La inteligencia artificial generativa se ha convertido en una pieza clave para repensar la forma en que procesamos información y creamos contenidos. Sus algoritmos, diseñados para producir texto, imágenes o incluso secuencias de audio y hasta vídeo, nos ofrecen posibilidades que hasta hace no mucho estaban fuera de nuestro alcance. Como no podía ser de otra manera, esto ha puesto “patas arriba” el mundo de la educación, donde esta tecnología ha calado hondo, especialmente entre los jóvenes, quienes encuentran en ella un canal para, en el mejor de los casos, resolver dudas.
¿Cómo influye esta tecnología en la formación de adolescentes y adultos jóvenes? ¿Hasta qué punto puede cerrar brechas de acceso al conocimiento en entornos con menos recursos? ¿Qué desafíos éticos plantea su adopción? Un informe titulado Teen and Young Adult Perspectives on Generative AI ofreció una visión detallada de estas cuestiones, centrándose en un grupo de 1.274 personas de 14 a 22 años encuestadas en Estados Unidos. Sus resultados revelaron datos estadísticos sobre el uso, por parte de los jóvenes, de herramientas de IA, e incluyeron testimonios directos de jóvenes con diversas realidades socioeconómicas y culturales. ¿Qué nos dicen los datos? Lo vemos a continuación.
¿Qué piensan los jóvenes?
Usos educativos más frecuentes
Según los datos recabados, el 51% de los participantes ha probado alguna herramienta de IA generativa al menos una vez, aunque solo el 4% la emplea de manera diaria. En lo que se refiere a los usos educativos más frecuentes, el documento señala tres grandes áreas en las que los jóvenes aplican la IA generativa en sus estudios:
- Consulta de información (53%): muchos la ven como un buscador más avanzado, capaz de responder a preguntas específicas y ofrecer explicaciones con cierto orden.
- Creación de ideas (51%): la capacidad de generar textos, ejemplos o posibles temas de investigación resulta atractiva cuando un alumno necesita inspiración inicial.
- Apoyo en tareas escolares (46%): varios estudiantes la emplean para organizar la estructura de un ensayo, diseñar resúmenes o planificar proyectos.
Así, un encuestado comentó que su mayor interés radica en comprender cómo la IA aborda problemas matemáticos de alta complejidad, algo que un simple navegador no suele lograr con el mismo nivel de detalle. Por lo general, estas experiencias demuestran que la tecnología puede actuar como un asistente con múltiples competencias, siempre y cuando se gestione con criterio.
Por lo demás, y según los encuestados, la emoción dominante entre quienes han “buceado” en la IA generativa es la curiosidad, sobre todo por su capacidad de resolver problemas de forma casi instantánea y por su aparente habilidad para generar múltiples ideas (“Ayuda a generar ideas para trabajos escolares” o “Reduce el tiempo para realizar tareas, encontrar información de manera más rápida, precisa y adaptada a tus necesidades”, son algunos de los testimonio recabados en el estudio).
Algunos jóvenes encuestados encuentran en la IA generativa un espacio donde pueden hacer preguntas sin temor al juicio, especialmente sobre temas personales o complicados (“Me ayuda a hacer preguntas sin sentir ninguna presión”), lo que refuerza la percepción de la IA como un recurso para explorar ideas y obtener respuestas cuando las interacciones humanas podrían no sentirse igual de seguras o disponibles.
Las inquietudes
En el lado de las inquietudes, un 24% asocia la IA con trampas o plagio, lo cual expone un dilema ético que no puede pasarse por alto. Además, un 22% expresó reparos acerca de la privacidad de los datos, y otro grupo sentía que la tecnología no aportaba un beneficio real para sus necesidades diarias.
También existen dudas sobre el grado de fiabilidad de sus respuestas y sobre la forma en que maneja información personal. Por ejemplo, el 22% de los jóvenes menciona preocupaciones sobre la privacidad y el manejo de su información personal por parte de las herramientas de IA generativa (“La IA hace que sea más fácil comprometer, robar o hackear la información personal”) y el 17% ha escuchado que estas herramientas son inexactas o tienen sesgos en la información que proporcionan.
En el entorno escolar, el informe proporciona algunas reflexiones sobre cómo el uso de la IA generativa puede afectar el desarrollo del pensamiento crítico y promover el uso de ciertas prácticas que desincentivan el aprendizaje profundo. En esta línea, algunos jóvenes señalaron que el uso excesivo de la IA generativa podría llevar a depender de respuestas automáticas en lugar de involucrarse activamente en el análisis y la resolución de problemas (“La IA hace el trabajo por ti, pero te deja sin saber cómo llegaste a esa respuesta” o “Es demasiado fácil simplemente aceptar lo que dice la IA sin verificarlo. No te obliga a cuestionar nada”).
El estudio también menciona que educadores y jóvenes están preocupados por el riesgo de utilizar la IA generativa solo como una herramienta para completar tareas rápidamente, en lugar de aprovecharla como un complemento para desarrollar habilidades de razonamiento y creatividad. Esto es especialmente relevante en el caso de tareas como la redacción de ensayos, donde el proceso de planificación y edición es parte integral del aprendizaje.
Así las cosas, no es extraño que surjan discusiones sobre la legitimidad de un ensayo que se basa en una idea generada por IA. ¿Podríamos estar ante un escenario en el que la creatividad humana se subordine al producto de un modelo algorítmico? Esta pregunta abre la puerta a la reflexión sobre cómo equilibrar la asistencia tecnológica con la formación integral.
Para mitigar estos riesgos, se sugiere integrar estrategias pedagógicas que fomenten el pensamiento crítico mientras se utiliza la IA generativa, como actividades que obliguen a los estudiantes a verificar la fiabilidad de las respuestas generadas y a reflexionar sobre el proceso de obtención de información.
Desafíos y oportunidades en contextos vulnerables
Una de las grandes virtudes potenciales de la IA generativa consiste en su capacidad para reducir las barreras educativas en zonas con escasos recursos. Muchos estudiantes ubicados en contextos vulnerables podrían hallar en estas herramientas un tutor virtual que responda preguntas las 24 horas. Esto, por ejemplo, permitiría resolver ejercicios de ciencias o redactar borradores de escritos académicos sin necesidad de aguardar la disponibilidad de un profesor.
Este potencial, sin embargo, enfrenta obstáculos. La falta de una buena conexión a internet, la ausencia de dispositivos adecuados o el desconocimiento sobre cómo navegar las plataformas tecnológicas continúan limitando su adopción.
En ese sentido, resulta prioritario asegurar que la incorporación de la IA generativa no agrande las brechas educativas. Varios testimonios reflejan la inquietud de que aquellas personas sin competencias digitales o con poca infraestructura tecnológica queden rezagadas (“Si no tienes un buen internet o una computadora en casa, no puedes usar estas herramientas. Eso hace que algunos de nosotros nos quedemos más atrás que otros”, “Sin que alguien te enseñe cómo usarla bien, podrías terminar usando la IA de formas que no son útiles o incluso dañinas”).
Para contrarrestar estos desequilibrios, es esencial pensar en planes de formación que incluyan herramientas de IA, pero con un enfoque ético, responsable y, sobre todo, inclusivo.
El acceso desigual a la tecnología sigue siendo uno de los puntos que más preocupan a docentes y familias. Mientras algunos estudiantes pueden conectarse con sistemas de IA a través de computadoras de alto rendimiento y conexiones de banda ancha, otros dependen de redes públicas o de dispositivos compartidos en bibliotecas.
El informe destaca que, en las encuestas, los grupos con ingresos más bajos señalaron tener menos conocimiento sobre herramientas de IA. Esta situación no solo pone en riesgo su oportunidad de beneficiarse del potencial formativo de la tecnología, sino que también puede alimentar una percepción de desventaja respecto a sus pares más favorecidos.
Un futuro de convivencia con reglas claras
¿Cómo perciben los más jóvenes el futuro con la generalización y masificación del uso de este tipo de tecnología? De acuerdo con el informe, el 41% de los participantes considera que la IA traerá tanto beneficios como consecuencias adversas. Un 19% teme la pérdida de trabajos y la posible expansión de la desinformación, mientras que el resto se ubica entre la expectativa de que se convierta en un catalizador de cambios positivos y la incertidumbre sobre su impacto real.
En estos porcentajes subyace la esperanza de que, al delegar tareas repetitivas en algoritmos, los seres humanos puedan enfocarse en la resolución de problemas que requieran razonamiento profundo. Sin embargo, nadie puede asegurar que esa transición sea inmediata o equitativa.
De momento, las nuevas generaciones parecen abiertas a la convivencia con estas plataformas, pero insisten en la necesidad de reglas claras. La mayoría de los encuestados considera que las instituciones educativas deben regular su uso y diseñar espacios donde se explique cómo funcionan los modelos de IA, para evitar malentendidos acerca de su alcance.
La IA generativa continúa evolucionando, y su penetración en la educación depende en gran medida de la manera en que las escuelas y el resto de la sociedad se adapten a su presencia. El informe deja entrever que, a pesar de las reservas, una parte considerable de la juventud reconoce el valor práctico de esta tecnología para resolver tareas concretas.
El reto está en plantear políticas y metodologías que impulsen su uso con sentido crítico, de modo que se refuercen los aprendizajes y no se erosione la responsabilidad intelectual. Quienes redactaron el informe creen que la participación de los propios jóvenes en la creación de estas políticas es fundamental, ya que serán ellos los primeros en convivir de forma cotidiana con modelos de IA en diferentes etapas de su vida académica y profesional.
Como lo expresó uno de los encuestados: “El mundo está cambiando, y nosotros somos el futuro”. Esta frase resume la importancia de escuchar las voces de quienes están creciendo en contacto directo con las tecnologías de la información.