Curando contenidos para el aula: qué y cómo

¿Sabías que hoy, en solo dos días, creamos la misma cantidad de información que la creada en los últimos 2.000 años? ¿Cómo manejarnos en ese océano gigante de conocimiento? ¿Cómo aprender a gestionarlo y cómo sacarle el máximo partido en el aula? Te lo contamos.

Curando contenidos para el aula: qué y cómo

Probablemente, cuando escuchas hablar de curación, lo primero que te viene a la cabeza no tiene nada que ver con vídeos, ni con textos, ni con internet. La realidad semántica tiene que ver con algo muy distinto. Así, la RAE define “curar” como “hacer desaparecer una enfermedad, una herida o un daño físico a una persona, animal u organismo”. Sin embargo, el siglo XXI nos ha regalado otra bonita acepción para el verbo curar (y para su sustantivo “curación”). Es una acepción aplicada a la gestión del conocimiento. En este artículo vamos a contarte en qué consiste “curar contenidos” y cómo podemos aplicar este nuevo concepto a la educación.

No hace mucho tiempo…

Pues no hace mucho tiempo, los contenidos para los estudiantes eran seleccionados, elaborados y entregados por diversas editoriales que se dedicaban a publicar libros de texto. Entonces, como mucho, la labor del profesor o la profesora se limitaba a consultar estos libros, elegir aquellos que más se adecuaban a sus necesidades y a las de sus alumnos y readaptar y seguir las pautas del manual del profesor. Hoy, con la irrupción masiva de las nuevas tecnologías en nuestras vidas, el cuento ha cambiado mucho. La cantidad ingente de información que se produce prácticamente cada segundo, no tiene nada que ver con la que se producía hace 20 o 30 años. Y los formatos tampoco. Para que nos hagamos una idea de lo que supone este volumen, se calcula que entre el nacimiento de la escritura y el año 2003 se crearon cinco exaby­tes (billones de megabytes) de información. Pues bien, esa cantidad de información se crea ahora cada dos días. El año pasado, en un solo minuto, se hacían 5,7 millones de búsquedas en Google, se reproducían 694.000 horas de vídeos en YouTube y se posteaban 575.000 tuits.

Internet en un minuto

Este océano inconmensurable de información tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Su mayor ventaja es, sin duda, la accesibilidad. Nunca, antes como ahora, había sido tan sencillo acceder, investigar y analizar un volumen semejante de conocimientos. Lo que antes llevaba cientos de horas de búsqueda e investigación, se encuentra ahora a golpe de clic en tan solo unos segundos. Pero, como suele decirse, un enorme poder viene siempre asociado a una gran responsabilidad. Y producir y consumir contenidos es un ejercicio de responsabilidad muy importante que debemos aprender a ejercer. Y aquí es donde la curación de contenidos se convierte en una herramienta fundamental. ¿Cómo? Vamos a verlo.

¿Qué es la curación de contenidos?

Aunque no sepas lo que es, lo practicas a diario. Cuando entras en internet, buscas, seleccionas y compartes información con tus amigos, conocidos y seguidores, estás practicando una de las formas más rudimentarias de la curación de contenidos. Porque, para decirlo de una forma muy sencilla, curar contenidos consiste, básicamente, en buscar, recopilar, seleccionar, organizar y compartir información y conocimiento, agregando valor y con un propósito determinado.

Como sucede con tantos otros recursos y procesos que se han popularizado en la sociedad de la información, no es algo nuevo. Cuando íbamos a una biblioteca o a un centro de investigación a buscar información en libros, revistas científicas o periódicos para elaborar un trabajo, estábamos curando contenidos. Lo nuevo es la dimensión que ha adquirido hoy en día, con el gran volumen de información que tenemos accesible, la rapidez y la ubicuidad de este acceso y los formatos tan variados (artículos, podcasts, vídeos…) que podemos usar tanto para consumir conocimiento como para difundirlo.

La curación de contenidos en educación

Como ya hemos dicho, hasta hace tan solo unos años, el conocimiento y la información eran un recurso bastante limitado para profesores y alumnos. Hoy las nuevas tecnologías nos ofrecen un mundo ilimitado de posibilidades más allá del libro de texto y la biblioteca. Para sacarles partido, la curación digital de contenidos es la herramienta fundamental que debe aprender a manejar un docente y que aporta ventajas considerables al proceso de aprendizaje. El blog especializado en curación de contenidos Scoop.it nos cuenta algunas de ellas.

  • El contenido curado es útil y práctico al instante. A diferencia del proceso de búsqueda de los libros y documentos de investigación adecuados (que puede suponer horas en la biblioteca para encontrar un solo gran recurso), la curación de contenidos proporciona acceso inmediato a conocimientos profundos.
  • El contenido curado enfatiza el aprendizaje colaborativo y las conversaciones continuas. Cuando existe un lugar centralizado y online para encontrar el mejor contenido sobre un tema que se está tratando en clase, todo el mundo puede contribuir con sus pensamientos y puntos de vista.
  • Es más dinámico, flexible y adaptable. El contenido curado ayuda a los profesores a mantener los ejemplos relevantes y actuales.
  • La curación de contenidos permite a los educadores crear y mantener centros de aprendizaje personalizados. Estos núcleos de información, repletos de ejemplos relevantes y actuales, ayudan a los estudiantes a profundizar en su comprensión del tema que está estudiando siguiendo su propio ritmo y necesidades.

¿Cómo curar contenidos para el aula?

La curación de contenidos va más allá de hacer una búsqueda en Google sobre un tema e ir agregándolos sin más. La curación de contenidos educativos exige tener en cuenta ciertos aspectos previos. A continuación, algunos consejos para curar contenidos para estudiantes:

  • Calidad por encima de la cantidad. La cantidad no garantiza la calidad del contenido. Siempre será mejor unas pocas piezas bien seleccionadas, en función de nuestras necesidades y objetivos, que una gran cantidad de contenido mediocre.
  • Contenido en diversos formatos, equilibrado y accesible. El contenido puede venir en forma de páginas web, entradas de blog, PDFs, artículos de noticias, documentos de investigación, publicaciones en las redes sociales, vídeo y audio. No hay que descuidar ninguno de ellos si es lo suficientemente valioso. También hay que tener en cuenta si estos contenidos son accesibles para todos los estudiantes.
  • Debe tener en cuenta los objetivos de aprendizaje. Los recursos seleccionados deben estar relacionados con los objetivos de aprendizaje que el docente se haya marcado y responder a preguntas como ¿qué deben aprender los estudiantes? ¿dónde necesitan apoyo adicional?
  • Debe ser un contenido relevante y atractivo para los estudiantes. Es muy importante que los recursos seleccionados conectan con los gustos e intereses de los alumnos, que respondan a sus experiencias, que sean capaces de captar su atención. Deben ser contenidos que les ayuden a contextualizar la información y a hacer conexiones con otros temas.
  • Implicar a los propios estudiantes y a otros colegas en el proceso de curación. Además de compartir la tarea con otros colegas de profesión para poder así beneficiarse del conocimiento y el trabajo compartido, la búsqueda y selección de contenidos es una competencia fundamental que los estudiantes deben aprender y que implica un pensamiento de orden superior. Por ello, al implicarles en el proceso, pueden ir aprendiendo esta habilidad fundamental para sus vidas personales y laborales.
  • Aportar valor. Esta es una de las partes más importantes de la curación. La que diferencia la curación de contenidos de la mera recopilación de información. Organizarlo, conectarlo, darle sentido y agregar nuestra impronta en función de nuestros objetivos e intereses.

La curación digital de contenidos es una competencia fundamental en un momento en el que el material básico para cualquier estudiante del siglo XXI es un ordenador o cualquier dispositivo conectado a internet. Está muy vinculada a la competencia digital informacional e, indirectamente, a la de creación digital. Los docentes deben incorporar esta habilidad a su práctica pedagógica, tanto para diseñar la didáctica personalizada y contextualizada en sus entornos como para promover un aprendizaje de calidad entre sus alumnos, también llamados a aprender esta competencia. Cada minuto que pasa contenidos para ser curados se incrementan exponencialmente. O aprovechamos la ocasión, o perderemos “el tren del aprendizaje para el SXXI”.

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