“No dejes que la realidad te estropee una buena noticia”. Esa frase socarrona que solía escucharse en las redacciones de los medios de comunicación, nunca ha tenido más razón de ser. Corren tiempos tormentosos para la información: la guerra por el clickbait, por los likes y por la viralización se ha cobrado su primera y más importante víctima: la verdad.
Son tiempos de fake news. Lo han corroborado investigadores del prestigioso Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), que analizaron los tuits de tres millones de personas entre 2006 y 2017 para medir su alcance. El resultado fue previsible y, en realidad, es la constatación 3.0 de la máxima periodística que inicia este artículo: las noticias falsas se propagan y viralizan seis veces más rápido que la verdad. Y, al contrario de lo que se ha dicho muchas veces, no debemos culpar a los bots porque, según esta investigación, los mayores responsables de compartir esta información falsa son los propios usuarios.
El exceso de información puede ser mucho peor que la falta de esta. Lo dijo el prominente teórico de la información Neil Postman, quien muchos años antes de que apareciera internet, hablando de la televisión, ya estableció que las personas habían dejado de tener base para saber qué información era relevante y cuál no. Todo es contenido. No importa de donde viene, quien lo ha creado o cuál es su relevancia. Quien quiera profundizar, puede leer una de sus mejores obras, Amused to Death (traducida en español como Divertirse hasta morir: el discurso público en la era del show business).
En estas circunstancias, la llamada Alfabetización Mediática e Informacional (AMI) se ha convertido en una de las competencias más importantes a desarrollar. En este artículo vemos qué es, por qué es tan importante y cuáles son algunos de sus beneficios.
Qué es la Alfabetización Mediática e Informacional
“El acceso a información confiable y basada en hechos es un pilar fundamental de la democracia y es crucial para nuestra capacidad de abordar todos los problemas importantes que enfrentamos, ya sea cambio climático, la migración, los conflictos o la pobreza. Como tal, debe tratarse como un bien púbico, de la misma manera que el agua que bebemos y el aire que respiramos”. Son palabras de la directora general de la UNESCO, Audrey Azoulay. Los cambios tecnológicos y el avance abrumador de las nuevas tecnologías “requieren una comprensión completamente nueva de la información y las formas en que se propaga”.
Así, la AMI es la capacidad de acceder, analizar, evaluar, crear y actuar sobre los contenidos mediáticos e informativos en diversas formas y contextos. Según la UNESCO, implica no solo habilidades técnicas de uso de los medios y tecnologías de la información, sino también la capacidad crítica para entender y cuestionar los mensajes mediáticos y su contexto. La AMI desarrolla nuestra capacidad de cuestionar críticamente lo que se ha leído, escuchado y aprendido, y es vital en el desarrollo de una ciudadanía bien informada.
Las cinco leyes de la AMI
En 1931, el matemático y bibliotecario indio S.R. Ranganathan publicó las cinco leyes de la biblioteconomía, un conjunto de principios fundamentales que, desde entonces, han guiado el desarrollo de la gestión de bibliotecas en todo el mundo. Inspirándose en estas leyes, la UNESCO publicó sus cinco leyes de la alfabetización mediática, un conjunto de premisas que proporcionan un marco conceptual y práctico para el desarrollo de competencias críticas en el uso, comprensión y creación de información. Estas leyes son:
- La información, la comunicación, las bibliotecas, los medios, la tecnología, Internet y otras formas de proveedores de información están destinados a ser utilizados en el compromiso cívico crítico y el desarrollo sostenible. Todos son igualmente importantes y ninguno es más relevante que los otros ni debe ser tratado como tal. Los programas educativos deben enseñar a los estudiantes a valorar y utilizar una amplia variedad de fuentes de información, desde libros y medios tradicionales hasta tecnología digital e Internet.
- Cada ciudadano es un creador de información y conocimiento y tiene un mensaje que compartir. Deben ser empoderados para acceder a nueva información y conocimiento y para expresarse. La alfabetización mediática e informacional (AMI) es para todos, tanto mujeres como hombres, y es un vínculo esencial de los derechos humanos. Se debe fomentar un entorno donde todas las voces sean escuchadas y se valore la diversidad de perspectivas. Los ciudadanos deben ser empoderados para acceder y utilizar nuevas fuentes de información.
- La información, el conocimiento y los mensajes no siempre son neutrales o independientes de sesgos. Cualquier conceptualización, uso y aplicación de la AMI debe hacer esta verdad transparente y comprensible para todos los ciudadanos. La educación debe incluir el desarrollo de habilidades críticas para identificar y comprender los sesgos en la información, promoviendo la transparencia y la honestidad en la comunicación.
- Todo ciudadano desea conocer y comprender nueva información, conocimiento y mensajes, así como comunicarse, aunque no sea consciente de ello, lo admita o lo exprese. Sin embargo, sus derechos nunca deben ser comprometidos. Los sistemas educativos y las políticas deben garantizar que todos los individuos tengan acceso a la información y la oportunidad de comunicarse, respetando siempre sus derechos.
- La alfabetización mediática e informacional no se adquiere de una vez. Es una experiencia vivida y dinámica, un proceso que se completa cuando incluye conocimientos, habilidades y actitudes, y cuando abarca el acceso, la evaluación, el uso, la producción y la comunicación de información, medios y contenido tecnológico. La educación debe ser un proceso de aprendizaje continuo, adaptándose a las nuevas tecnologías y formas de comunicación. Se deben enseñar habilidades prácticas que cubran desde el acceso hasta la producción de información.
Las ventajas de la Alfabetización Mediática e Informacional
La alfabetización mediática e informacional proporciona numerosos beneficios que abarcan múltiples áreas, desde el desarrollo personal hasta la participación cívica y ciudadana. Lo vemos a continuación:
- Desarrollo del pensamiento crítico. La AMI fomenta la capacidad de analizar y evaluar críticamente la información recibida, identificando sesgos y verificando la veracidad de las fuentes.
- Mejor acceso a la información. Facilita el acceso a una amplia gama de información y recursos educativos, lo cual es importante para el aprendizaje continuo y el desarrollo personal.
- Empoderamiento personal. Los individuos se sienten más capacitados para tomar decisiones informadas en diversos aspectos de sus vidas, desde la salud y las finanzas hasta la participación política.
- Habilidades de comunicación. Mejora las habilidades de comunicación, permitiendo a las personas expresarse de manera efectiva y entender mejor los mensajes de otros.
- Potencia las habilidades digitales. Desarrolla habilidades tecnológicas esenciales en un mundo cada vez más digital, incluyendo el uso seguro y responsable de internet y las redes sociales.
- Participación cívica y fortalecimiento democrático. La AMI promueve una ciudadanía activa y comprometida, capacitando a las personas para participar de manera informada en procesos democráticos y en debates públicos.
- Reduce la desinformación. Ayuda a combatir la propagación de noticias falsas y desinformación, educando a los individuos sobre cómo verificar la información y confiar en fuentes confiables.