Según los datos del último Estudio regional ERCE (2019), en América Latina y el Caribe persiste un enorme desafío para mejorar los niveles de aprendizaje. En el caso de las matemáticas, el estudio indica que el 47,7% de los estudiantes de tercer grado y el 49,2% de los de sexto se sitúan en el nivel más bajo de desempeño. Esto significa que niños y niñas no están adquiriendo las habilidades necesarias para realizar adecuadamente tareas de escritura numérica y operaciones básicas, así como tampoco para la interpretación de información y la resolución de problemas, dimensiones que afectan significativamente el desarrollo de competencias más complejas y fundamentales para razonar y emplear la matemática en una variedad de contextos.
Por si esto fuera poco, los efectos de la pandemia han agravado la pérdida de aprendizajes, especialmente en el sur global, lo que hace aún más urgente la implementación de estrategias para mejorar las competencias matemáticas. Pero, por sobre todo, existe una creciente necesidad de contar con evidencia consistente sobre la efectividad de estas implementaciones en las poblaciones más desfavorecidas. Algunos de estos ejemplos han sido recogidos previamente por este observatorio.
Con más de 20 años de trayectoria, el programa ConectaIdeas del Centro de Investigación Avanzada en Educación de la Universidad de Chile (CIAE), busca potenciar la enseñanza de las matemáticas en las escuelas primarias chilenas, mediante la incorporación de elementos de gamificación, motivación y colaboración. La herramienta ha sido objeto de evaluaciones de impacto que le han permitido consolidar su trabajo en las comunidades escolares. Para conocer más sobre este programa, conversamos con Roberto Araya, investigador y creador de ConectaIdeas, sobre las claves que han llevado al escalamiento de la iniciativa dentro y fuera de Chile.
El poder del aprendizaje entre pares
Roberto recuerda el origen del programa como resultado de su vivencia personal, indagando en estrategias para educar a sus hijos en casa, y su experiencia como investigador. “Descubrí que los niños aprenden en el juego y van desarrollando conocimientos y destrezas como algo natural en estos procesos”, explica Araya. “Jugando, también dialogan entre ellos y el aprendizaje se consolida con otros. Por último, a nivel matemático un componente poderoso y poco usado en las aulas son las metáforas, representaciones que permiten a niños y niñas visualizar el pensamiento matemático. Así, combinando estos tres componentes (juego, diálogo y metáforas adecuadas), pensábamos que podíamos hacer una diferencia positiva, así que diseñamos un software y comenzamos a probarlo en las escuelas.”
La plataforma ConectaIdeas busca promover mayores espacios de participación, oportunidades de práctica y retroalimentación. Los estudiantes, en sesiones grupales de 90 minutos, desarrollan diversos ejercicios matemáticos, basados en gamificación, con el fin de situar los contenidos en experiencias concretas y desafiantes. Junto a esto, el diseño de la propuesta incorpora mecanismos individuales y grupales para motivar su participación. Los y las estudiantes acumulan en su cuenta personal “banderitas” en la medida que resuelven las actividades, que luego se contabilizan de manera grupal y se comparan con grupos o escuelas de similares características. Al respecto, Roberto señala, “introdujimos la idea de ‘torneos’ como un componente de gamificación poco usado. En general, estas estrategias se basan en el progreso individual, pero al considerar al grupo se promueve la colaboración interna, la ayuda mutua. Se genera una suerte de gamificación social, ya que los incentivos están puestos en el curso entero, en que todos aprendan”.
Otro aspecto fundamental ha sido la creación de espacios para el aprendizaje entre compañeros. En cada sesión, el docente designa “estudiantes monitores”, que tienen las tareas de ofrecer apoyo y explicar los ejercicios a quienes lo necesitan. Para ser monitor, es requisito haber resuelto 10 ejercicios correctamente de manera continuada. La plataforma cuenta con un sistema que supervisa este proceso a través de diferentes funciones: identifica posibles candidatos para ser monitores en una sesión, que luego son designados por el profesor; distingue los ejercicios y los estudiantes que enfrentan mayores dificultades y permite que puedan solicitar ayuda en línea entre los monitores disponibles; al finalizar, el estudiante que solicitó ayuda evalúa la asistencia recibida, generando información valiosa para la gestión de la clase. Esta innovación surge a partir de la investigación llevada a cabo por Roberto y su equipo sobre las preferencias del estudiantado al solicitar apoyo. Según sus hallazgos, los estudiantes prefieren la ayuda de sus pares a la del docente, en una proporción de 3 a 1 (Araya y Gormaz, 2021).
Sobre la implementación de los(as) monitores, Roberto reconoce beneficios tanto en el desarrollo de competencias matemáticas y metacognitivas, como en la dimensión socioemocional del aprendizaje. “Cuando explicas, necesitas desarrollar habilidades de comunicación y argumentación matemática, ya que asumes un rol diferente en el aula, y existe evidencia de que cuando tutorizas consolidas aprendizajes. (…) Por lo general, al principio se elige a los estudiantes más destacados, pero la idea es que todos tengan la oportunidad de ser monitores. Uno de los efectos que me ha tocado ver es cuando empiezan a ser seleccionados estudiantes con dificultades en la asignatura, a quienes siempre se les han dicho que no pueden con la matemática. Ellos se extrañan, es un impacto emocional muy grande para ellos ver que también pueden aportar, les genera confianza.”
Indagando en los efectos del programa ConectaIdeas
Desde su creación, ConectaIdeas ha desarrollado diversos estudios para analizar su efectividad, un aspecto crucial para definir adaptaciones y garantizar la mejora constante de la estrategia. Uno de los estudios más destacados fue la evaluación de impacto desarrollada en 2017 con apoyo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que analizó el potencial de la gamificación para aumentar los aprendizajes en matemáticas en escuelas primarias de contextos vulnerables en Chile y en la que participaron más de 1300 estudiantes distribuidos en 48 cursos. Los resultados de la investigación demostraron efectos positivos equivalentes a medio año adicional de clases.
En 2022, la iniciativa fue seleccionada por el Fondo Impacto de SUMMA que, en alianza con el Education Endowment Foundation (EEF), selecciona innovaciones con potencial de impacto en los aprendizajes y el cierre de brechas educativas para la realización de estudios piloto o de impacto. “Es muy importante que podamos verificar con el mayor rigor posible la efectividad del programa. Por eso, estamos realizando un ensayo controlado aleatorizado, sobre tres tipos de estrategias diferentes, en 240 escuelas de Santiago, de las cuales 100 actúan como grupo de control y 140 como grupo de tratamiento”, comenta Roberto a la espera de la publicación de los resultados oficiales.
Más allá de las fronteras locales
Desde 2021, ConectaIdeas también está presente en Perú. Con el apoyo del Ministerio de Educación peruano y el BID, se adaptó el programa a una versión offline, que no requiere una conexión permanente a internet, y que permite a los estudiantes cargar los contenidos cuando tienen cobertura para poder desarrollarlos en cualquier momento. Roberto destaca la colaboración con las autoridades peruanas en este proceso: “Contamos con el apoyo del MINEDU, ellos revisan todo lo que hacemos y analizan su pertinencia. Estamos presentes en tercer, cuarto y quinto grado, con una participación de 9000 docentes y más de 150.000 niños y niñas, que se distribuyen en zonas urbanas y rurales, siendo estas últimas de especial importancia para las autoridades, debido a las dificultades de conectividad.”
El investigador valora el desafío de esta expansión y el aprendizaje constante que ha supuesto su implementación. “No se trata simplemente de copiar actividades e implementarlas en otro contexto. Aunque la filosofía que está detrás es la misma, hemos llevado los ejercicios a Perú y tuvimos que adaptar el lenguaje, cambiar ciertas formas para llegar a esos niños y a sus necesidades. Siento que todavía estamos en ese proceso de adaptación y en una fase de aprendizaje que es fundamental para entender y atender cada lugar.”
Simultáneamente, Roberto también trabaja en la expansión de ColoreaIdeas, un proyecto derivado que se enfoca en el aprendizaje del pensamiento computacional, la inteligencia artificial y la argumentación, a través de actividades que se pueden desarrollar sin necesidad de computador y que se basan en el ejercicio de colorear. Esta iniciativa ha sido aprobada recientemente para su traducción y pilotaje por la Organización de Ministros de Educación del Sudeste Asiático (SEAMEO), que agrupa a 11 países de la región. Sobre este desafío, Roberto indica: “La estrategia se basa en que el niño colorea siguiendo algunas instrucciones, y en ese ejercicio hay una serie de conocimientos en los que se basa la inteligencia artificial, la ingeniería y la programación. Partimos hace unos cinco años con este proyecto y estamos muy entusiasmados. Los materiales ya están siendo traducidos y piloteados en Tailandia e Indonesia, lo que nos permitirá generar insumos para evaluar el impacto de la iniciativa y llegar a estudiantes en una región con 700 millones de personas”.
Fomentar el desarrollo de competencias matemáticas en todo el alumnado y generar evidencia sobre la efectividad de las intervenciones son los pilares que han articulado el trabajo de ConectaIdeas, un ejercicio donde los docentes asumen un rol clave. “Hemos aprendido que el programa debe ajustarse a las necesidades de los profesores. En una sala con 30 o más estudiantes el docente necesita saber el progreso de cada uno para poder entregar una debida retroalimentación. No le sirve tener un Messi en la sala, que hace todo muy bien, si muchos en su grupo no logran progresar. Necesita potenciar el progreso del conjunto y para eso es clave que tenga control sobre la herramienta y sobre las dinámicas del grupo. Para eso trabajamos”, finaliza Roberto.