En los últimos años, se ha producido un entusiasmo generalizado en torno al potencial transformador de la tecnología en la educación, entusiasmo que está teniendo su reflejo en la inversión económica que, desde diferentes ámbitos, se está dedicando a la tecnología educativa. Así, según un informe de Holon IQ, el mercado global de EdTech alcanzará los 404.000 millones de dólares en el gasto global total para 2025.
Sabemos que los programas y políticas para promover el uso de la tecnología educativa o EdTech, convenientemente diseñados, pueden ampliar el acceso a una educación de calidad, apoyar el aprendizaje de los estudiantes de forma innovadora y ayudar a las familias a involucrarse en la educación de sus hijas e hijos.
Sin embargo, el desarrollo de la tecnología educativa en el mundo se está produciendo en un contexto de desigualdad extrema: desigualdades que no solo se producen entre países, sino que también se dan entre los diferentes segmentos poblacionales de un mismo país. Por ejemplo, aunque el acceso a los ordenadores y a internet se está ampliando, dos tercios de los niños en edad escolar del mundo, es decir, 1.300 millones de niños de entre 3 y 17 años, no tienen conexión a Internet en sus hogares, según un informe conjunto de UNICEF y la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT). Esto les sitúa en desventaja a la hora de hacer los deberes, acceder a recursos en línea y desarrollar la alfabetización digital.
La evidencia ha constatado que, dependiendo de cómo se diseñen los programas de educación digital, de cómo se utilicen y de quién puede acceder a ellos, las tecnologías de la educación podrían aliviar o agravar las disparidades ya existentes.
Por eso, cada cierto tiempo, es importante dar un paso atrás para poder ver una fotografía completa de la situación. Estudiar cómo están funcionando estos programas de educación digital, cuáles están siendo sus efectos y resultados, entender sus dinámicas y dar voz a sus protagonistas. Las conclusiones de estos estudios y evaluaciones nos servirán para obtener información sistematizada sobre la utilidad de estos programas y sobre cómo optimizar su funcionamiento y corregir sus deficiencias.
En este artículo vamos a centrar este análisis en el programa de educación digital de ProFuturo, una organización promovida por Fundación Telefónica y Fundación La Caixa, que lleva seis años trabajando en más de 40 países de América Latina, África y Asia, para reducir la brecha educativa en el mundo. En estos seis años, ProFuturo ha desarrollado 14 evaluaciones en 15 de estos 40 países: Kenia, Nigeria, Sierra Leona, Sudáfrica, Zimbabue, Ecuador, Filipinas, México, Perú, Angola, Malaui, Brasil, Tanzania, España, Guatemala, Argentina y Liberia.
Los resultados de estos procesos de evaluación nos aproximan a destacar temas claves que hay que tomar en consideración para el fortalecimiento de las intervenciones socioeducativas, como veremos a continuación.
La implicación de la comunidad educativa y sus líderes en el despliegue de las intervenciones es vital
Uno de los puntos centrales extraídos de las evaluaciones radica en la imprescindible involucración del equipo directivo de las escuelas en la implementación del programa. Se considera crucial que la comunidad educativa esté involucrada activamente en el despliegue de programas de cambio hacia el uso de la tecnología en las clases y la aplicación de nuevas metodologías, con el liderazgo citado de equipos directivos para tener mayores garantías de éxito en los mismos. Aunque el papel central de los y las directoras se ha de reforzar con una adecuada capacitación para transmitir confianza a la comunidad escolar.
El acompañamiento en la implantación del equipamiento es fundamental
El acompañamiento y asesoramiento de especialistas en innovación tecnológica y pedagógica es un elemento que distingue a los programas exitosos de los que no lo son. Los refuerzos en tutorización y coaching se consideran un aspecto central para una inmersión más eficiente en la incorporación de la tecnología, que redundará en la mejora didáctica del aula.
El apoyo y el acompañamiento continuo mejoran la generación de competencias docentes
La mayoría de los estudios e investigaciones, llevados a cabo hasta la fecha por el programa ProFuturo, nos permiten confirmar que el acompañamiento continuo a los docentes es central para lograr mejoras en las competencias docentes, especialmente en lo que concierne a las habilidades digitales. Entre otros aspectos:
- Se observan mejoras en la organización, planificación y preparación de las clases, así como en la incorporación de nuevos recursos digitales a las mismas, incluyendo aspectos relevantes e innovadores en evaluación.
- El profesorado va adquiriendo conocimientos significativos en aspectos clave para la dinamización de las clases, enfocados en la motivación del alumnado o en la involucración en sus propios procesos de aprendizaje.
- El apoyo continuo, con tutorización guiada, tras una formación inicial inmersiva permite que los docentes mejoren en autonomía y competencias para el aprovechamiento del potencial educativo de las herramientas digitales. Por el contrario, no contar con este tipo de acompañamiento genera desvinculación y pérdida en la trazabilidad de los itinerarios de maduración competencial entre los y las docentes.
La relevancia de los cursos y la facilidad de acceso mejoran la motivación docente
Todo esfuerzo que se realice para una mejora instruccional de las plataformas y los recursos para el aprendizaje continuo será una gran inversión inicial para el éxito de un programa de transformación pedagógica con lo digital. Así, la facilidad para inscribirse y desarrollar los cursos (a través, por ejemplo, de una plataforma intuitiva y bien organizada) son esenciales para generar motivación entre los docentes; al igual que aquellos elementos referidos a la temática, los contenidos y la aplicabilidad práctica a sus aulas. Propuestas pedagógicas virtuales o híbridas pensadas desde una experiencia de usuario adecuada son garantías de éxito para incentivar que el docente siga progresando en itinerarios competenciales de maduración digital.
La formación docente para la educación digital transforma las prácticas pedagógicas del profesorado
Reiterar en este punto uno de los efectos más reseñables que han de incentivar los programas de capacitación tecnopedagógica: la transformación de las prácticas pedagógicas de los docentes implicados. Esto se traduce en los siguientes indicadores:
- Nuevas formas de enseñar. Los equipos directivos han de potenciar (incentivar y evaluar) que los docentes de sus centros progresan en nuevas formas de enseñar más dinámicas y adaptadas a las necesidades formativas de sus estudiantes.
- Motivación para personalizar el aprendizaje. Las competencias adquiridas en la formación incrementarán la motivación del docente para planificar sus clases considerando las diferencias, dificultades y objetivos de cada estudiante en particular.
- Mejoras en la motivación y en la colaboración entre docentes. Se debe monitorizar y evaluar el grado de satisfacción real en los procesos de enseñanza-aprendizaje incorporados tras la formación. Será el indicador clave para valorar el refuerzo en la confianza en sí mismos, lo que revierte directamente en una mayor eficacia en sus modos de enseñar. Igualmente, se deben configurar medidas de incremento de esfuerzo académico en la planificación y preparación de las clases y de medición del éxito en la mejora de ratios de reducción del absentismo de profesores y alumnos y de aprovechamiento del horario lectivo.
Recursos y contenidos digitales adecuados al contexto y al país, una gran oportunidad en contextos vulnerables
Otro de los aspectos reseñables surge a partir de la utilidad y eficacia de los contenidos y recursos de este tipo de soluciones (como la que desarrolla ProFuturo), en términos de relevancia para el aprendizaje de los estudiantes, especialmente en competencias transversales y digitales. En este sentido, el potencial transformador de estos programas puede aumentar con propuestas pedagógicas que den respuesta a la diversidad cultural sobre los que se interviene.
La educación digital, correctamente implementada, aumenta la motivación de los estudiantes
Un resultado común a casi todas las evaluaciones es el incremento de la motivación de los estudiantes en la escuela. Acertar con soluciones para el aula, implantadas por docentes debidamente capacitados, implicará alcanzar una adecuada motivación y “enganche” entre sus alumnos, que, adicionalmente, debiera extenderse a otros aspectos de sus vidas. Por ello, un enfoque que atienda necesidades socioemocionales requiere hacer un seguimiento de datos e informes:
- Que muestren cómo y por qué los estudiantes están más motivados para acudir al centro, y que señalen evidencias constatables de que las clases digitales contribuyen (en cierta medida) a reducir el absentismo y el abandono escolar.
- Que reflejen los indicadores esenciales para reportar lo anterior: reducciones en las demoras en la hora de llegada a la escuela, número de alumnos que retoman la vuelta a las aulas o que reducen su absentismo, grado de aprovechamiento del uso del tiempo disponible para el aprendizaje en el aula, participación real de actividades en el centro, más allá del aula, por parte de alumnos y docentes, entre otros.
Aprendizajes de niñas y niños: mayor facilidad para desarrollar competencias
Los informes de evaluación e investigación también han de indagar en las evidencias positivas acerca del efecto que están teniendo programas de educación digital, como el de ProFuturo, en el proceso de aprendizaje de niñas y niños.
Lo primero que se requiere evaluar es si los estudiantes experimentan una mayor facilidad para desarrollar ciertas competencias centrales que antes les resultaban complejas, pues ello va a traducirse en una mejora en sus procesos de aprender a aprender. Específicamente, las niñas y niños involucrados han de constatar, en su proceso cognitivo, una mejora “comprensiva” de habilidades y competencias tecnológicas y digitales como refuerzo a las competencias básicas.
La EdTech incrementa el compromiso de las familias con la educación de sus hijos e hijas
Por último, la faceta evaluativa de cómo el aprendizaje se realiza de forma amplia, más allá de las aulas, es de la máxima relevancia. Se requiere constatar que las familias no solamente aprecian los beneficios de la educación digital, sino que también les sirve para reforzar su compromiso con la educación de sus hijas e hijos. Las diferentes maneras en lo que esto se concreta serían:
- Refuerzo de la alfabetización digital de la comunidad. Cómo los niños aprenden conjuntamente con sus padres y madres en el uso de la tecnología digital, reforzando la alfabetización y la inclusión digital en sus entornos.
- Valoración del conocimiento de los más pequeños de la familia. Las interacciones indicadas permiten estrechar la relación entre padres, madres, hijos e hijas, valorando el conocimiento digital que se aporta a la casa y a sus familiares e incentivando así también su “transformación digital” como familia.
- Implicación directa en actividades escolares. También la implicación en diferentes actividades relacionadas con la escuela es un revulsivo a los cambios indicados, y ello tanto:
- De forma directa: con los nuevos “deberes” -clase invertida-
- De manera indirecta: con el compromiso de las familias en la digitalización y transformación de los espacios de aprendizaje (instalación de paneles solares, construcción de un laboratorio de computación, compra de proyectores de pantalla para las tabletas…).
Aunque, dado lo incipiente del campo de estudio, la tecnología educativa aún se encuentra necesitada de evidencia e investigación que la respalden y contesten a muchas preguntas que van surgiendo por el camino, el análisis de informes sobre resultados e impacto que aporten conclusiones robustas como las aquí consideradas, nos señalan un panorama prometedor para el diseño de intervenciones socioeducativas que apunten a la adopción a gran escala de estas nuevas tecnologías en entornos vulnerables.