enseñan
Se insiste en la necesidad de que los gobiernos reconozcan legalmente la posibilidad de que los docentes defiendan sus intereses sin temer represalias, y que se establezcan mecanismos regulares de negociación colectiva. Un maestro que experimenta esa cercanía institucional puede proponer planes de estudio adaptados, crear nuevas metodologías y compartir experiencias que aporten riqueza al sistema educativo.
Revisar la carrera profesional
El documento propone diseñar itinerarios que permitan la actualización de conocimientos. Los maestros demandan formación continua en competencias digitales, en nuevas pedagogías y en herramientas de bienestar emocional. La idea es que no se queden estancados en el modelo tradicional, sino que puedan evolucionar junto a las necesidades cambiantes del alumnado.
Reducir la sobrecarga y promover el bienestar
Disminuir la carga administrativa, poner límites claros al horario laboral y ofrecer acompañamiento psicológico figura entre las recomendaciones. Esta medida busca contener la escalada de abandono temprano y generar un contexto donde el profesorado se sienta con energías para innovar.
Garantizar financiación equitativa
Es imperativo (y así lo subraya el estudio) que los Estados distribuyan el presupuesto educativo con criterios de justicia social. Las escuelas en zonas vulnerables no pueden quedar desatendidas. De igual modo, se advierte que la expansión del sector privado debe ser regulada de tal manera que no se incrementen las diferencias socioeconómicas.
Un mensaje de esperanza
El Global Status of Teachers 2024 ofrece una imagen compleja de la docencia en numerosos países, con experiencias personales que ilustran problemas universales. Entre las páginas del informe, se enumeran carencias y desafíos que pueden desalentar a las nuevas generaciones a dar el paso hacia las aulas. Con todo, también hay un mensaje de esperanza: si los sistemas educativos introducen cambios que respondan a las voces de quienes enseñan, el oficio puede recuperar parte de la energía y la dignidad que siempre ha merecido.
El valor de este informe estriba en presentar una visión basada en las vivencias y las dificultades reales de miles de profesores en todo el mundo. No se trata de un problema aislado de un país específico, sino de una situación que se repite, con matices propios en cada lugar, pero con una raíz común: la falta de reconocimiento y apoyo que reciben los maestros.
Vivimos en un siglo convulso lleno de interrogantes. Quizás una de las pocas certezas que nos ofrece, aunque a veces no sepamos verlo, es que sin profesionales de la educación motivados y bien preparados, el futuro de cualquier sociedad se tambalea.
¿Llegará el momento en que los docentes tengan el respaldo que necesitan para orientar a las próximas generaciones? El informe deja la puerta abierta a la posibilidad de reformas reales, si los distintos actores (gobiernos, sindicatos, sociedad civil) deciden dar un paso adelante y reconocer que la enseñanza es, en todos los sentidos, uno de los trabajos más valiosos que existen.