ProFuturo en Colombia: ¿puede la educación digital cerrar la brecha de aprendizaje?

El programa ProFuturo lleva desde 2018 trabajando en Colombia para mejorar las competencias educativas de estudiantes de primaria a través de la educación digital. Los primeros resultados muestran mejoras prometedoras en pruebas nacionales y un mayor acceso a herramientas tecnológicas. Sin embargo, persisten desafíos en la cobertura rural y la sostenibilidad del impacto a largo plazo. Este artículo analiza los avances logrados entre 2018 y 2024, así como las limitaciones y preguntas que siguen abiertas en la transformación digital de la educación en el país.

ProFuturo en Colombia: ¿puede la educación digital cerrar la brecha de aprendizaje?

ProFuturo e ColombiaHablar de la educación primaria en Colombia supone reconocer la existencia de escenarios muy distintos. Hay regiones que se distinguen por su cobertura y calidad, mientras otras sufren las consecuencias de la escasez de recursos materiales y dificultades de conectividad. Esta diversidad ha derivado en brechas educativas evidentes, en las que los niños y niñas de entornos menos favorecidos quedan en desventaja frente a sus pares de instituciones y regiones con mayor infraestructura y conectividad.

Los retos de la educación colombiana no se limitan a la falta de conectividad o dispositivos. Según estadísticas del DANE (Departamento Administrativo Nacional de Estadística), más de la mitad de los escolares de instituciones públicas viven en condiciones socioeconómicas bajas, lo que reduce sus posibilidades de acceder a libros, tabletas y computadoras. Además, y a pesar de que la cobertura en primaria ronda el 90%, muchos jóvenes abandonan los estudios antes de completar su formación media. Según datos del Observatorio de Realidades Educativas de la Universidad Icesi, de cada 100 niños que empiezan la escuela primaria, alrededor de 54 concluyen el último grado de educación media.

Frente a esta realidad, la Fundación ProFuturo trabaja en el país desde 2018 para reducir la brecha educativa, proporcionando una educación digital de calidad a las comunidades más vulnerables. Seis años después, ¿cuáles están siendo sus resultados? ¿Está el Programa ProFuturo marcando una diferencia real en términos de resultados académicos y equidad? Un análisis detallado de la información recogida entre 2018 y 2024 ofrece pistas interesantes.

 

En las pruebas aplicadas en 2022, quienes estaban en instituciones apoyadas por ProFuturo lograron un 18% más de aciertos, sobre todo en el área de Lenguaje y el manejo de números.

Resultados de ProFuturo: un vistazo a los datos

Entre 2018 y 2024, el programa llegó a un total de 446 sedes educativas, lo que supone aproximadamente el 2,5% de todos los colegios del país, centrándose, sobre todo, en zonas con altos índices de vulnerabilidad. En conjunto, el estudio que revisa el impacto del programa encontró que los escolares de estas instituciones obtuvieron, en promedio, un 15% más de respuestas acertadas en evaluaciones nacionales como Pruebas Saber o Evaluar para Avanzar, en contraste con estudiantes de colegios que no participaron en la intervención.

Desempeño por áreas de conocimiento

Los avances no han sido idénticos en todas las asignaturas. Se han registrado mejoras significativas en Lenguaje y Matemáticas, con algunas diferencias según la región y la disponibilidad de tecnología. Por ejemplo, en las pruebas aplicadas en 2022, quienes estaban en instituciones apoyadas por ProFuturo lograron un 18% más de aciertos, sobre todo en el área de Lenguaje y el manejo de números.

Cuando se revisa el impacto en competencias ciudadanas y asignaturas como Ciencias Naturales, el panorama luce menos uniforme. Algunos grupos mostraron progresos alentadores, pero no en todas partes se observó la misma tendencia. Dicha situación puede reflejar que la estrategia inicial de ProFuturo se concentró en habilidades básicas (Lenguaje y Matemáticas).

Avances en cobertura y acceso

Del total de escuelas apoyadas por el Programa, el 63% se ubica en áreas urbanas y el 37% en regiones apartadas y prácticamente todas (96%) son públicas.

Aunque se han dado pasos para adquirir tabletas y otro tipo de herramientas, aún faltan dispositivos en muchas escuelas de las regiones rurales. Sin el equipamiento básico, el cambio en los métodos de enseñanza se dificulta, sobre todo cuando hay problemas de conectividad o escasez de personal de soporte técnico. La brecha urbana-rural continúa reflejándose en los resultados: en el Caribe, por ejemplo, la puntuación promedio tuvo un incremento cercano al 15% en Lenguaje, mientras que en el sur, con mejor disponibilidad de tabletas, el salto llegó al 18%.

Capacitación y crecimiento profesional

ProFuturo no solo proporciona herramientas digitales. La formación docente para la correcta integración de la tecnología en sus estrategias pedagógicas es uno de los pilares del programa. Sin una adecuada preparación en el manejo de programas y plataformas, los dispositivos corren el riesgo de convertirse en adornos, más que en recursos efectivos para la enseñanza.

Una vez más, el progreso de los docentes fue más notorio en zonas con mayor conectividad, pues el acceso a cursos y la posibilidad de practicar de forma continua fomentaron su familiarización con el equipo. En cambio, en áreas donde la señal de internet es débil, algunos profesores mencionaron que la capacitación quedó a medias y no se sentían listos para integrar las lecciones digitales en su día a día.

Esfuerzos para superar las barreras en las regiones rurales

Uno de los puntos más delicados es la marcada dificultad de ciertos territorios alejados. Si bien ProFuturo enfocó esfuerzos en zonas con altos índices de pobreza, las condiciones materiales y de conectividad no siempre han sido adecuadas para sostener la iniciativa. Hay reportes de docentes que, aun teniendo las tabletas, batallan para descargar contenidos o tener sesiones en línea.

El estudio también señala que la brecha en los resultados de las evaluaciones continúa si comparamos algunas regiones rurales con las principales ciudades. La distancia no solo es geográfica, sino también pedagógica: muchos profesores en el campo carecen de espacios para intercambiar experiencias y aprender estrategias de enseñanza digital que se ajusten a los contextos locales.

Lecciones aprendidas

¿Qué lecciones podemos inferir de estos resultados? Las resumimos a continuación:

  1. Acceso a tecnología de calidad: los datos confirman que, en escuelas donde se asegura un porcentaje significativo de tabletas disponibles, el crecimiento en el desempeño escolar es mayor. Esto indica que los dispositivos no son un lujo, sino una plataforma que permite metodologías más atractivas, ejercicios interactivos y, en definitiva, un aprendizaje menos rutinario.
  2. Necesidad de formación docente constante: sin un equipo de profesores que se sienta cómodo y motivado para usar recursos digitales, la tecnología se queda en segundo plano. Se requiere un programa de talleres y apoyo técnico que vaya más allá de unas cuantas sesiones. Aprender a enseñar con tabletas, plataformas virtuales o aplicaciones interactivas demanda práctica, experimentación y seguimiento.
  3. Atención a las disparidades regionales: el impacto de ProFuturo es muy distinto cuando se contrasta una zona con alta urbanización y otra donde la conectividad sigue siendo un problema diario. Si el objetivo es beneficiar a todos, conviene diseñar planes específicos que permitan sortear las limitaciones de cada comunidad.
  4. Importancia del acompañamiento oficial: la coordinación con el Ministerio de Educación y con los gobiernos locales influye de manera decisiva en el éxito de cualquier iniciativa digital. Apoyar económicamente la adquisición de equipos o la formación docente, así como dar un mantenimiento apropiado a las redes de conectividad, marca la diferencia entre un progreso pasajero y uno que perdure.

El camino hacia la sostenibilidad

Quienes han evaluado el programa coinciden en que su impacto, aunque alentador, no está garantizado a largo plazo. Persisten cuestiones sin resolver: ¿cómo mantener la dotación de tabletas o equipos actualizados en sitios donde el presupuesto es mínimo? ¿De qué manera puede una escuela rural recuperar la conexión a internet cuando una tormenta destruye la antena y no hay quien asuma el costo de repararla?

La idea de una evaluación permanente se sugiere como la forma más efectiva para ajustar la estrategia a las necesidades que vayan surgiendo. Conviene recordar que la realidad de un colegio en el centro de una gran ciudad no es la misma que la de un colegio en la zona montañosa de Antioquia o en la profundidad de la Amazonía. La flexibilidad y la adaptación regional parece un factor esencial para que ProFuturo no se perciba como un programa homogéneo, sino como una propuesta que sabe escuchar las particularidades de cada lugar.

También existen algunas limitaciones en la medición. No se dispone de todos los resultados de las pruebas nacionales de 2023 y 2024, lo cual impide ver el impacto reciente. Algunas cohortes no han sido consideradas en su totalidad, así que es razonable asumir que la información no está completa y que el efecto real, ya sea mayor o menor, podría manifestarse con más precisión en unos años, cuando se reúnan más datos.

Más investigación

Las observaciones acerca de ProFuturo en Colombia dejan entrever mejoras palpables en el rendimiento académico de la infancia que cursa la primaria, especialmente en Lenguaje y Matemáticas. Esto se observa en el incremento de 15% en las respuestas correctas, y puede elevarse hasta un 18% cuando la disponibilidad de tabletas llega a una porción relevante del estudiantado. Con todo, hay grandes diferencias entre zonas urbanas y rurales, así como en la calidad de la conectividad y la formación docente.

El logro más destacado es que este programa ofrece una ruta a seguir para que las escuelas públicas, sobre todo las que atienden a poblaciones con recursos limitados, tengan una experiencia educativa más acorde con las exigencias del mundo actual. No obstante, la falta de datos recientes hacen aconsejable la prudencia al momento de afirmar el éxito de largo plazo.

El camino invita a reflexionar sobre la manera en que la educación digital puede, con el tiempo, cerrar brechas que antes parecían imposibles de acortar. ¿Podría la próxima generación beneficiarse de un proceso más inclusivo y de calidad? ¿Cómo se puede sostener y expandir iniciativas como la de ProFuturo en un país tan diverso?

Aún seguimos indagando y por ello la evaluación constante, la investigación y las evidencias son tan necesarias. Estos resultados nos recuerdan que la tecnología no es una varita mágica, sino un recurso que, bien manejado, hace que la educación sea más cercana y útil para cada niña y cada niño, sin importar dónde vivan o las circunstancias que los rodeen.

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