Una amplia gama de habilidades docentes
En un entorno dinámico y en constante evolución, los educadores deben dominar habilidades pedagógicas sólidas que trasciendan las herramientas tecnológicas, permitiéndoles ofrecer experiencias de aprendizaje efectivas y enriquecedoras. Además, la integración hábil y estratégica de la tecnología en el aula se ha convertido en una competencia esencial, exigiendo a los docentes habilidades específicas para aprovechar al máximo los recursos digitales y promover un aprendizaje innovador y colaborativo. Explorar y comprender estas habilidades, tanto con como sin el respaldo tecnológico, resulta fundamental para garantizar una educación equitativa y de calidad en la era digital.
A continuación veremos, de la mano de Mary Burns, cuáles son las habilidades que un docente necesita hoy en día en el aula. En primer lugar, hablamos con esta experta de las habilidades fundacionales.
- Fuerte conocimiento pedagógico de la materia que enseñan. Esto implica no solo conocer el contenido en profundidad, sino también entender cómo enseñarlo de manera efectiva. Los profesores con un sólido conocimiento pedagógico no solo dominan la materia, sino que también comprenden las mejores formas de transmitirla, adaptándose a diferentes estilos de aprendizaje y utilizando estrategias que faciliten la comprensión y retención del contenido.
- Habilidades en métodos de instrucción. Esto implica conocer una variedad de enfoques para impartir el conocimiento. Los docentes necesitan estar al tanto de métodos centrados en el estudiante, como el aprendizaje basado en proyectos o el aprendizaje colaborativo, así como métodos más tradicionales como la enseñanza directa. Tener conocimiento de todos estos métodos les permite seleccionar la estrategia más adecuada para el contenido y las necesidades específicas de los estudiantes, incluso combinando diferentes enfoques para maximizar el aprendizaje.
- Habilidades para diseñar evaluaciones. Los profesores deben ser capaces de crear evaluaciones efectivas que midan con precisión el conocimiento adquirido por los estudiantes. Esto implica saber diseñar diferentes tipos de evaluaciones (pruebas, proyectos, presentaciones, etc.), interpretar los resultados obtenidos y utilizar esa información para adaptar su enseñanza y ofrecer retroalimentación significativa a los estudiantes.
- Habilidades de comunicación. La comunicación efectiva es fundamental en la enseñanza. Los docentes necesitan habilidades para comunicarse claramente con los estudiantes, tanto verbalmente como por escrito. Esto incluye la capacidad de explicar conceptos de manera comprensible, escuchar activamente a los estudiantes, fomentar el debate y la participación en el aula, y proporcionar retroalimentación constructiva.
- Fuerte sentido de la eficacia y expectativas alta de sus estudiantes. Esto no solo relacionado con la autoeficacia, es decir, la creencia forme de que “saben hacerlo y pueden hacer un buen trabajo”, como eficacia hacia sus estudiantes. Los profesores que tienen expectativas altas para sus estudiantes los desafían a alcanzar su máximo potencial. Esto implica creer en las capacidades de los estudiantes, establecer estándares rigurosos y brindarles el apoyo necesario para alcanzar esas expectativas elevadas. Las altas expectativas pueden motivar a los estudiantes a esforzarse más y a alcanzar metas que podrían parecer desafiantes inicialmente.
Cuando incorporamos tecnología a los procesos de aprendizaje, necesitamos incorporar además otro tipo de habilidades, para complementar a las fundacionales. Según Mary Burns “la tecnología impone una tremenda cantidad de demandas de formación y de alfabetización a los profesores, que son complejas, especialmente, dada la evolución de los diferentes tipos de tecnología.” Veamos cuáles son:
- Enseñar habilidades tecnológicas: A pesar de que los estudiantes pueden ser nativos digitales, no todos poseen las habilidades necesarias para utilizar la tecnología de manera efectiva en un contexto educativo. Los profesores deben enseñarles cómo utilizar herramientas digitales específicas, cómo gestionar archivos, cómo buscar información de manera eficiente y cómo aplicarla a su aprendizaje.
- Selección de tecnologías apropiadas: Los docentes deben ser capaces de seleccionar las herramientas tecnológicas que mejor se adapten a sus planes de estudio, métodos pedagógicos y objetivos de aprendizaje. Esto implica evaluar críticamente las opciones disponibles y elegir aquellas que complementen y enriquezcan la experiencia de aprendizaje.
- Integración efectiva de la tecnología: No basta con simplemente usar la tecnología; los profesores deben integrarla de manera que mejore significativamente el aprendizaje. Esto implica diseñar actividades y recursos que aprovechen al máximo las capacidades de la tecnología, haciendo que el proceso de aprendizaje sea más atractivo, interactivo y enriquecedor.
- Enseñanza de uso ético de la tecnología: Los educadores también deben enfocarse en inculcar a sus estudiantes principios éticos en el uso de la tecnología. Esto incluye aspectos como la netiqueta, el comportamiento responsable en línea, la privacidad, la seguridad cibernética y el uso adecuado de recursos digitales, fomentando una conducta ética y responsable en el entorno digital.
- Competencias para la enseñanza y aprendizaje en línea: Si los profesores van a enseñar o aprender en línea, se necesitan competencias específicas. Esto implica habilidades de autorregulación, autodirección, gestión del tiempo, así como competencias sólidas en lectura y escritura adaptadas a entornos virtuales. Los educadores deben capacitar a los estudiantes para desenvolverse eficazmente en este entorno digital, fomentando su autonomía y habilidades de estudio independiente.
Desafíos universales y contextuales para la integración tecnológica en el aula
También sabemos, que la tecnología puede llegar a ser una experiencia muy desafiante en el aula. En este sentido, la experta Mary Burns también nos hizo un repaso de cuáles son las barreras principales que enfrentan los docentes a la hora de introducir tecnología en el aula.
Para esta experta, la mayoría de las barreras que enfrenta un docente dependerá de la ubicación geográfica del profesor y del estado socioeconómico del país. Así, tendríamos barreras de primer nivel, las barreras más básicas. Son, ni más ni menos, que simples barreras de acceso: acceso a la electricidad, acceso a un dispositivo, acceso a almacenamiento, acceso a capacitación…
Luego, hay un conjunto de barreras de nivel superior que afrontan los profesores de otros lugares, tal vez en muchos países de América Latina. Por ejemplo, en estos lugares puede que los docentes tengan acceso y dispositivo pero sus alumnos no. O tal vez no reciben desarrollo profesional continuo, puede ser que no haya estándares sobre cómo integrar la tecnología en el aula, puede que no haya sistemas de evaluación que impulsen y evalúen a los profesores para usar la tecnología.
Por último, en muchos lugares, como Estados Unidos, tienen otro conjunto de barreras que los profesores africanos soñarían tener. Tal vez, cada niño tiene un dispositivo, pero no hay un plan de tecnología, no hay un programa para procesar o renovar la tecnología, no hay apoyo para los estudiantes o el sistema de evaluación no está alineado con la tecnología.
Así que, en lo que se refiere a las barreras, tendríamos esta estructura de triple nivel que dependería de la ubicación geográfica y socioeconómica de la escuela. Sin embargo, sí existen algunas barreras universales, que Burns se ha encontrado a lo largo de sus 25 años de investigación sobre formación docente. Estas son:
- La burocracia. “Casi todos los profesores con los que he hablado lado a lo largo de mi carrera, ven al sistema educativo como una especie de barrera en cierto sentido, porque el sistema educativo diseña las políticas, las prioridades, las prácticas, los programas para usar la tecnología… Y cuando esas políticas cambian, cuando llega un nuevo ministro de educación, cuando el sistema educativo prioriza algo diferente, eso afecta cómo los profesores usan la tecnología en el aula, a cómo la integran. Todas estas regulaciones y reglas que, además, se hacen a menudo sin contar con la opinión de los profesores impactan realmente en el uso de la tecnología que hacen los profesores y en si tienen éxito o no.”
- La falta de visión del propio sistema educativo. Un segundo conjunto de barreras que, según Mary Burns, se extiende por todo el mundo es el relacionado con la cultura organizativa: la cultura de una escuela, el sistema escolar, el sistema educativo en sí mismo. Muchos sistemas o escuelas no tienen una visión sobre la tecnología. No existe una visión compartida de cómo usar la tecnología. Para usar la tecnología, tienes que estar dispuesto y ser capaz de cometer errores y fracasar. La mayoría de los sistemas educativos son jerárquicos, no toleran el fracaso, no respaldan la asunción de riesgos y, casi nunca, piden la opinión de los profesores. En lo que se refiere al sentido de la colaboración, del que muchos sistemas educativos carecen, todos sabemos que los docentes son extraordinariamente colaborativos, pero el sistema tiene que apoyar la colaboración: tiene que presupuestarla, programarla, promoverla. Y los sistemas donde a los profesores no se les permite colaborar, a menudo tienen dificultades para integrar bien la tecnología.
- Una formación universitaria y un desarrollo profesional deficiente. Mary Burns ha entrevistado a cientos de docentes en más de 20 países y muchos de ellos le han contado en su formación universitaria han tenido muy poco modelado de cómo integrar la tecnología en sus clases. Han visto muy pocos ejemplos de tecnologías innovadoras. Esto lo sienten como una barrera porque, cuando llegan a las escuelas, los profesores mayores esperan que sean expertos en tecnología. Y no lo son porque no han aprendido. Por otro lado, los profesores realmente valoran el desarrollo profesional, pero si éste no es bueno, si no es consistente, disponible, de alta calidad y realizado por personas a las que los profesores respetan, también lo consideran una barrera.
Cinco recomendaciones exprés para integrar la tecnología en el aula
Finalmente, estos son los cinco consejos en los que Mary Burns sintetiza su experiencia de más de 25 años en formación.
- Comienza poco a poco. “Encuentra una cosa pequeña y pruébala. Y si funciona, agrega una pequeña cosa más. Puede ser incorporar una sección en PowerPoint o introducir un juego digital con tus estudiantes.”
- Busca ayuda. “Lo ideal sería que el sistema educativo apoyara a los docentes, pero muchos no lo hacen. Así que mi consejo en este sentido es ‘busca un compañero, encuentra a tu mejor amigo en la docencia, y probad algo juntos. No te enfrentes a esto sólo’.”
- Inténtalo una y otra vez. “Porque no importa cuánta experiencia tengas, algo saldrá mal. Algo fallará y tendrás que intentarlo nuevamente. Y debes tener un plan B. La naturaleza de la tecnología es impredecible. A veces funciona y a veces no.”
- Confía en tus estudiantes. Un mensaje importante que siempre transmitía a los profesores es que confíen en sus estudiantes. Muchos profesores dicen: ‘mis estudiantes no pueden hacer esto’. Pues sí: tus estudiantes pueden hacerlo. Vuelvo a la idea de las creencias de eficacia. Fui profesora durante 11 años. Si los estudiantes saben que confías en sus habilidades, les presentas expectativas altas y les ayudas a cumplirlas, te sorprenderán. Superarán lo que creías que eran capaces de hacer. Así que confía en ellos. Porque los niños quieren aprender y les gusta la tecnología.”
- Diviértete. “Siempre solía decirles a los profesores: mira, si no funciona, nadie muere. Nadie va a morir si tu presentación de Kahoot no sale tan bien como esperabas. Así que disfrútalo. Diviértete porque utilizar estas herramientas tecnológicas puede ser muy divertido.”