Editar una película para aprender inglés; usar la programación para mejorar la práctica de deportes paralímpicos; aplicaciones que rescatan y ponen en valor las tradiciones orales de la cultura quechua, al tiempo que fomentan el hábito lector o intercambios virtuales de estudiantes o una farmacia virtual que ofrece a los docentes una serie de cápsulas explicativas orientadas a mejorar su práctica docente a distancia, entre otras muchas (más de 150), son algunas de las propuestas creativas e innovadoras que algunas escuelas y organizaciones de la sociedad civil en América Latina han puesto en marcha para mejorar los aprendizajes de niñas, niños y adolescentes en la región.
Sabemos que la educación es la variable más importante para lograr el desarrollo y superar situaciones de marginalidad y vulnerabilidad, a escala tanto individual como colectiva. Pero, para que la educación sea verdaderamente esa variable transformadora, requiere de una apuesta decidida por la innovación didáctica. En este sentido, la identificación y difusión de las buenas prácticas educativas es una acción muy relevante que permite apostar por una educación de calidad, por un aprendizaje significativo entre sus estudiantes, fomentando la motivación y el compromiso de toda la comunidad escolar, ya que ayuda a los docentes y a las instituciones educativas a mantenerse actualizados en propuestas pedagógicas que realmente funcionen en las aulas.
¿Por qué reinventar la rueda?
En este contexto y con el objetivo de imaginar un nuevo y mejor futuro para los sistemas educativos de la región latinoamericana, la OEA y ProFuturo convocaron a escuelas y organizaciones de la sociedad civil de las Américas a postular buenas prácticas en educación digital para visibilizar y compartir estas experiencias entre toda la comunidad educativa. Tras un proceso de selección, las postulaciones recibidas han servido para elaborar un mapa interactivo de buenas prácticas que facilitará su visibilización y replicabilidad.
Las experiencias recopiladas demuestran que la región comparte desafíos para los que en algún punto del hemisferio ya se han creado soluciones innovadoras, adaptables y replicables a distintos entornos. Todas ellas se basan en la tecnología y en metodologías pedagógicas innovadoras como palancas para la transformación educativa en diversos contextos, con foco en los entornos y colectivos vulnerables y desde una perspectiva de género.
Los criterios de selección
Una buena práctica educativa deber ser efectiva, relevante, innovadora, inclusiva y fomentar la colaboración. Además, el mapeo de ProFuturo y la OEA ha puesto el foco en estos y otros criterios que atienden a los requerimientos y desafíos de una región como la latinoamericana en un momento como el actual, de cambios profundos sociales y culturales. ¿Cuáles son?
- Enfoque en derechos humanos y equidad. La buena práctica debe ir orientada a instituciones y/o estudiantes en condiciones de vulnerabilidad socioeconómica, con especial foco a grupos minoritarios (como población migrante, de comunidades indígenas y/o población con discapacidad, entre otras).
- Innovación. Una buena práctica educativa debe ser innovadora y estar a la vanguardia de los últimos avances en la investigación educativa. Así, por ejemplo, puede contemplar el enfoque multidisciplinario, el aprendizaje basado en proyectos, el uso de datos y/o la gestión a partir de la información para el seguimiento de trayectorias y/o involucrar la promoción de habilidades y competencias (transferibles y digitales).
- Integración de tecnología. Debe integrar las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) y del aprendizaje y el conocimiento (TAC), tanto en el aula como en la gestión institucional.
- Articulación y colaboración. La práctica debe promover un ambiente de aprendizaje colaborativo y cooperativo (entre estudiantes, miembros de la comunidad educativa, otras escuelas y diversos actores del ecosistema educativo), que fomente la comunicación y el intercambio de ideas.
- Sostenibilidad y replicabilidad. La buena práctica está estructurada y puede ser difundida para su réplica contemplando posibles adaptaciones de contexto. Además, debe poder implementarse con los recursos presentes en las escuelas o pocos recursos y/o inversiones adicionales.
- Sistematización de resultados. La buena práctica se encuentra sistematizada (objetivos, procesos, componentes y actividades definidos en pro de un logro) y cuenta con indicadores de resultados sobre los avances de la implementación vinculados con la mejora de las trayectorias escolares y/o la recuperación de aprendizajes y/o el desarrollo de competencias y habilidades.
Radiografía de una buena práctica
¿Cómo es una buena práctica típica en la región a tenor de los datos predominantes de las buenas prácticas recibidas para el mapeo? Pues sería una buena práctica desarrollada en ámbito urbano, destinada a estudiantes y centrada en la mejora de los aprendizajes.
Poniendo la lupa en los datos, podemos decir que el 56% de las buenas prácticas se desarrollaron en el ámbito urbano frente a un 16% que se desarrolló en el ámbito rural.
Además, como hemos dicho, los estudiantes centran las intervenciones, con un 82% de las prácticas enfocadas en ellos, seguidos de los docentes (51%), las familias (39%), las escuelas (30%), comunidad educativa (30%) y, por último, equipos directivos (14%). En lo que se refiere a las temáticas que proponen trabajar, la mayoría (50%) se centran en la mejora de aprendizajes.
La convocatoria recibió 165 postulaciones de 17 países de toda la región. Por países, Colombia es el país con más representación en el mapa (30%), seguido de México (22 %), Ecuador (21 %), Argentina (13 %) y Perú (9 %). Las buenas prácticas también se han encontrado en Belice, Bolivia, Brasil, Chile, Costa Rica, El Salvador, Estados Unidos, Guatemala, Nicaragua, Paraguay, Uruguay y Venezuela.
Aprendizajes más destacados
El análisis de las buenas prácticas recopiladas nos deja algunos aprendizajes:
- El acompañamiento, la colaboración y el trabajo en equipo es fundamental para el buen desarrollo y el éxito de la buena práctica. El trabajo en equipo, la promoción del diálogo y el vínculo con nuevos actores, no siempre escolares, potencian los intercambios y el aprendizaje. Además, la mirada de expertos externos (actores públicos o privados, por ejemplo) enriquece el proceso y fortalece el ecosistema para que la práctica quede instalada e incentive la generación de nuevas políticas públicas y vaya más allá.
- La importancia de la actitud de los estudiantes y el apoyo de las familias. La actitud de los estudiantes es el factor principal que promueve el desarrollo del proyecto e incentiva la continuidad en la implementación de la experiencia. Por su parte, el apoyo de madres y padres resulta vital en el desarrollo de la buena práctica ya que una buena parte del trabajo debe ser ejecutado en el tiempo libre y con el apoyo de la familia.
- Las TIC suman. Una característica que imprime un diferencial en este mapeo de BB.PP. es el protagonismo de las TIC como aliadas de la escuela en favor del desarrollo de trayectorias escolares significativas y la construcción de aprendizajes. En el caso de las buenas prácticas analizadas, las TIC permiten a docentes y centros, entre otras cosas, superar los límites de las aulas tradicionales y transformar positivamente la enseñanza, a través de la innovación pedagógica.
- Las prácticas pedagógicas innovadoras motivan a toda la comunidad escolar. Las buenas prácticas redireccionan la mirada de los docentes hacia nuevas formas de aprendizaje que despiertan el interés de docentes y estudiantes por adquirir nuevas competencias.
- La información y los datos son imprescindibles para mejorar el impacto de las buenas prácticas. La recogida e interpretación de los datos resulta un valor fundamental para diagnosticar y tomar decisiones informadas sobre cómo continuar.
- La conectividad y el acceso, principales desafíos. Los mayores desafíos están vinculados a problemas de conectividad tanto en escuelas como en los hogares de los estudiantes. También a problemas de acceso a dispositivos tecnológicos en los hogares del estudiantado o en las escuelas.
Estamos, por tanto, ante una iniciativa pionera en la detección, sistematización y fomento de buenas prácticas educativas en la región, desde la innovación tecnoeducativa para los entornos complejos. En posteriores análisis de nuestro Observatorio, iremos profundizando sobre alguna de estas experiencias transformadoras en la región.
Descárgate aquí la publicación para conocer todos los detalles sobre estas buenas prácticas.