La respuestas convencionales y la demonización del error son dos bombas de relojería muy destructivas, apuntando directamente a la línea de flotación de nuestros sistemas de aprendizaje. El pensamiento creativo es una de las herramientas fundamentales para luchar contra esta lacra tan instalada en nuestras aulas. En este artículo vemos cómo fomentarlo a través de cuatro iniciativas.
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