Estamos a punto de entrar en el metaverso. Sin embargo, en muchos lugares, la educación aún sigue marcada por la imagen de una clase en la que 30 o 40 alumnos miran hacia una cátedra desde la que el docente les obliga a repetir como una cantinela una lección memorizada. Afortunadamente, soplan vientos de cambio. En las últimas semanas hemos hablado mucho de educación personalizada. En este post, te recordamos cómo hemos tratado el tema.
No es un enfoque nuevo. Sócrates fue uno de los primeros en utilizarlo y Rousseau teorizó sobre ello hace ya casi 300 años. En el post Aprendizaje personalizado: el gran sueño de la educación, os contamos en qué consiste este enfoque de aprendizaje y cómo puede ser una gran herramienta para la educación en entornos vulnerables.
Una vez establecidos sus orígenes y elementos fundamentales, en este post concretamos tres formas de personalizar el aprendizaje en el aula: el aprendizaje invertido, el aprendizaje basado en retos y el aprendizaje basado en el lugar (o, como se le conoce en inglés, el place-based learning). Si lo lees, sabrás en qué consiste cada una de estas metodologías y cuáles son sus principales ventajas.
Y, cómo no, teníamos que hablar de aprendizaje personalizado y tecnología. Así, en El aprendizaje adaptativo en cinco preguntas, hablamos sobre algunas de las claves de este método de instrucción que, con la inestimable colaboración de la inteligencia artificial, puede llevar al aprendizaje adaptativo a otro nivel.
Por último, y para demostrar que en este Observatorio no solo teorizamos, en Llevando el aprendizaje personalizado a la práctica, os contamos tres interesantes experiencias que implementan en el aula el aprendizaje invertido, el aprendizaje basado en retos y el aprendizaje basado en el lugar. Nos referimos al Proyecto Cangrejo, el Club 2030 y las Escuelas Bosque. No os las perdáis.