El gigante africano y la brecha educativa
Con 211 millones de habitantes, Nigeria es el país más poblado de África y el más grande geográfica y económicamente. Uno de cada cinco africanos vive en Nigeria. Su mayor activo económico es el petróleo (el 3,5% de la producción mundial), que exportan a todo el mundo. Sin embargo, Nigeria también es un país asolado por la pobreza de la mayor parte de su población, que lo convierte en uno de los países más desiguales del mundo.
Así, mientras una élite privilegiada hace ostentación de su alto nivel de vida, casi 90 millones de personas vive en la pobreza extrema. Nigeria posee el dudoso honor de encabezar la clasificación mundial de niños sin escolarizar. “El nivel de abandono escolar y la falta de acceso a la educación es mayor en Nigeria que en cualquier otro país del mundo”, explican desde Kukah Center, un instituto de investigación con sede en el país. Y la situación en el norte (donde opera la Fundación ProFuturo) es aún peor con problemas endémicos de hambre y violencia y donde los niños deben caminar a veces hasta 10 kilómetros para ir a la escuela.
En este contexto, en el año 2017, la Fundación ProFuturo firmó un acuerdo con la organización Kukah Center y el Northern Governors Forum para beneficiar con su programa de educación digital a más de 70.000 niñas y niños de 120 escuelas en el norte del país, una de las regiones más depauperadas, con problemas endémicos de hambre y violencia. Aquí, 10 de los 19 estados que componen la región ocupan los últimos lugares en el ranking nacional.
¿Cómo garantizar el derecho a la educación de las niñas y niños que viven en esta zona del país? Michael Ibrahim Magaji, asesor principal de Kukah Center, y Lawson Osezuwa Eselebor, responsable del Programa ProFuturo en Nigeria, nos ofrecen algunas pautas sobre ello y nos cuentan de primera mano qué factores ayudan a que una intervención socioeducativa implementada con tecnología tenga éxito en su misión de ayudar a mejorar la calidad educativa en entornos vulnerables.
Implicar a los actores clave de la región
En África tienen un dicho: si quieres ir rápido camina solo, si quieres llegar lejos, camina junto a otros. Así, como explican los representantes de Kukah Center, “desde el primer momento, cuando estábamos definiendo el alcance del proyecto, nuestro principal objetivo fue implicar a las principales partes interesadas de la región. Hablamos con los gobernadores, con los responsables políticos. Hablamos con otros donantes. Hablamos con los gobiernos subnacionales. También tuvimos que llegar a los líderes de la comunidad y los comités de gestión de las escuelas, que integraban a padres y docentes, para conseguir su apoyo, porque a diferencia de muchos otros proyectos en Nigeria, queríamos que la comunidad se apropiara del programa, que lo aceptara, para facilitar su aceptación y adopción.” Y la estrategia funcionó porque, a través de ese mecanismo de implicación, pudieron “penetrar en el sistema y empezar a aplicar el programa.”
Asociaciones público-privadas
“Las asociaciones son muy importantes para el éxito de cualquier programa educativo”, explican desde Kukah Center, cuya asociación con la Fundación ProFuturo y el Northern Governance Forum, es un claro ejemplo de esta afirmación. De hecho, esperan generar más asociaciones, globales y locales, a medida que el proyecto vaya creciendo. “La colaboración público-privada nos permite conectar los puntos y obtener los resultados que queremos. Por eso buscamos esas asociaciones multilaterales que encajan el rompecabezas y enriquecen el programa. Porque existen muchas organizaciones que pueden contribuir desde diferentes maneras, desde la financiación al equipamiento pasando por la promoción, para apoyar lo que hacemos.”
Apoyo gubernamental
En estrecha relación con lo anterior, para que un programa de estas características funcione adecuadamente, la involucración del gobierno resulta imprescindible. En Nigeria por su configuración político-administrativa resulta especialmente importante la implicación de los gobiernos subnacionales y locales, quienes además de tener responsabilidades en educación, están más cerca de la gente y conocen mejor sus necesidades. En Kukah Center creen que estas administraciones locales pueden tener más impacto y se encuentran una mejor posición para inyectar fondos, conocimientos y experiencia, para convencer a su gente de las virtudes de adoptar la educación digital…
En el caso que nos ocupa, por ejemplo, los gobiernos locales ayudaron a las escuelas a cumplir con las condiciones que se requerían para que el programa pudiera ejecutarse adecuadamente: seguridad para el material, provisión de electricidad para la carga y funcionamiento de los dispositivos… También establecieron condiciones para evitar que los docentes que habían sido formados por el programa se marcharan a otros lugares.
Innovación pedagógica: una motivación contagiosa
Una metodología que pone al alumno en el centro y utiliza el aprender haciendo, un currículum alineado con las prioridades educativas nacionales, unos dispositivos digitales con contenidos educativos de calidad que permiten además a los docentes cargar recursos externos y customizar sus clases… todos estos factores combinados han conseguido que los estudiantes se emocionen en la escuela. La experiencia de aprendizaje ha pasado de que los alumnos se limiten a escuchar a un profesor durante 40 minutos en clase a que quieran quedarse en clase dos horas, simplemente porque están jugando, haciendo ejercicios y tests con sus tablets. “Sus padres vienen a buscarlos y no quieren salir de allí”, comentan. También los profesores, están entusiasmados, porque para ellos es una oportunidad de perfeccionar sus conocimientos y mejorar lo que tienen.
La motivación de estudiantes y docentes se contagia, además a toda la comunidad que ve cómo la educación digital está transformando verdaderamente la vida de las niñas y niños: “las inscripciones se han disparado porque todo el mundo quiere llevar a sus hijos a estas escuelas donde se aprende con tecnología.” Los representantes de Kukah Center hablan de escuelas que han duplicado sus secciones, pasando de una por grado a dos, y otros centros, a punto de cerrar, que ahora tienen tantos estudiantes que incluso pueden generar ingresos para pagar mejor a sus docentes.
Activismo para salvar la brecha de género
La discriminación de género en Nigeria es un grave problema social que se traslada a las escuelas donde el número de alumnas es muy bajo comparado con sus homólogos masculinos. Se trata de un problema que hunde sus raíces en la cultura y los valores tradicionales de las familias que no ven “retorno de la inversión” a la hora de mandar a sus hijas a la escuela porque muchas veces van a casarla a los 10 o 12 años sin su consentimiento. Por eso hay que “abogar”, presionar e intentar convencer a las familias, a las comunidades de lo importante que es que las niñas vayan a la escuela. Hay que empoderar a las niñas. También ayuda muchísimo el hecho de que haya maestras enseñando que sirvan de mentoras a las niñas y que enseñen a las familias que las escuelas son, también, espacios para mujeres.
Sostenibilidad: mucho más allá del hardware
El acompañamiento constante es una de las características definitorias del proyecto de Kukah Center y ProFuturo. A diferencia de otros, que se limitan a repartir dispositivos o software, el programa de ProFuturo forma a los docentes, forma a los estudiantes, se relaciona regularmente con las autoridades educativas… Todo esto unido con una sólida planificación estratégica, la participación activa y el apoyo de las partes interesadas y la integración del programa en el contexto educativo y legal del país contribuyen a que el proyecto perdure en el tiempo y logre sus objetivos a largo plazo.
Esta experiencia ha mostrado cómo la combinación de todos estos elementos clave puede marcar la diferencia en la mejora de la educación y en la reducción de la brecha educativa en Nigeria y otros países con desafíos similares.