El mundo lleva años hablando de educación y tecnología, sus interacciones, implicaciones, retos y oportunidades. Pero, ¿alguien ha preguntado a los estudiantes? Los jóvenes son uno de los actores más afectados por la implosión de las nuevas tecnologías en el ecosistema educativo. ¿Sabemos qué piensan sobre el tema? ¿Conocemos sus inquietudes y sus necesidades al respecto? El GEM Report de la Unesco ha decidido darles voz: 1.500 jóvenes y estudiantes provenientes de África (563), Pacífico (423), Sudeste Asiático (165), Latinoamérica (162), Estados Árabes (118), Asia del Sur (72), Europa (64) y Caribe (53) han hablado sobre cómo están viviendo el proceso de introducción de la tecnología en la educación y conminan a las autoridades mundiales a priorizar sus necesidades.
1. La tecnología debe centrarse en las necesidades de los estudiantes
Una de las reivindicaciones centrales de los estudiantes, señalada en el informe, es que la tecnología en la educación debe ser vista como una herramienta al servicio de los estudiantes, no como una solución predeterminada para todos los problemas educativos. Los jóvenes abogan por que las decisiones sobre el uso de tecnología en las escuelas se basen en un análisis cuidadoso de sus necesidades, que se asegure de que las herramientas tecnológicas que se proponen y utilizan sean apropiadas y equitativas.
El informe señala que muchas veces la tecnología se implementa de manera homogénea sin considerar las diferencias en los contextos educativos, como las disparidades entre escuelas rurales y urbanas o la brecha digital que afecta a los estudiantes de familias de bajos ingresos. Los jóvenes señalan que la tecnología solo debe utilizarse cuando esté claro que beneficiará a los estudiantes y mejorará su aprendizaje, y que cualquier implementación debe involucrar a los estudiantes en el proceso de toma de decisiones.
2. La equidad en el acceso a la tecnología sigue siendo un desafío crítico
Los jóvenes afirman que, aunque la tecnología tiene el potencial de mejorar el acceso a la educación, la realidad es que su distribución y uso son profundamente desiguales. Existen disparidades significativas en el acceso a las herramientas tecnológicas, con diferencias notables entre regiones, clases sociales y contextos urbanos y rurales. Los jóvenes participantes en las consultas constataron que muchos estudiantes en áreas rurales o en comunidades empobrecidas carecen de acceso a dispositivos electrónicos básicos y a internet, lo que agrava la exclusión educativa.
Durante la pandemia de COVID-19, estas disparidades quedaron aún más al descubierto cuando millones de estudiantes de todo el mundo no pudieron participar en la educación a distancia debido a la falta de acceso a tecnología. En este sentido, el informe indica que el 31% de los estudiantes a nivel mundial no tuvo acceso a la educación en línea durante la pandemia, una cifra que aumenta hasta el 72% entre los estudiantes más pobres.
Para cerrar esta brecha, los jóvenes llaman a gobiernos y responsables de políticas educativas para que inviertan en infraestructura tecnológica, especialmente en las regiones más desfavorecidas. Asimismo, piden que se reduzcan los costos del acceso a internet y los dispositivos electrónicos a través de subvenciones, asociaciones público-privadas y programas gubernamentales que garanticen que todos los estudiantes tengan acceso a las herramientas tecnológicas necesarias para su educación.
3. La tecnología como apoyo, no como reemplazo
Otra preocupación recurrente de los estudiantes es que la tecnología no debe reemplazar la interacción humana en la educación. Así, aunque las herramientas tecnológicas pueden complementar y mejorar el proceso de enseñanza, no deben sustituir el papel de los profesores ni la dinámica de aprendizaje presencial. Los jóvenes reconocen el valor de la tecnología para ofrecer nuevos enfoques educativos y facilitar el acceso a información, pero insisten en que el aprendizaje sigue siendo una experiencia profundamente humana, que requiere interacción, guía y apoyo emocional.
Los jóvenes subrayan que la transición acelerada a la educación en línea, propiciada por la pandemia, demostró los límites de la enseñanza online. Muchos estudiantes experimentaron fatiga digital, desconexión emocional y una falta de motivación al aprender de manera aislada frente a una pantalla. Por eso, recalcan que, para que la tecnología sea efectiva en la educación, debe ser utilizada de manera equilibrada, combinando el aprendizaje digital con el presencial.
4. Capacitación en habilidades digitales para estudiantes y docentes
Una de las principales demandas que hacen los jóvenes en el informe es la necesidad urgente de mejorar las habilidades digitales, tanto las suyas propias como las de los profesores. Destacan que, aunque la tecnología está cada vez más presente en las aulas, muchos estudiantes y docentes carecen de las competencias digitales necesarias para aprovechar al máximo estas herramientas. La falta de formación en habilidades digitales crea una barrera adicional para el aprendizaje, especialmente en las comunidades más desfavorecidas.
El informe propone que los gobiernos desarrollen programas de capacitación digital tanto para estudiantes como para profesores, con el fin de garantizar que todos los actores del sistema educativo puedan utilizar la tecnología de manera efectiva. Además, se sugiere la creación de clubes de tecnología en las escuelas y la oferta de talleres de capacitación en línea para reforzar las competencias digitales.
Para los profesores, el reto no es solo aprender a utilizar las herramientas tecnológicas, sino también integrarlas en la pedagogía de manera que enriquezcan el proceso de enseñanza. El informe sugiere que los programas de formación docente deben incluir tanto habilidades técnicas como enfoques pedagógicos que ayuden a los profesores a utilizar la tecnología de manera inclusiva y efectiva en el aula.
5. Protección y seguridad en línea
Con la creciente presencia de la tecnología en la educación, los jóvenes también expresan preocupaciones sobre la seguridad en línea. Los riesgos asociados con el uso de internet, como el ciberacoso, la invasión de la privacidad y la exposición a contenido inapropiado, son una realidad para muchos estudiantes. El informe señala que es fundamental que los gobiernos y las instituciones educativas desarrollen políticas de protección en línea que garanticen la seguridad de los estudiantes mientras navegan por internet y utilizan plataformas educativas digitales.
Los jóvenes piden la creación de protocolos de seguridad digital que incluyan talleres sobre privacidad en línea y ciberseguridad. También se recomienda la implementación de módulos de seguridad en línea en los planes de estudio para educar a los estudiantes sobre cómo protegerse de los riesgos en el entorno digital. La supervisión por parte de adultos y el establecimiento de límites en el tiempo de pantalla también son propuestas que surgen del informe para mitigar los efectos negativos de la exposición prolongada a la tecnología.
6. Reducir la brecha de género en el acceso a la tecnología
El informe destaca que las niñas y las mujeres jóvenes enfrentan barreras adicionales para acceder a la tecnología, muchas veces debido a normas sociales y culturales. En algunos contextos, las familias priorizan el acceso a la tecnología para los varones, dejando a las niñas en una situación de desventaja. Además, las percepciones de que las niñas necesitan más protección frente a los peligros en línea pueden limitar su acceso a dispositivos digitales y su participación en la educación digital.
Para abordar esta desigualdad, los jóvenes exigen políticas que promuevan el acceso equitativo a la tecnología para niñas y mujeres. Esto incluye campañas de concienciación para combatir los estereotipos de género, así como programas que incentiven el acceso y uso de la tecnología entre las niñas desde una edad temprana.
7. Sostenibilidad y evidencia en la aplicación de la tecnología
Un aspecto crítico que se menciona en el informe es la falta de evaluación rigurosa sobre el impacto de la tecnología en la educación. Los jóvenes enfatizan que la implementación de soluciones tecnológicas debe basarse en evidencia sólida que demuestre su eficacia a largo plazo. A menudo, las decisiones sobre la integración de tecnología en las escuelas se toman sin una evaluación adecuada de sus costos y beneficios reales, lo que puede llevar a desperdiciar recursos sin mejorar significativamente los resultados educativos.
El informe sugiere que las políticas de educación digital deben incluir mecanismos de monitoreo y evaluación para analizar cómo la tecnología afecta el aprendizaje en diferentes contextos. Esto permitirá a los responsables de las políticas ajustar sus enfoques y asegurarse de que la tecnología esté cumpliendo con su objetivo de mejorar la educación de manera equitativa y sostenible.
8. Participación juvenil en las decisiones sobre tecnología
Los jóvenes reclaman un papel más activo en la toma de decisiones, asegurando que sus voces sean escuchadas y que las herramientas tecnológicas respondan a sus necesidades y realidades. Por ello, el informe subraya la importancia de involucrar a los jóvenes en el diseño, implementación y evaluación de las políticas de tecnología educativa.
Este llamado se resume en el lema “Nada sobre nosotros, sin nosotros”, una demanda que refleja el deseo de los jóvenes de ser incluidos en los procesos que afectan su educación. Involucrar a los estudiantes en estas decisiones no solo garantiza que las soluciones tecnológicas sean más efectivas, sino que también fomenta un sentido de apropiación y responsabilidad sobre su propia educación.
El GEM Youth Report 2024 ofrece una visión clara y convincente de cómo los jóvenes perciben el papel de la tecnología en la educación. Si bien reconocen su potencial para mejorar el acceso y la calidad del aprendizaje, también subrayan que su implementación debe ser equitativa, apropiada y centrada en las necesidades de los estudiantes. Para que la tecnología en la educación tenga éxito, es fundamental que se aborden las desigualdades existentes, se garantice la seguridad en línea y se ofrezca formación tanto a estudiantes como a docentes. Además, la participación juvenil en el proceso de toma de decisiones es esencial para asegurar que las herramientas tecnológicas realmente cumplan su propósito de mejorar el aprendizaje sin dejar a nadie atrás.