El siguiente artículo ha sido escrito originalmente para WISE ed.review. Para leer el artículo original en inglés, haga clic aquí. Sigue la actualidad de WISE en @WISE_es.
Gabriel Sánchez Zinny, fundador y presidente de Kuepa
Llevar la tecnología al aula puede significar muchas cosas diferentes: mayor acceso del profesor a sus alumnos en áreas remotas a través de enlaces de vídeo, capacitación de los profesores para utilizar los recursos online a fin de mejorar su planificación didáctica o proporcionar a los estudiantes sus propios equipos a precios reducido. Las TIC también pueden abrir nuevos horizontes para las pequeñas escuelas rurales, ayudar a revertir el absentismo docente y proporcionar una alternativa en la lucha contra el abandono escolar (una hándicap importante en su propio derecho a la educación).
Entre 2014 y 2040, casi el 40 por ciento de la fuerza laboral latinoamericana no habrá finalizado secundaria, lo que compromete la productividad, el crecimiento económico conseguido en la última década y la capacidad innovadora y emprendedora para dar el paso al siguiente nivel de desarrollo económico.
América Latina ha hecho progresos notables en términos de acceso a la educación primaria y a los primeros cursos de secundaria pero, según datos del Banco Mundial, muy pocos se gradúan de la escuela secundaria y menos aún pasan a la educación superior. Mientras que Chile, con el mejor sistema educativo de la región, ve graduar a casi el 70 por ciento, ese número se reduce al 55 por ciento en México o el 35 por ciento en Argentina. Y para aquellos que sí completan los estudios, la calidad de la educación es pobre: en la parte inferior de los rankings internacionales en evaluaciones como PISA de la OCDE.
Es importante darse cuenta de que, mientras que los millones de estudiantes que abandonan la escuela cada año se dirigen hacia una crisis individual, limitando su capacidad personal para progresar en sus carreras, su fracaso tiene el potencial de afectar a la economía en su conjunto.
Y hay muchas causas diferentes para tales abandonos. La más evidente es la necesidad económica que les lleva a trabajar para mantener a sus familias. Hasta el 23 por ciento de abandono escolar encaja en este escenario, según un informe de SITEAL (Sistema de Información de Tendencias Educativas en América Latina), una organización vinculada a la OEI y la UNESCO.
Otro 40 por ciento de los alumnos, de acuerdo con la misma fuente, abandonan la escuela porque les resulta aburrido o innecesario tener un diploma de escuela secundaria. Mientras que las presiones económicas, en general, afectan a alumnos de menores ingresos, el desinterés general es un malestar que afecta por igual a todos los niveles socioeconómicos. Adicionalmente más de un 5 por ciento de los estudiantes encuestados por la SITEAL manifiestan haber dejado la escuela por la falta de información acerca de opciones alternativas.
En este sentido, la tecnología puede ser una buena opción para hacer la pedagogía más relevante para la vida de los alumnos y llegar a aquellos que quieren volver y finalizar la educación secundaria que abandonaron previamente. Es por eso que algunos países han comenzado a implementar programas de recuperación que ofrecen una vía rápida de preparación de la escuela secundaria, como el programa ICFES-Saber en Colombia, Ceneval en México, o Adultos2000 en Buenos Aires.
Este tipo de programas basados en las TIC ofrecen alternativas flexibles para adultos con jornadas de trabajo a tiempo completo, o familias con necesidades y que, por alguna razón, no puede estar sentados en la escuela durante todo el día. La distancia y el aprendizaje blended pueden ofrecer una gama de opciones, desde la educación superior tradicional para los adultos latinos sin un título de licenciatura, como para áreas más específicas, como la adquisición del lenguaje o la educación técnica.
El aprendizaje mixto también puede ofrecer muchos de los beneficios de las habilidades docentes «tradicionales» a un coste menor. Blended learning se basa en una combinación innovadora de la tecnología en aulas de «ladrillo y mortero», en las que los métodos de aprendizaje cara a cara se combinan con actividades por ordenador, mediadas y supervisadas por los profesores, lo que permite la personalización del proceso de aprendizaje al ritmo de los niños y las necesidades pedagógicas. La experiencia en el aula se voltea (flipped classroom), con los estudiantes haciendo «los deberes» en el aula y permitiendo a los profesores a convertirse en coaches, guiando a los alumnos a través de un contenido educativo personalizado, basado en la web. Es más, los maestros ahora tienen la capacidad de convertirse en tutores online, ofrecer una programación extraescolar o preparar la clase para cualquier escuela, en cualquier parte del mundo, en cualquier idioma.
Kuepa fue fundada hace unos años bajo la inspiración de este modelo, convirtiéndose pronto en la primera iniciativa de aprendizaje blended en la región y la expansión a México, Perú y Colombia. Las altas tasas de abandono escolar y una conciencia creciente de la necesidad de mejorar la calidad de la educación, junto con un entorno empresarial floreciente y una expansión sólida y rápida del uso de las TIC y la inclusión digital en la región (entre los más altos del mundo), propiciaron el nacimiento de Kuepa. La iniciativa busca atender a una población de adultos que no cuentan con las habilidades necesarias para trabajar en el mercado laboral competitivo del siglo 21. Kuepa quiere contribuir, a través de la introducción del aprendizaje blended, a mejorar el rendimiento, aumentar la capacitación de los profesores y la productividad y la competitividad entre los trabajadores jóvenes en América Latina.
Kuepa es sólo un ejemplo de cómo las escuelas del futuro pueden ser. Parece probable que las escuelas secundarias del futuro, sobre todo en el ámbito de la recuperación de estudios para adultos, ofrecerán cada vez más estudios formales con alguna combinación de formación profesional y técnica basada en las TIC. Dada la falta de conexión entre la escuela y la naturaleza de la fuerza de trabajo, ello podría ser clave para ampliar las opciones de empleo en toda la región.
«La mejora de la calidad educativa, que ya es baja en América Latina, no será suficiente si no trabajamos en la incorporación de la mitad de la población joven en la educación formal», concluye Gador Manzano de BID, jefe del programa de Posgrado XXI. «Ese es nuestro mayor desafío.»