El siguiente artículo ha sido escrito originalmente para WISE ed.review. Para leer el artículo original en inglés, haga clic aquí. Sigue la actualidad de WISE en @WISE_es
Thanya Kunakornpaiboonsiri Periodista, escritora y bloggera de Innovación EducativaNid nunca pensó que podía poseer su primera tableta al cumplir los siete años de edad, el año pasado. Para la hija de un granjero pobre en una remota provincia de Tailandia, tener una tableta no es un lujo que la familia puede permitirse con sus bajos ingresos, la deuda y la falta de infraestructura básica a Internet de alta velocidad en su pueblo.
En sus manos a través de “One Tablet Per Child (OTPC)«, programa del gobierno, la nueva tableta trajo un montón de cambios en el aula y la vida de Nid, en un pequeño pueblo. A través del aprendizaje multimedia y con Internet de banda ancha que cubre toda la escuela, fue el primer paso para llevar a Nid y a sus compañeros al conocimiento más amplio, al mismo nivel que los niños de la ciudad y al mundo grande más allá del límite de su aldea. Éstas son experiencias que Nid antes sólo podía imaginar.
La vida de Nid es uno de los muchos ejemplos que prueban que la proliferación de la tecnología utilizada en la educación en Asia es visible y que empieza a formar parte de una clave importante para el desarrollo educativo del país. Debido a esto, muchos gobiernos de la región ya incorporan la tecnología pedagógica en su plan nacional. Por ejemplo, el gobierno tailandés con su esquema en marcha OTPC, Corea del Sur con el proyecto nacional de libros electrónicos y Malasia con el proyecto nacional para adoptar Chromebook y Google app para la educación.
Videos simples para lecciones complejas
El movimiento hacia la adopción de la tecnología para la educación se debe a que la tecnología juega un papel importante en muchos aspectos del aprendizaje. No sólo es la sustitución gradual de las pizarras, libros de texto físicos o exámenes, sino la forma en que se ha aplicado para servir a las comunidades marginadas en muchas partes de Asia; muestra también gran impacto e influencia en ayudar a las personas en lugares remotos para estudiar, aprender y prosperar.
Por ejemplo, la escuela Rambuka eVillage de Sri Lanka – situada en el borde de un bosque tropical – en la parte sur del país, se basa en la tecnología para conectar a los alumnos con el mundo exterior. En esta escuela, los alumnos usan ‘Skype’ para comunicarse con la vida en las ciudades para enseñarles acerca de las selvas tropicales. Al mismo tiempo, ellos tienen la oportunidad de perfeccionar sus conocimientos de inglés.
Right To Play – una organización sin ánimo de lucro – ha puesto en marcha un concepto similar para los niños de muchos países alrededor del mundo, entre ellos China. Deportistas famosos de todo el mundo utilizan la videoconferencia para enseñar habilidades esenciales para la vida como el liderazgo, el trabajo en equipo, la fijación de metas y la tolerancia a los niños desfavorecidos. El sistema de videoconferencia también se utiliza para capacitar a los maestros locales y trabajadores de la comunidad.
La tecnología es, cada vez más, una herramienta esencial para facilitar el conocimiento a las comunidades que viven en comunidades remotas. Además, también está abriendo caminos para que la comunidad prospere de manera sostenible.
Un ejemplo exitoso es el «Bamboo School Project” (“Proyecto Escuela Bambú») o la Escuela Pattana Meechai en Tailandia. Aquí, la tecnología se está utilizando para el desarrollo social y económico de la comunidad. La escuela involucra a los niños y adultos que viven en provincias remotas de Tailandia. El proyecto está diseñado para atender a las necesidades individuales de los niños y los adultos.
La escuela es, de hecho, un centro de aprendizaje para toda la vida para toda la comunidad; sirve como un centro para el progreso económico y social y ofrece formación a los profesores de las zonas rurales para mejorar sus habilidades de enseñanza.
La Escuela Bambú enseña a los niños habilidades de negocios e involucra a sus padres y a la comunidad en los proyectos. Las lecciones tratan sobre agricultura, comercio electrónico para los productos rurales, pequeñas empresas o cualquier tema que los alumnos quieran saber. Los alumnos aprenden a controlar sus plantaciones, la inversión y el ahorro y a contribuir, a través de los conocimientos adquiridos, a los ingresos de sus padres. También aprenden a ser autosuficientes después de salir de la escuela sin la necesidad de viajar largas distancias para buscar trabajo en la capital.
La Escuela Bambú actúa como un nodo de TI de 26 comunidades y escuelas con más de 140.000 miembros. Se ha dado a las comunidades remotas el acceso al conocimiento y, al mismo tiempo, se les enseña a aplicar este conocimiento para aumentar la productividad local, para el crecimiento sostenible de la comunidad. Por ejemplo, la escuela enseña a sus alumnos a utilizar Internet para buscar lo más adecuado para plantar en sus áreas, lo que necesita el mercado para determinada temporada y, lo más importante, la forma de comercializar, vender y dar valor añadido a sus productos agrícolas, en lugar de plantar cualquier cosa que se les ocurra a los alumnos. Además, las personas utilizan Internet para comunicarse entre sí para compartir sus ideas y prácticas.
Hay muchos más proyectos en Asia que demuestran que la tecnología está ayudando a la gente a crear un impacto en su comunidad.
Acceso a la Tecnología – Un desafío pendiente
Sin embargo, la promoción y el suministro de tecnología en áreas remotas sigue siendo un desafío clave. Se necesita algo más que los esfuerzos de las organizaciones privadas y organizaciones sin ánimo de lucro. Se requiere la participación del gobierno para proporcionar la infraestructura necesaria para el despliegue de la tecnología, el acceso de banda ancha a Internet, dispositivos, software y funcionarios dedicados a ejecutar los proyectos.
Como la tecnología sigue evolucionando, trae, consigo misma, su capacidad ilimitada para mejorar la esperanza, la imaginación y oportunidades para los alumnos difícilmente alcanzables. Las escuelas y los centros TIC son un buen comienzo pero, al mismo tiempo, es importante formar y equipar al personal que puede ejecutar esos programas y guiar a las comunidades para llevar la educación a todos.