“Alguien que ha tenido la experiencia de enseñar en un entorno de alta dificultad, no va a olvidar nunca lo que significa aprender y enseñar en estas condiciones: sabes que hay un porcentaje muy alto de estudiantes que tienen que vivir y ser educados en condiciones muy difíciles y sabes que hay docentes que están empezando y que lo están pasando muy, muy mal porque no tienen las herramientas para ayudar a sus estudiantes. Esta experiencia va a guiar todo lo que haces”.
Estas palabras son de Miguel Costa, director de relaciones institucionales de la Fundación Empieza por Educar, y su voz es la voz de la experiencia. Biólogo de formación y doctorado en neurociencia, Miguel descubrió su vocación docente mientras daba clase de Biología, como profesor ayudante, durante su doctorado. Así, dejó la ciencia por la docencia y recaló en un centro educativo con un 85% de alumnado inmigrante, socioeconómicamente precario. Allí se enamoró para siempre de la educación e inició una carrera que le llevó por secundaria, FP básica y FP de grado medio y superior, hasta que en 2011 la Fundación Empieza por Educar se cruza en su camino. Esta Fundación buscaba profesores con experiencia para ayudar a otros docentes que empezaban su carrera y que iban a trabajar en entornos difíciles. Se lanzó de cabeza. Hasta hoy.
En esta entrevista, nos habla, entre otras cosas, de la gran necesidad de acompañamiento y guía de los docentes que empiezan su carrera profesional y de cómo los programas de mentorización docente, que llevan años demostrando su eficacia en muchos países de la OCDE, pueden marcar una gran diferencia.