Los procesos y sistemas de evaluación de los proyectos de intervención social son fundamentales para medir el impacto y la efectividad de las iniciativas diseñadas para abordar problemas sociales y promover el cambio positivo en las comunidades. Estos procesos de evaluación permiten recopilar y analizar información relevante sobre el desarrollo, la implementación y los resultados de los proyectos, lo que a su vez ayuda a mejorar su eficacia y eficiencia y, sobre todo, permite y facilita el aprendizaje institucional. En este artículo, exploraremos algunos aspectos clave de los procesos y sistemas de evaluación en los proyectos de intervención social, y veremos cómo estos procesos se relacionan con la gestión del conocimiento dentro de las organizaciones.
La evaluación en los proyectos de intervención social
La evaluación no suele tener buena prensa. Históricamente, ha sido percibida como un elemento de control o una pérdida de autonomía. Sin embargo, y como ya hemos dicho, cuando hablamos de intervención social, la evaluación de proyectos es un componente esencial que contribuye al éxito de un programa. Es por ello que, quizás, uno de los primeros y mayores desafíos relacionados con los procesos de evaluación es establecer una cultura de evaluación organizacional que entienda que el objetivo esencial de una evaluación es el del aprendizaje para mejorar programas y políticas.
¿Cómo podemos definir una evaluación? La primera pista para acercarnos a este concepto se encuentra en la raíz de la propia palabra. Una raíz que hace referencia a la palabra valor. Así, la RAE define la acción de evaluar como “señalar el valor de algo.” En términos generales, y aplicado a la intervención social, podemos decir que la evaluación es un proceso sistemático y objetivo que se utiliza para recopilar, analizar e interpretar información relevante con el fin de determinar la eficacia, eficiencia y relevancia de un programa, proyecto, política o intervención (The American Evaluation Association). Su objetivo principal es obtener información confiable y válida que permita a las organizaciones tomar decisiones informadas, realizar mejoras y medir el impacto de una determinada acción.
Para poder llevar a cabo una evaluación exitosa existen varios componentes que debemos tener en cuenta. A continuación, mencionamos algunos de los más importantes:
- Objetivos de la evaluación. Antes de iniciar cualquier evaluación, es importante establecer los objetivos y las preguntas clave que se pretenden responder. Estos objetivos pueden variar según el proyecto, pero a menudo se centran en medir el impacto social, evaluar la satisfacción de los participantes, identificar las mejores prácticas y hacer ajustes necesarios para mejorar los resultados.
- Indicadores y criterios. Se deben establecer indicadores claros y medibles que permitan evaluar el progreso y los resultados del proyecto.
- Recopilación de datos. Los datos relevantes se recopilan a través de diversas técnicas y herramientas que pueden incluir entrevistas, cuestionarios, observación participante, revisión de documentos, registros y grupos focales y recolección a través de plataformas digitales. La elección de las técnicas dependerá de los objetivos de evaluación y de la disponibilidad de recursos.
- Análisis de datos. Una vez recopilados los datos, se realiza un análisis sistemático para interpretar la información obtenida y extraer conclusiones significativas. El análisis puede implicar métodos cualitativos y cuantitativos, y se busca identificar patrones, tendencias y lecciones aprendidas que sean relevantes para mejorar el proyecto.
- Retroalimentación y mejora. Los resultados de la evaluación deben comunicarse de manera clara y efectiva a todas las partes interesadas, incluyendo al equipo del proyecto, a los financiadores y a la comunidad involucrada. Esta retroalimentación ayuda a tomar decisiones informadas y a realizar ajustes necesarios en el diseño y la implementación del proyecto.
La evaluación y la gestión del conocimiento
La evaluación de proyectos de intervención social está estrechamente relacionada con la gestión del conocimiento dentro de una organización, ya que proporciona información y experiencias muy valiosas que pueden alimentar el ciclo de gestión del conocimiento. ¿Cómo se relacionan ambos procesos? Lo vemos.
- Captura de conocimiento a través de la experiencia práctica. Durante el proceso de evaluación, se recopila información detallada sobre la planificación, implementación y resultados del proyecto. Esta información constituye un valioso conocimiento generado a través de la experiencia práctica y debe ser sistematizada a través de herramientas como informes de evaluación, registros de lecciones aprendidas y documentos de buenas prácticas.
- Difusión del conocimiento. El conocimiento generado a través de la evaluación debe ser compartido y difundido utilizando herramientas como talleres, guías, informes o artículos. El objetivo es permitir que otros miembros de la organización y otros actores interesados en intervenciones de naturaleza semejante se beneficien de la experiencia y conocimientos generados en el proyecto.
- Aplicación del conocimiento generado. El conocimiento derivado de la evaluación debe ser utilizado y aplicado en futuros proyectos y actividades. Los resultados de la evaluación pueden proporcionar ideas para mejorar la planificación y la implementación de proyectos similares, así como para tomar decisiones más informadas. Además, el conocimiento generado a través de la evaluación puede ayudar a identificar buenas prácticas y evitar errores o problemas comunes.
- Mejora continua. La evaluación también alimenta el ciclo de mejora continua de la organización ya que sus resultados y lecciones aprendidas pueden utilizarse para retroalimentar la planificación estratégica, ajustar las políticas y procedimientos internos, y mejorar las prácticas de gestión de proyectos en general.
La evaluación y la gestión del conocimiento que se produce a partir de sus hallazgos, implican saber aprovechar las experiencias concretas de los proyectos para añadir valor a los propios proyectos, en la medida que identifican mejoras para la mayor efectividad y eficiencia de los proyectos actuales y futuros; y, al mismo tiempo, añaden valor al mundo, en la medida que son capaces de recopilar, almacenar, ordenar, sistematizar, dar acceso, compartir, comunicar y difundir maneras, modelos, fórmulas de intervención que efectivamente resuelven necesidades específicas que requieren soluciones urgentes.
Referencias
Foto de portada: Storyset para Freepick.
Pinto, Víctor M. (2008). Evaluación de proyectos. Ágora social. Consultado en https://www.miteco.gob.es/en/ceneam/grupos-de-trabajo-y-seminarios/voluntariado-para-la-conservacion-de-la-biodiversidad/6contenidos_evaluacion_proyectos_tcm38-169630.pdf
Ríos, Valentina. (2023). ProFuturo: aprender haciendo, aprender evaluando. Corresponsables. Consultado en https://www.corresponsables.com/opinion/produturo-aprender-haciendo-aprender-evaluando
Vaitsman, J. Roberto Rodrigues, Paes-Sousa, Romulo. (2006).El sistema de evaluación y seguimiento de las políticas y programas sociales: la experiencia del Ministerio de Desarrollo Social y Lucha contra el Hambre del Brasil. UNESCO. Consultado en https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000148514_spa