Tecnología en la infancia: los expertos opinan

El uso de la tecnología en la infancia es un tema cada vez más debatido entre padres, educadores y expertos en salud infantil. Hace un año, el Gobierno de España encargó a un comité de 50 expertos que analizara el impacto de las tecnologías en los menores. El Observatorio ha tenido acceso al informe final, con más de 107 medidas que proporcionan pautas claras sobre cómo aprovechar la tecnología de forma segura y constructiva, sin comprometer el bienestar de la infancia. En este artículo analizamos y resumimos sus conclusiones principales.

Tecnología en la infancia: los expertos opinan

El creciente desarrollo de las tecnologías digitales ha modificado de forma profunda la relación de niños y adolescentes con su entorno. Desde la aparición de las primeras consolas de videojuegos y dispositivos portátiles, hasta las plataformas de aprendizaje virtual disponibles en la actualidad, han surgido múltiples oportunidades de adquisición de conocimientos que no siempre van acompañadas de la supervisión adulta necesaria.

A la inquietud creciente sobre el acceso de los menores a contenidos inadecuados y la prolongada exposición a pantallas, circunstancias que se asocian con efectos perjudiciales en la salud mental de niños y adolescentes, se ha ido sumando la necesidad de actualizar los marcos jurídicos para adaptarlos a las demandas de un escenario cada vez más virtual.

Así las cosas, en enero de 2024, el Gobierno de España, a través del Ministerio de Juventud e Infancia, constituyó el Comité de Personas Expertas para valorar el impacto del entorno digital en la infancia y promover medidas que protejan a los menores en esta nueva realidad. Este grupo, compuesto por 50 especialistas en áreas tan variadas como la pediatría, la psicología, la educación, el derecho digital y la ciberseguridad, se propuso trazar un diagnóstico amplio sobre la relación entre los menores y la tecnología.

Su trabajo pasó por analizar prácticas favorables, identificar peligros y ofrecer propuestas que puedan aplicarse en diferentes ámbitos de la sociedad, desde los hogares y las escuelas, hasta la industria tecnológica y las autoridades gubernamentales.

El Comité destaca en su informe la aportación positiva de las herramientas digitales en la formación de los más jóvenes.

El valor social y educativo de la tecnología

El Comité destaca en su informe la aportación positiva de las herramientas digitales en la formación de los más jóvenes. Por ejemplo, el acceso fácil e inmediato a bibliotecas virtuales y plataformas interactivas ofrece la posibilidad de profundizar en distintos ámbitos del conocimiento. Por otra parte, la existencia de contenido audiovisual y aplicaciones diseñadas con fines pedagógicos incrementa la motivación de los estudiantes, al tiempo que fomenta la adquisición de competencias digitales fundamentales.

A continuación, se listan una serie de ejemplos, citados en el informe, que muestran distintas maneras de aprovechar las herramientas digitales para fomentar el aprendizaje, la inclusión y la interacción de los menores en un entrono cada vez más conectado:

  • Acceso al conocimiento y la información: Las plataformas digitales multiplican las oportunidades de aprendizaje. Hoy en día, un niño puede examinar material de ciencia espacial o practicar un idioma extranjero sin moverse de su casa.
  • Desarrollo de habilidades críticas: Al involucrar a los menores en la búsqueda de datos y la resolución de situaciones cotidianas con ayuda de la tecnología, se estimula el pensamiento independiente.
  • Inclusión de alumnado con necesidades especiales: Ciertas aplicaciones están especialmente diseñadas para garantizar que niños con distintas condiciones puedan integrarse de forma más activa en el proceso educativo.
  • Adaptación al estilo de aprendizaje personal: La tecnología posibilita un seguimiento más individualizado, al acomodar recursos y ritmos de manera flexible.
  • Intercambio global y cooperación: Conexiones en línea favorecen el acercamiento entre estudiantes de contextos diferentes, lo cual puede enriquecer su perspectiva cultural y social.

¿Significa esto que todos están preparados para aprovechar al máximo estas herramientas de formación? La respuesta no es sencilla, aunque podría resumirse así: la tecnología puede servir como aliada en el desarrollo de competencias críticas y sociales si se emplea con la orientación correcta.

Peligros asociados a la falta de supervisión

El informe del Comité de Personas Expertas puntualiza diversos riesgos que aparecen cuando el uso de las herramientas tecnológicas carece de un control apropiado. Entre ellos:

  • Contenidos inadecuados: la facilidad para toparse con material violento, sexual o que incite al consumo desmedido de bienes y servicios se incrementa de forma considerable cuando no hay filtros.
  • Repercusión en el bienestar psicológico: un exceso de tiempo ante las pantallas se vincula con cuadros de ansiedad, depresión y alteraciones del sueño, de acuerdo con investigaciones de distintas universidades europeas citadas por el comité.
  • Adicción y pérdida de control: algunas plataformas se diseñan con elementos repetitivos que atrapan a los usuarios más jóvenes durante periodos prolongados, reduciendo su capacidad de autorregulación.
  • Disminución de la interacción cara a cara: el aislamiento tras una pantalla puede obstaculizar el desarrollo de habilidades sociales y comunicativas, que son esenciales en el crecimiento de un individuo.
  • Uso indebido de datos personales: el informe indica la preocupación acerca de la recolección masiva de información sobre menores sin un permiso genuino y transparente, contraviniendo su derecho a la privacidad.

Por todo ello, el comité insiste en la necesidad de proteger a la niñez y la adolescencia mediante un marco regulador que garantice el equilibrio entre los beneficios de la era digital y la seguridad de los usuarios más jóvenes.

El documento final elaborado por el Comité de Personas Expertas, que supera las 200 páginas, llega a una idea esencial: el uso de la tecnología en la infancia y la adolescencia debería verse como un acto de equilibrio entre el aprendizaje y la seguridad.

Medidas propuestas para un entorno digital responsable

Dentro del trabajo realizado, el comité elaboró un informe con 107 sugerencias destinadas a organizar un espacio virtual seguro y enriquecedor. Algunas de las más notables son:

  1. Sistemas de verificación de edad y control parental: Recomiendan la aplicación de metodologías avanzadas que impidan el acceso de menores a contenido que no sea apto para su etapa de desarrollo.
  2. Alfabetización Mediática e Informacional (AMI): Proponen que se introduzcan actividades didácticas centradas en el uso crítico de las redes sociales y buscadores, empezando desde la educación primaria.
  3. Supervisión activa en familias y escuelas: Apuntan a la necesidad de que los adultos desarrollen competencias digitales para orientar a los menores ante los múltiples estímulos que encuentran en Internet.
  4. Protección de la privacidad infantil: Subrayan la importancia de un marco normativo que limite la comercialización de datos.
  5. Bloqueo de mecanismos adictivos: Sugieren vetar las llamadas “cajas botín” en los videojuegos y otras tácticas que fomentan el gasto impulsivo entre la población más joven.
  6. Observatorio de Salud Digital: Proponen la creación de una entidad encargada de monitorear el impacto de la tecnología en la salud mental.
  7. Selección de herramientas educativas seguras: Abogan por revisar la calidad y confiabilidad de las aplicaciones antes de ofrecerlas en los centros de enseñanza.
  8. Participación activa de la industria: Recomiendan que las empresas asuman una cuota de responsabilidad legal por la protección de los menores.
  9. Accesibilidad para todos: Instan a reforzar la inclusión de niños con capacidades diversas, con el objetivo de no relegar a ningún grupo.
  10. Revisión legal y de políticas: Invitan a actualizar las leyes de forma frecuente, ya que el entorno digital avanza a gran velocidad.
  11. Promoción del bienestar digital: Definen la urgencia de difundir pautas claras sobre el consumo de pantallas y la necesidad de autocuidado.
  12. Prohibición de publicidad personalizada: Recomiendan frenar la segmentación de anuncios dirigidos a la infancia.
  13. Límites de tiempo de pantalla: Exponen la importancia de recomendar un número de horas máximo frente a dispositivos, basado en evidencia científica.
  14. Creación de entornos amigables y seguros: Sugieren que las plataformas que se dirijan a la niñez incluyan mecanismos de protección ante conductas de acoso o acceso inadecuado.
  15. Apoyo constante a la investigación: Respaldan la financiación de estudios que exploren los efectos de la exposición tecnológica desde múltiples perspectivas.
  16. Incorporación de la voz infantil y adolescente: Subrayan la relevancia de que las políticas tomen en cuenta las opiniones de quienes viven el entorno digital de primera mano.
  17. Formación continua del profesorado: Señalan el valor de entrenar a los docentes para que guíen a los estudiantes en un uso equilibrado de la tecnología.
  18. Estrategias contra el ciberacoso: Proponen la puesta en marcha de proyectos que refuercen la convivencia digital y reduzcan la violencia virtual.
  19. Legislación adaptada a los nuevos desafíos: Plantean la necesidad de regular actos concretos relacionados con la interacción en línea y la protección de datos.
  20. Responsabilidad compartida: Insisten en que familias, centros educativos, gobiernos y empresas colaboren para proteger a los menores y garantizar un futuro digital libre de abusos.

“Un acto de equilibro entre el aprendizaje y la seguridad”

El documento final elaborado por el Comité de Personas Expertas, que supera las 200 páginas, llega a una idea esencial: el uso de la tecnología en la infancia y la adolescencia debería verse como un acto de equilibrio entre el aprendizaje y la seguridad. Se recomienda que las medidas regulatorias se complementen con programas de capacitación dirigidos a padres, madres y docentes, y que se promueva una cultura digital responsable en la industria tecnológica. La supervisión, lejos de ser un obstáculo, puede convertirse en un factor que incentive la curiosidad de los menores mientras se resguardan su bienestar emocional y su privacidad.

El objetivo, según se desprende del informe, es propiciar un entorno digital que no excluya a la juventud, sino que la invite a descubrir nuevos conocimientos y a cultivar una mentalidad crítica. Lograrlo demanda acciones concretas: leyes efectivas, programas formativos de calidad y un compromiso real de todas las partes involucradas. ¿Estaremos preparados como sociedad para dar ese paso? Si atendemos a los resultados de algunas experiencias piloto presentadas en el informe, el camino puede ser prometedor siempre que exista una voluntad compartida de avanzar en la misma dirección.

Si tienes interés en ampliar la información que ofrecemos en este artículo, aquí puedes acceder al texto completo del informe.

Jóvenes y tecnología

 

 

También podría interesarte