Historias reales que están transformando la educación digital en América Latina

No hacen falta grandes presupuestos ni laboratorios futuristas para cambiar la manera de enseñar. A veces basta con un puñado de docentes convencidos de que la tecnología puede hacer algo más que aparentar modernidad. En América Latina, varios proyectos lo demuestran cada día: prácticas concretas que, desde aulas rurales y centros urbanos, utilizan recursos digitales para reducir brechas y dar a la educación un propósito más amplio y humano. La Segunda Edición del Mapeo de Buenas Prácticas en Educación Digital de las Américas nos enseña varias y nosotros, en este artículo, te contamos alguna.

Historias reales que están transformando la educación digital en América Latina

Mapeo OEA ProFuturoEn América Latina, hablar de educación digital no siempre significa hablar de futuro. A menudo, desafortunadamente, equivale a hablar de desigualdad, de conexiones inestables, de escuelas con recursos limitados y de docentes que hacen mucho con poco. Y, sin embargo, también significa hablar de ingenio, de compromiso y de innovación, cuestiones que, no nos engañemos, no suelen protagonizar los titulares en los medios de comunicación.

Para cambiar esto, la Organización de los Estados Americanos (OEA) y la Fundación ProFuturo han lanzado el Segundo Mapeo de Buenas Prácticas en Educación Digital de las Américas. La convocatoria reunió 179 experiencias de 17 países, con un objetivo claro: identificar, documentar y compartir iniciativas educativas que estén utilizando la tecnología con sentido pedagógico y capacidad de transformación.

Este artículo recoge una selección de esas experiencias. No son las únicas valiosas, pero sí representan la diversidad geográfica, institucional y metodológica del conjunto. Algunas nacen en escuelas rurales, otras en ciudades medianas, otras más en organizaciones de la sociedad civil que suplen vacíos del sistema. Lo que todas comparten es una premisa sencilla y que no nos cansamos de repetir en este Observatorio: la tecnología, bien entendida, puede ser una herramienta de inclusión, equidad y aprendizaje duradero.

Contar estas historias es una cuestión de reconocimiento. Pero también es una manera de inspirar y de mostrar que sí se puede. Que hay muchos caminos posibles.

Diversidad de contextos y propósitos

El mapa resultante de esta segunda edición no tiene un patrón único. Y eso, en sí mismo, ya es un dato relevante. Las 179 experiencias recogidas se desarrollan en contextos tan diversos como una escuela rural multigrado en los Andes colombianos, un jardín de infantes en Buenos Aires o un programa para adultos mayores en zonas urbanas de México. La mayoría (54%) de las iniciativas, se sitúa en entornos urbanos; un 33% incluye áreas urbanas y rurales a la vez, y solo un 13% se enraíza exclusivamente en zonas rurales.

La mayoría trabaja en los niveles de educación secundaria (52%) y primaria (41%), aunque también aparecen casos en educación inicial o, directamente, fuera del sistema escolar. Y no todas provienen de escuelas: las organizaciones de la sociedad civil ocupan un papel notable, sobre todo en proyectos vinculados a comunidades marginadas, alfabetización digital o ciudadanía.

Sus propósitos también son variados, pero suelen coincidir en ciertas líneas: el desarrollo de competencias digitales (65%) es el más citado, seguido del enriquecimiento curricular (61%), la educación inclusiva y equitativa (57,5%), la formación docente (38,5%) y la personalización del aprendizaje (también 38,5%). No es raro que una misma práctica combine tres o cuatro de estos fines.

Como veremos, la falta de medios técnicos se suple con creces por la creatividad que, aplicada a problemas concretos, y haciendo de la necesidad virtud, es la reina de estas buenas prácticas.

Las experiencias seleccionadas para este artículo dan buena cuenta de esa variedad: distintas geografías, distintas metas, un mismo empeño por hacer que la tecnología sume, no sustituya. Lo vemos.

STEAM sin barreras – Colombia

En escuelas rurales de Sabanalarga, Atlántico, este proyecto incorpora tecnologías STEAM en el aula con un enfoque inclusivo, centrado en estudiantes con discapacidad. Utiliza software libre, kits de robótica y metodologías participativas para adaptar contenidos y dispositivos a las necesidades del alumnado. También ha fortalecido la formación de docentes en accesibilidad y diseño universal. Más de 200 estudiantes han participado activamente en esta propuesta.

¿Por qué es una buena práctica?

  • Equidad: aborda la inclusión de estudiantes con discapacidad en entornos rurales.
  • Sistematización: cuenta con materiales didácticos adaptados y protocolos de implementación.
  • Replicabilidad: puede ser escalado en contextos similares usando recursos accesibles como Arduino o Scratch.

Semilla digital – Colombia

Implementado por Fundación PLAN, este proyecto trabaja con comunidades indígenas del Cauca para integrar herramientas digitales en procesos educativos culturalmente pertinentes. Se apoya en tablets, producción de contenidos en lengua originaria y plataformas offline adaptadas a contextos sin conectividad. El enfoque intercultural se complementa con formación docente y participación comunitaria. Ha alcanzado a más de 30 instituciones rurales.

¿Por qué es una buena práctica?

  • Equidad: visibiliza y fortalece lenguas y culturas indígenas.
  • Sistematización: incluye guías pedagógicas multilingües y un modelo comunitario.
  • Replicabilidad: es adaptable a otras comunidades indígenas o rurales con enfoque de pertinencia cultural.

Aprendemos juntos con EDUCA SM TV – Perú

El MINEDU peruano y Educa SM TV crearon este proyecto de educación televisiva durante la pandemia. Ofrece programación curricular para estudiantes de primaria y secundaria sin acceso a internet, especialmente en zonas rurales. Con más de 1.500 programas emitidos, se ha consolidado como una estrategia complementaria que permanece vigente tras la emergencia sanitaria.

¿Por qué es una buena práctica?

  • Equidad: llega a estudiantes desconectados, en contextos de pobreza o aislamiento geográfico.
  • Sistematización: todos los contenidos están archivados, secuenciados y alineados al currículo.
  • Replicabilidad: puede ser adoptado por otros países o regiones con medios de radiodifusión pública.

Ciudadanía y derechos digitales para personas mayores – México

Este proyecto, liderado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), ofrece talleres de alfabetización digital a personas mayores en contextos urbanos. Se trabaja desde una perspectiva de derechos, promoviendo el uso consciente y seguro de tecnologías: desde navegar en internet hasta reconocer noticias falsas o proteger datos personales. Las sesiones son presenciales, con acompañamiento intergeneracional y materiales adaptados.

¿Por qué es una buena práctica?

  • Equidad: atiende a una población sistemáticamente excluida de los procesos de digitalización.
  • Sistematización: cuenta con módulos formativos, guías prácticas y materiales diseñados para adultos mayores.
  • Replicabilidad: es transferible a cualquier ciudad con acceso básico a computadoras y voluntad institucional.

Maquinando un futuro – México

Este proyecto impulsa el aprendizaje de diseño 3D, robótica y prototipado digital en jóvenes de contextos vulnerables en Ciudad de México. Se desarrolla en alianza con centros comunitarios y escuelas públicas, y además de enseñar habilidades técnicas, busca fomentar el pensamiento creativo y emprendedor. Los participantes diseñan y fabrican objetos funcionales con impacto en su entorno.

¿Por qué es una buena práctica?

  • Equidad: se orienta a jóvenes en situación de riesgo social, ampliando sus oportunidades de inserción.
  • Sistematización: documenta los procesos de diseño, aprendizaje y producto final.
  • Replicabilidad: puede adaptarse en otros entornos urbanos con acceso a impresoras 3D o laboratorios comunitarios.

Docentes con liderazgo digital – Región Andina y Cono Sur

Una iniciativa regional de la Fundación ProFuturo orientada al fortalecimiento de competencias digitales docentes. Mediante una plataforma virtual, ofrece formación estructurada, recursos didácticos y acompañamiento entre pares. El foco está en el uso pedagógico de la tecnología, con itinerarios diferenciados según el nivel de experiencia y contexto. Participan docentes de países como Bolivia, Ecuador, Argentina y Paraguay.

¿Por qué es una buena práctica?

  • Equidad: democratiza el acceso a formación continua en países con fuerte desigualdad territorial.
  • Sistematización: cuenta con rutas formativas, autoevaluaciones y espacios de colaboración docente.
  • Replicabilidad: la plataforma es escalable y puede ser implementada en otros países de la región con adecuaciones mínimas.

Zona STEAM – México

Zona STEAM es un programa impulsado por la Secretaría de Educación de Jalisco, que integra laboratorios móviles con kits de robótica, impresión 3D y programación en escuelas públicas. Combina el desarrollo de competencias digitales con la solución de problemas locales, mediante metodologías activas como el aprendizaje basado en proyectos. Se ha implementado en cientos de centros escolares, especialmente en secundaria.

¿Por qué es una buena práctica?

  • Equidad: lleva tecnología avanzada a escuelas públicas sin recursos propios.
  • Sistematización: ofrece guías curriculares, formación docente y documentación de proyectos.
  • Replicabilidad: puede extenderse a otras regiones con apoyo institucional y equipamiento básico.

Laboratorios de arte y tecnología – Argentina

Desarrollado por el programa Seguimos Educando, este proyecto propone laboratorios escolares que cruzan expresión artística y herramientas digitales: desde stop motion y edición de sonido hasta instalaciones interactivas. Los talleres, diseñados para primaria y secundaria, promueven la creatividad, el pensamiento crítico y el trabajo colectivo. Se aplican en contextos urbanos y rurales con alto grado de autonomía docente.

¿Por qué es una buena práctica?

  • Equidad: amplía el acceso a expresiones artísticas mediadas por tecnología en escuelas sin tradición digital.
  • Sistematización: incluye planes de actividades, recursos y documentación audiovisual.
  • Replicabilidad: flexible y adaptable con recursos mínimos en cualquier contexto escolar.

Exploradores del clima y de la Tierra – Perú

Esta propuesta integra contenidos de ciencia ambiental, tecnología y ciudadanía para estudiantes de primaria y secundaria en zonas rurales del Cusco. Los alumnos observan fenómenos naturales, recolectan datos y utilizan dispositivos móviles y sensores básicos para generar conocimiento sobre su entorno. La experiencia vincula saberes ancestrales con herramientas digitales para construir conciencia climática local.

¿Por qué es una buena práctica?

  • Equidad: pone en valor el conocimiento territorial y lo conecta con el currículo.
  • Sistematización: incorpora bitácoras, materiales didácticos y recursos comunitarios.
  • Replicabilidad: se adapta bien a otras zonas rurales con fuerte vínculo con el entorno natural.

Lectoaventura digital – Perú

Lectoaventura digital es una estrategia para mejorar la comprensión lectora mediante plataformas digitales, cuentos interactivos y narración oral. Se implementa en escuelas rurales y periurbanas con estudiantes de primaria, y trabaja la motivación a través del juego, la participación familiar y el uso de tecnologías sencillas. Incluye formación docente y monitoreo de avances.

¿Por qué es una buena práctica?

  • Equidad: atiende a estudiantes con bajo rendimiento lector en contextos de vulnerabilidad.
  • Sistematización: cuenta con recursos digitales, guías para docentes y herramientas de evaluación.
  • Replicabilidad: puede reproducirse en otros contextos con plataformas gratuitas y acompañamiento formativo.

El Segundo Mapeo de Buenas Prácticas en Educación Digital de las Américas es una fotografía plural de lo que docentes, escuelas y comunidades están haciendo con lo que tienen: adaptarse, crear, compartir, persistir.

Claves para el éxito y la sostenibilidad

Una buena práctica no nace solo de una idea brillante: necesita condiciones para crecer, repetirse y no apagarse al cabo de unos meses. De las diez experiencias seleccionadas para este artículo, podemos extraer algunos ingredientes comunes, más valiosos que cualquier novedad tecnológica.

El primero es la contextualización. Ninguna de estas iniciativas se impone desde fuera: todas parten de una necesidad concreta, detectada por docentes, comunidades u organizaciones que conocen su terreno. Esa adecuación permite que los recursos —muchas veces escasos— se usen con eficacia.

La participación activa es otra constante. Estudiantes, familias y docentes no son usuarios pasivos de la tecnología, sino protagonistas del cambio. La apropiación del proceso garantiza que la innovación no dependa de una persona sola, ni se disuelva con un cambio de administración.

La mayoría de las prácticas incluye algún grado de sistematización: ya sea en forma de guías, documentación de procesos o plataformas abiertas. Esto permite aprender de la experiencia, compartirla y adaptarla.

La replicabilidad depende, en gran medida, de la creatividad frente a las limitaciones: muchas iniciativas demuestran que no se necesita alta tecnología para lograr impacto, sino una pedagogía bien pensada y sostenida en el tiempo.

Pero también hay retos persistentes: el financiamiento inestable, la formación docente continua y, sobre todo, la necesidad de entornos institucionales que favorezcan la innovación en lugar de ahogarla con burocracia.

Porque una buena práctica, por sí sola, no cambia el sistema. Pero puede marcar el camino.

Diez formas de recordar que innovar es posible

Hablar de educación digital en América Latina equivale, la gran mayoría de las veces, a hablar de desafíos pendientes. De promesas tecnológicas sin aterrizar. Sin embargo, estas diez historias, como todas las que aparecen en el mapeo, nos recuerdan que la innovación ya está ocurriendo, aunque no siempre en los lugares más visibles.

El Segundo Mapeo de Buenas Prácticas en Educación Digital de las Américas es una fotografía plural de lo que docentes, escuelas y comunidades están haciendo con lo que tienen: adaptarse, crear, compartir, persistir.

Cada una de estas prácticas demuestra que la transformación educativa no depende únicamente del presupuesto o de la última tecnología disponible, sino de una pedagogía con propósito, sostenida por alianzas y redes comprometidas.

Explorar el mapeo completo es también una forma de ampliar horizontes. Para quienes diseñan políticas, para quienes están en el aula, para quienes simplemente creen que educar mejor es posible incluso en contextos adversos, el informe ofrece ideas, materiales y caminos probados.

Puedes acceder al informe y al mapa interactivo con todas las experiencias aquí:
https://portal.educoas.org/es/redes/bbpp/explora

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