¿Crees que Rafa Nadal habría llegado donde está sin un buen entrenador? Cualquier persona que se haya iniciado en alguna práctica deportiva entiende la importancia fundamental de tener un buen entrenador (coach, en inglés) para mejorar nuestro rendimiento en ese deporte. Alguien formado y con conocimientos, que sabe guiar al deportista para que este consiga sus objetivos deportivos.
Siguiendo con la metáfora deportiva, ¿qué nos viene a la cabeza cuando pensamos en un entrenamiento? Pensamos en alguien que pretende un objetivo y que, para llevarlo a cabo, desarrolla un trabajo intensivo, constante y estructurado, centrado en la mejora de su rendimiento. Traslademos esto al mundo educativo para poder entender qué es un coach docente.
¿Qué es el coaching instruccional?
Un coach docente es un profesional formado y con conocimientos que sabe llevar a los profesores (o a los directores) desde donde están, hasta donde quieren estar (Burns, 2020). Así en la educación, como en el deporte, el trabajo de un coach es hacer que las personas trabajen mejor en su profesión y sean mejores profesionales.
El coaching instruccional es una forma de desarrollo profesional docente que, en los últimos años, ha ido ganando terreno en todos los países y contextos. Sin embargo, aún existe cierta confusión conceptual y por eso, antes de entrar en materia, nos detendremos en cuáles son las características concretas que debe tener un coaching para que podamos considerarlo tal.
En primer lugar, el coaching debe orientarse a un objetivo concreto. Trabajamos para desarrollar habilidades específicas que conducen al mejor aprendizaje de los estudiantes. Lo ideal, además, es que las habilidades específicas que se desarrollan difieran en función de las necesidades de cada profesor (Kraft y Blazar, 2018).
Por eso, además, es un aprendizaje estructurado, en función de ese objetivo. El coaching es analítico y se basa en un examen de la situación: observación y retroalimentación. El coach desglosa un comportamiento complejo en sus elementos constitutivos para que los profesores entiendan estos componentes y cómo funciona cada uno (Burns, 2020). Los coaches modelan prácticas basadas en la investigación y trabajan con los profesores para incorporar estas prácticas en sus aulas (Kraft y Blazar, 2018).
Por último, en el coaching las interacciones son constantes y sostenidas en el tiempo (pueden durar, por ejemplo, un semestre o un curso escolar).
¿Funciona?
Aunque la evidencia sobre el funcionamiento de esta metodología de desarrollo profesional docente es aún escasa, los resultados de algunos estudios que se han llevado a cabo son prometedores. Por ejemplo, un metaanálisis desarrollado por investigadores de la Universidad de Harvard y la Universidad de Brown en el que se analizaban 60 estudios demuestra que, si se hace bien, el coaching tiene grandes efectos positivos tanto en la práctica docente como en el rendimiento de los estudiantes. Concretamente, la calidad de la enseñanza de los profesores mejora tanto o más que la diferencia de eficacia entre un profesor principiante y uno con cinco o diez años de experiencia (Kraft et al., 2018). No obstante, y según advierten los autores del estudio, la mejora observada en la práctica docente es significativamente mayor que el impacto resultante en los resultados de los alumnos.
¿Qué más observaron los investigadores de Harvard y Brown?
- La calidad del coach es más importante que la cantidad de las sesiones.
- Existe poca diferencia en la eficacia de los programas de coaching impartidos en línea frente a los presenciales.
- La eficacia del programa disminuye cuanto mayor es el número de profesores implicado en el programa. Esto podría deberse a motivos relacionados con la calidad del coach, limitaciones financieras, la estandarización o el compromiso de los profesores y el clima escolar.
Nos centraremos en estos desafíos a continuación.
¿Cómo escalar un programa de coaching docente?
- La calidad del coach: uno de los retos fundamentales para ampliar los programas de coaching es encontrar suficientes entrenadores expertos capaces de prestar estos servicios, que son la clave de la intervención. Pasar de un pequeño grupo de coaches a una plantilla numerosa requiere de nuevos sistemas de reclutamiento, selección y formación. En este sentido, Kraft y Blazar sugieren intensificar la investigación que trata de entender las características y habilidades de los coaches
- Limitaciones financieras: la formación de profesores es una forma de desarrollo profesional relativamente cara debido a los elevados costes de personal que supone la contratación de coaches que se reúnen con los profesores de forma regular (Kraft y Blazar, 2018).
- Estandarización: la ampliación del coaching puede requerir la creación de sistemas y estructuras más formales que garanticen la fidelidad del programa. Sin embargo, esto puede ir en detrimento de la capacidad del coach para adaptar su enfoque a las necesidades individuales de cada profesor. Para evitar este riesgo, es preciso quelos desarrolladores de programas piensen de forma crítica en cómo implementar estas estructuras de apoyo a los coaches sin restringir su flexibilidad.
- Compromiso de los profesores y clima escolar: ampliar los programas de coaching podría requerir la participación de profesores que se resisten al cambio. En este sentido, los directores de los centros educativos tienen un papel fundamental a la hora de crear una cultura de confianza y respeto entre los administradores y el personal, con el fin de aliviar las preocupaciones de los profesores y aumentar su disposición a participar activamente.
¿Qué pasa con el coaching virtual?
¿Podría el coaching virtual solucionar alguna de las dificultades que enfrenta el escalamiento de estos programas y su extensión a determinados entornos vulnerables? Por ejemplo, aquellas relacionadas con el financiamiento, la falta de coaches cualificados, la distancia o la geografía.
¿Qué dice la evidencia? Es importante comenzar diciendo que la investigación sobre la eficacia del coaching virtual y la mejora del rendimiento de los profesores, sobre todo en entornos con pocos recursos, es incipiente, por lo que aún no existe un conjunto sólido de pruebas y, en algunos casos, los resultados de los diferentes estudios llegan a ser contradictorios.
Por ejemplo, hay algunos estudios de alta calidad que sugieren que el coaching virtual es más rentable que el coaching presencial y que las intervenciones de coaching presencial y virtual pueden ser igualmente eficaces para mejorar el rendimiento de los estudiantes (Burns, 2021). Aunque también hay evidencia que indica que la modalidad puramente virtual podría ser la menos eficaz de las tres modalidades (presencial, híbrida y virtual) (Burns, 2021).
Como vimos durante la pandemia, y a pesar de que la evidencia en esto también es aún incipiente, el coaching virtual puede imitar esencialmente el coaching presencial y garantizar cierta continuidad en el apoyo y el aprendizaje de los profesores, tanto si están enseñando en línea como en persona (Burns, 2021). En cualquier caso, un coaching híbrido, que combine la presencialidad de algunas actividades con la virtualidad de otras, podría facilitar mucho la implantación de esta modalidad de desarrollo profesional en algunos entornos en los que las circunstancias hacen complicada la existencia de u coaching presencial. Además, en algunos casos, la virtualidad podría incluso aumentar la motivación y el entusiasmo, traduciéndose en una mejora del rendimiento (Burns, 2021).
Virtual o presencial, el caso es que el coaching instruccional es una tendencia al alza que va cobrando fuerza por su componente de personalización y por la efectividad que está demostrando como método de desarrollo profesional docente. Para responder a algunos de los retos que implica su aplicación a gran escala y en entornos vulnerables, hace falta más investigación. Mientras, con la evidencia que ya existe y demuestra su eficacia e impacto en el aprendizaje de los estudiantes, podemos ir avanzando en su aplicación.
En próximos posts iremos desarrollando diferentes experiencias donde se concretan distintas fórmulas de acompañamiento para la mejora de la calidad educativa.
REFERENCIAS
Burns, M. (2020). Getting started with teacher coaching in international education programs. GPE (Blog). https://www.globalpartnership.org/blog/getting-started-teacher-coaching-international-education-programs
Burns, M. (2021). Can virtual coaching be an effective substitute for in-person coaching? GPE Blog. https://www.globalpartnership.org/blog/can-virtual-coaching-be-effective-substitute-person-coaching
Kraft, M.A. y Blazar, D. (2018). Taking teacher coaching to scale: can personalized training become standard practice. Education Next, 18(4), 68-74.
Kraft, M.A., Blazar D. y Hogan D. (2018). The Effect of Teacher Coaching on Instruction and Achievement: A Meta-Analysis of the Causal Evidence. Review of Educational Research, 88 (4):547-588.
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