Inteligencia artificial, cambio climático, cambios en la naturaleza del trabajo y en la composición demográfica de la población mundial… Los cambios tecnológicos impuestos por la cuarta revolución industrial (4IR) y, desde 2020, por la pandemia de COVID-19 hacen necesario que las personas se doten de nuevas herramientas para hacer frente a estos y otros retos globales que han surgido y seguirán surgiendo en los próximos años. La educación es la única forma que tenemos de hacer esto. Pero debe ser una educación adaptada al nuevo contexto y a la nueva sociedad. Porque, al igual que ya no nos desplazamos en carros de caballos ni usamos las sanguijuelas para curar, no podemos seguir educando a nuestras niñas y niños de la misma manera en que lo hacíamos hace 200 años. Sin embargo, la educación ha sido uno de los sectores que más se ha resistido al cambio.
Volver atrás no es una opción
En este sentido, la pandemia nos puso frente a todo un mundo de posibilidades. El sistema se vio forzado a innovar e introducir nuevas formas de enseñar y de aprender que involucraban a las nuevas tecnologías. Fue una “virtualización de emergencia” (Cruz Aguayo et al., 2021), pero inició una inercia innovadora que debemos aprovechar. Porque las inercias no tienen marcha atrás. Este es uno de los retos más importantes del mundo pospandemia: no dejar que se pierda todo lo conseguido y recuperar la capacidad positiva de innovación para transformar digitalmente nuestros sistemas educativos. Aprovechar las grandes ventajas y posibilidades que nos brinda la educación digital para conseguir una educación equitativa de calidad para todas las niñas y niños del mundo.
Ahora bien, ¿cómo debe enfocarse la transformación digital? ¿Cómo hacerlo de manera conjunta y coordinada? Para intentar responder a estas preguntas, ministros y ministras de educación de Iberoamérica se reunieron con especialistas y expertos en la materia, en el seminario internacional «Educación para el siglo XXI en América Latina y el Caribe: prosperar, competir e innovar en la era digital», organizado de forma conjunta por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI). Allí se habló sobre todo cómo implantar la educación híbrida en los sistemas educativos de América Latina: soluciones, retos y oportunidades de implementación, inteligencia artificial, plataformas, recursos y currículos.
El impacto de la inacción
La enorme brecha digital que existe entre los países iberoamericanos se puso de manifiesto durante la pandemia y se evidenció en las medidas de emergencia desiguales y heterogéneas que se pusieron en marcha en los países para atajar la pérdida de aprendizajes, a la par que se sorteaban problemas de conectividad y acceso. Según cifras del BID, citadas por Mercedes Mateo, jefa de la división de educación de este organismo, al menos 77 millones de personas no tienen acceso a internet de calidad en áreas rurales de América Latina y el Caribe, y la probabilidad de deserción escolar de jóvenes entre 12 y 17 años ha aumentado un 13 %. El 40% de los estudiantes no tienen competencias básicas en matemáticas (lo cual dificulta la adquisición de otras habilidades básicas del siglo XXI, como el pensamiento computacional). También son bajas las tasas de culminación y los aprendizajes y altos los niveles de desigualdad por nivel económico.
Hacer algo es urgente no solo porque es una situación de injusticia social que no puede prorrogarse en el tiempo. La brecha educativa y los problemas de calidad de la enseñanza también son una fuerte hipoteca sobre el futuro de las nuevas generaciones: según algunos estudios, los jóvenes de América Latina y el Caribe tendrán una disminución de sus ingresos anuales de entre 15.000 y 30.000 dólares a lo largo de su vida debido a un menor rendimiento educativo. Esto se traduce en un impacto de 760.000 millones de dólares en la economía de la región, lo que equivale a un 17% del PIB.
Primero lo urgente. Ahora lo importante
Para Mariano Jabonero, secretario general de la OEI, en los asuntos de política pública es preciso distinguir entre lo urgente y lo importante. La irrupción de la pandemia nos hizo atender lo urgente con mecanismos de emergencia que permitieran paliar la situación de manera integral. Sin embargo, en Latinoamérica, faltaban las herramientas clave: calidad, equidad e inclusión. Una vez estabilizada y normalizada la situación urgente, hay que centrarse en lo importante: que la región tenga “una propuesta de educación híbrida que también mejore la productividad (que hace 60 años que no mejora) y nos ayude a prevenir nuevas pandemias”.
OEI y BID: unidos en la apuesta por la educación híbrida
Los países de la región están asumiendo pasos en esta dirección y se han unido a la estrategia regional puesta en marcha por el BID y la OEI con el objetivo desarrollar modelos de educación híbrida en América Latina y el Caribe. En concreto, se trata de una serie de talleres que ponen el foco en el potenciamiento de los sistemas educativos nacionales y que se centran en aspectos como las habilidades y competencias del contexto de cada país, la flexibilidad de sus currículos y las nuevas formas de aprender que se impulsaron en cada territorio a partir de la pandemia. En la actualidad, el proyecto se encuentra en fase de implementación de pilotos que servirán para la expansión de los sistemas híbridos a otros países.
La iniciativa, que se desarrolla en nueve países (Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia, Ecuador, Guatemala, Honduras, El Salvador y México), pretende extenderse a toda la región dentro del Programa Regional de Transformación Digital en Educación, que la OEI puso en marcha a finales de 2021, y que, además del BID, cuenta con importantes aliados como el Banco de Desarrollo de América Latina (CAF), la Agencia Española de Cooperación Internacional (AECID), la Universidad Complutense de Madrid y ProFuturo.
Cuatro ingredientes clave para llevar a cabo una educación híbrida exitosa
El BID ha identificado cuatro ingredientes para hacer realidad la educación híbrida (Arias Ortiz et. al, 2020). Veamos cuáles son:
- Equipamiento y conectividad. Como ya hemos mencionado, las brechas de acceso a conectividad y dispositivos siguen siendo un reto en ALC, tanto en las escuelas como en los hogares. Aunque los gobiernos han hecho importantes esfuerzos por ampliar el acceso es preciso tomar medidas más estructurales que garanticen la continuidad del acceso.
- Nuevas habilidades y perfil docente. La educación híbrida pone a los docentes frente a un nuevo modelo educativo que pone al estudiante en el centro y se enfoca en competencias y en la adopción y el uso de nuevas tecnologías. La tecnología tiene transformar la pedagogía y permitir que el profesor desempeñe nuevos papeles, papeles de mediador, de apoyo al desarrollo y a la construcción del conocimiento de los alumnos, en lugar de ser un simple transmisor de contenidos, un transportador de información a los alumnos.
- Contenidos y plataformas. En el modelo de educación híbrida se debe priorizar y flexibilizar el currículo, focalizando los esfuerzos en Matemáticas y Lectoescritura, así como en las habilidades del siglo XXI. En este sentido, existe una amplia oferta de plataformas, software y contenidos que debe integrarse con otras estrategias no digitales y adecuarse a las condiciones de acceso y conectividad de los estudiantes. ProFuturo es un ejemplo de este tipo de esfuerzos.
- Información y seguimiento de estudiantes. Para que los gobiernos tomen decisiones informadas, y monitoreen y evalúen los aprendizajes de los estudiantes para poder mejorar o/y adaptar la oferta de contenidos, deben llevar un buen seguimiento de las trayectorias de los estudiantes. Esto se consigue a través de los llamados Sistemas de Información y Gestión Educativa (SIGED).
La inteligencia artificial en educación
No podemos hablar de sistemas educativos híbridos y no hablar de inteligencia artificial aplicada a la educación. En este sentido, Magdalena Brier, directora general de ProFuturo, se refirió a la gran importancia que tiene poner de relieve la ingente cantidad de datos generados por la utilización de la tecnología en educación: “el uso de plataformas y sistemas de información generan y ponen a nuestra disposición una gran cantidad de datos. Lo que tenemos que conseguir es que todos estos datos nos ayuden a crear sistemas inteligentes de educación desarrollando algoritmos que nos puedan ayudar a analizar la información, sugerir los cambios necesarios y mejorar procesos”. También es preciso, señaló, “definir y trabajar los algoritmos poniendo la ética en el centro”. La región de América Latina y el Caribe está preparada para la inteligencia artificial en educación pero es necesario desarrollar normativa y legislar para que la inteligencia artificial esté al servicio de lo humano.
Hoy más que nunca, la forma en la que se eduque y forme a las personas determinará si los países de la región serán capaces o no de transformarse y ofrecer mayores oportunidades y prosperidad para todos.
REFERENCIAS
Arias Ortiz, E. et al. (2020). De la educación a distancia a la híbrida: 4 elementos clave para hacerla realidad. Enfoque Educación (Blog).
https://blogs.iadb.org/educacion/es/eduhibrida/
Cruz-Aguayo, Y. et al. (2021). Hacia una transformación digital del sector educativo. Aprendizajes de la virtualización de emergencia. BID.