Ya vimos cómo los fundamentos del trabajo cooperativo y sus beneficios dotaban a esta metodología de enseñanza de un nuevo vigor en una nueva era en la que las adultas y adultos del futuro deberán hacer gala de sus mejores habilidades sociales e interpersonales para solucionar problemas globales cada vez más complejos. En este post veremos cuáles son las diferencias entre el trabajo colaborativo y el trabajo cooperativo y describiremos dos iniciativas que han llevado a la práctica de forma muy original los principios esenciales del trabajo cooperativo.
El juego de las diferencias
Cuando hablamos de trabajo en grupo en el contexto de la escuela, casi siempre usamos los términos “aprendizaje colaborativo” y “aprendizaje cooperativo” de forma equivalente. Y si bien es cierto que ambas se refieren a formas de trabajar en grupo, existen entre ellas algunas diferencias importantes que conviene conocer para utilizar cada una de ellas de la forma más apropiada. ¿Cuáles son estas diferencias?
Responsabilidad y papel del docente. En el trabajo colaborativo, la responsabilidad del aprendizaje recae en el estudiante y el profesor interviene solo como punto de apoyo, cuando es necesario, los estudiantes organizan sus esfuerzos entre ellos y son los únicos responsables del aprendizaje. Sin embargo, en el aprendizaje cooperativo, la responsabilidad de llevar cabo las actividades de aprendizaje recae tanto en el profesor como en los alumnos. En el aprendizaje cooperativo, el profesor guía a los alumnos a lo largo de todo el proceso. Les propone un tema, les da instrucciones sobre cómo organizarse, les divide en grupos y asigna roles dentro de estos grupos.
Individualidad frente a igualdad. El éxito del aprendizaje colaborativo se basa en las fortalezas individuales de cada uno de los miembros del grupo, que se aprovechan para potenciar el aprendizaje dentro del grupo. Por ejemplo, incentivando la puesta en común y discusión de distintos puntos de vista. En el aprendizaje cooperativo se pone el acento en el grupo y no se enfatizan las individualidades. Se busca que las contribuciones sean igualitarias.
Evaluación. En el aprendizaje colaborativo son los estudiantes, independientes y responsables de su propio aprendizaje, los que evalúan los resultados del ejercicio de aprendizaje. Por lo tanto, son los estudiantes los que evalúan su propio rendimiento individual y grupal. Por el contrario, en el aprendizaje cooperativo es el profesor quien evalúa la actividad realizada por los alumnos de los distintos grupos, para lo cual los alumnos presentan sus trabajos al final de la clase para su evaluación.
Adquisición de conocimiento. Como consecuencia de estas diferencias, podríamos decir que el aprendizaje colaborativo más flexible e informal y menos estructurado y dirigido es más apropiado para desarrollar tareas abiertas y complejas, que no tienen una respuesta específica, y se adapta más a los niveles superiores de la educación. Sin embargo, el aprendizaje cooperativo mucho más formal, estructurado y directivo, en el que los alumnos trabajan juntos para alcanzar un objetivo común, bajo condiciones enmarcadas por el profesor, se adapta más a los niveles elementales y se considera más apropiado para adquirir conocimientos fundacionales y básicos.
A continuación, describiremos brevemente dos iniciativas que por sus características especiales y su originalidad, merecen ser destacadas dentro de las experiencias de aprendizaje cooperativo.
Cuando el trabajo cooperativo se hace global: Atlas de la Diversidad
Este proyecto busca consolidar una comunidad de aprendizaje para fortalecer las relaciones y el intercambio entre diferentes comunidades y en la que el conocimiento y la cultura, la propia y la de los demás, se conviertan en los activos más importantes de la comunidad educativa.
Desde la práctica, Atlas de la Diversidad se propone dar el paso hacia ese cambio educativo desde la mera transmisión de información profesor-alumno, al aprendizaje cooperativo y en red, vinculando, además, los proyectos con la comunidad local y, al mismo tiempo, con una red global, a través de un proyecto telecolaborativo de ámbito internacional. Atlas de la diversidad es un punto de encuentro virtual de todas las aportaciones de los participantes sobre los aspectos más singulares, genuinos y propios de su lugar de origen: una receta de cocina, un problema medioambiental, un escritor, un paisaje, los productos de la tierra, canciones y bailes populares, etc.
¿Cómo funciona?
El proyecto dispone espacios para que profesores de América Latina y Europa intercambien metodologías útiles de enseñanza y aprendizaje, con especial énfasis en las que están ligadas al uso de las Tecnologías de la Información y Comunicación (TIC). El punto de partida es la elaboración de un Atlas de la diversidad digital en red, que recoge las particularidades de cada lugar, desde el punto de vista y la perspectiva de los alumnos, sobre su entorno inmediato. Está compuesto por fichas, que describen aspectos de la cultura de un lugar, entendiendo el término cultura en su sentido más amplio y que incluye, por lo tanto, desde acontecimientos históricos hasta problemas sociales o ambientales, pasando por aspectos folclóricos.
Los profesores disponen además de una formación online para ir desarrollando la actividad con sus alumnos y, conforme la van llevando a cabo, pueden también compartir sus buenas prácticas o las dificultades que se les van presentando.
Las chicas y los chicos trabajan en grupo, guiados por su profesor y siguiendo sus directrices, diferentes aspectos de la cultura de su entorno más próximo. Por ejemplo, Artistas del vallenato, Flora comestible en Colombia, Receta de Jalea de Membrillo Casero, El Zoo de Santillana… Después los ponen en común y lo exponen, a través de la web del proyecto, a toda la comunidad de colegios que conforman este proyecto de aprendizaje que ha llevado el aprendizaje colaborativo al ámbito internacional.
Jugando en serio con Lego: Lego Serious Play
¿Te ha pasado alguna vez no poder recordar los números del pin de tu tarjeta de crédito (o de tu teléfono móvil) pero al enfrentarte al teclado tu mano lo ha marcado sin problema? Es la “memoria de las manos”. ¿Sabías que nuestras manos están conectadas con nuestras células cerebrales? Según algunos estudios científicos nuestras manos son capaces de retener información que no somos capaces de expresar de forma verbal. Y es aquí donde encontramos una de las principales virtudes de esta metodología. Al construir cosas con las manos, accedemos a diferentes conocimientos que están almacenados en nuestro cerebro. Y así, se facilita el razonamiento y la conceptualización de ideas.
Seguimos preguntando. En las discusiones y en los debates (en clase, en el trabajo, en las cenas de amigos…), ¿te has fijado que, normalmente, solo hablan dos o tres personas y el resto permanece más o menos en silencio? Esto es porque no pueden encontrar las palabras o las ideas adecuadas. Y aquí tenemos otra de las grandes ventajas de Lego Serious Play (LSP), un método que combina pensamiento, comunicación y resolución de problemas, presentando un enorme potencial para la comunidad educativa y el trabajo cooperativo. Veamos cómo.
LSP se basa en tres principios:
- Los líderes no tienen todas las respuestas. Su éxito depende de que escuchen todas las voces presentes.
- La gente por naturaleza desea contribuir, ser parte de algo más grande y asumir la dirección.
- Al permitir que cada miembro del equipo haga su contribución y dé su opinión, se genera un proyecto más sostenible.
Decía Platón que se descubre más sobre una persona en media hora de juego que en un año de conversación. Basándose en esta premisa, LSP es capaz de crear un clima de confianza a través del juego que facilita la comunicación y la resolución de problemas. Sin jerarquías ni inseguridades: solo personas, piezas y retos y preguntas a las que vamos a ir dando respuesta y forma, ayudados en este caso por el docente, que va guiando a las chicas y chicos en el proceso.
Construcción, reflexión y aprendizaje cooperativo
Se plantea un reto y se pide a los estudiantes que construyan su visión de ese reto, utilizando para ello las piezas que tienen a su disposición. Después deben compartir con el resto del grupo la historia de lo que han construido. Así, está compartiendo lo que cree y piensa, pero a través de una actividad lúdica y un juguete, por lo que las inseguridades y los miedos prácticamente desaparecen. Por último, el grupo reflexiona y aprende sobre lo que los demás participantes han compartido.
Otra gran ventaja de esta metodología es que puede ser usada para toda la comunidad educativa: profesores, familias y administración.
En grupo, es mejor
Hoy más que nunca, el trabajo en equipo se ha convertido en una herramienta fundamental en nuestro día a día. En todos los niveles: desde el jardín de infancia hasta las últimas etapas de nuestra vida laboral. Interaccionar con otros, explicarles nuestros puntos de vista, nos ayuda a reflexionar, a estructurar y asentar nuestro propio conocimiento. Contrastar puntos de vista nos sirve, además, para desarrollar habilidades de comunicación, empatía y resolución de conflictos.