El siguiente artículo ha sido escrito originalmente para WISE ed.review. Para leer el artículo original en inglés, haga clic aquí. Sigue la actualidad de WISE en @WISE_es.
John B. Mahaffie Co-Fundador y Director de Leading Futurists LLC
Mirando al 2025 es probable que se produzcan los siguientes hechos relevantes:
1) El negocio de la educación será disruptivo y conducirá al cambio y la innovación en el sistema educativo, y ello en todos los niveles.
2) Al menos parte del sistema educativo del 2025 estará en manos de las empresas con ánimo de lucro.
3) Los sistemas públicos cambiarán se reformarán y todavía serán predominantes.
4) Los problemas, los retos, las disputas y la incertidumbre acerca de la educación seguirán acompañándonos.
Es difícil saber cuántas escuelas y servicios con fines lucrativos serán las fuentes para la educación en el futuro. Los reguladores cuestionan la actuación y, a veces, la ética de las escuelas y universidades con ánimo de lucro. Los políticos internacionales se cuestionan si las escuelas K12 con fines lucrativos colaboran en lograr una educación básica universal cobrando honorarios a familias pobres.
Leyendo todo esto, la educación con ánimo de lucro es inapropiada o es una amenaza. Y algunos de estos actores con fines lucrativos han demostrado estar demasiado centrados en ganancias y no la educación. No es de extrañar que a la gente le preocupe que el ánimo de lucro pueda subvertir nuestro sistema. Sin embargo creo que están aquí para quedarse y su influencia ayudará.
¿Por qué? La alta y creciente demanda de una educación de calidad, accesible en todo el mundo, requiere una rápida expansión e inversión. Al mismo tiempo, el aumento rápido y costoso de la tecnología en la educación tensa el sistema público; y existe un deseo de innovación y formas alternativas de educación, tales como la certificación de habilidades, las herramientas digitales de aprendizaje, el aprendizaje práctico vivencial, las nuevas filosofías de la educación y las nuevas formas de abordar diferentes estilos de aprendizaje.
El sistema formal ha tenido problemas para innovar y cambiar. La sociedad ha tolerado durante mucho tiempo su lento ritmo del cambio. Ahora hay un florecimiento de las alternativas y cada vez más gente se siente frustrada por la resistencia del sistema tradicional al cambio y a la reforma.
El público ha comenzado a despertar a este fenómeno, pero se enfrenta a distintas rigideces: las leyes, los sistemas de propiedad, los contratos, los límites de financiación, las expectativas y así sucesivamente. A la vista delo anterior, el negocio ha ido generándose en dos fases:
- Fase 1: escuelas con ánimo de lucro que surgen como una sustitución sencilla para las sin ánimo de lucro o las públicas.
- Fase 2: Nuevos modelos para las escuelas y nuevos productos y servicios educativos. Por ejemplo, el aprendizaje online y, a menudo, convertido en juego, al igual que con los programas de aprendizaje como Rosetta Stone o Duolingo. Los innovadores han roto el aprendizaje en pedazos más pequeños de contenido e incluso a veces se ofrece de forma gratuita, a través MOOCs – Massive Open Online Courses.
Las diversas compañías detrás del movimiento MOOCs, incluyendo EDX (una organización sin fines de lucro), Coursera y Udacity, intentan transformar la educación. Su rápido crecimiento, alto interés y empuje innovador en la la transformación del contenido y la enseñanza de la educación, han comenzado a impulsar la innovación en todas las partes del sistema.
Todos ellos están haciendo algo distintivo. Están rompiendo lo que ha sido un monolito – un currículo fijo, o un grado – en piezas útiles, mobiliario vendible, habilidades específicas y logros de aprendizaje, lo que . Y eso pone más control en manos del alumno. Puede ser más asequible y adaptado a los objetivos y necesidades del alumno.
Nos hemos mudado a una educación à la carte y las empresas con ánimo de lucro han sido la clave para conducir ese cambio. Esto significa que se han separado de los sistemas educativos más fijos, regladosy guiados como los hemos conocido en el pasado. En lugar de buscar la acreditación en el sistema formal, algunos, en cambio, perviven fuera de ese sistema; sin embargo, atraen alumnos.
Una visión fresca e ideas innovadoras para un mejor aprendizaje pueden ser la base para la escuela con fines de lucro o servicio relacionado con la educación. Los líderes del ánimo de lucro son como directores o presidentes de universidades, pero operan sin muchas de las limitaciones institucionales que pueden coaccionar al líder educativo tradicional en el papel de burócrata.
Como un crisol de innovación y un conductor de competencias, mucho podríamos ganar con el aumento de la educación con fines de lucro. Sin embargo, en manos de los gobiernos seguirá permaneciendo la capacidad para apuntalar o progresar otras partes del sistema, llenar los vacíos del mercado, asegurar la equidad y dar cobertura a las partes del sistema sin interés para el negocio.
El nuevo sistema que podría resultar, con ofertas accesibles de las escuelas con ánimo de lucro, podría servir únicamente a los intereses de los que tienen dinero, en detrimento de los pobres y los menos educados. Ello requeriría de esfuerzos públicos para extraer las mejores innovaciones para un bien público mayor.
Ante todo lo indicado ¿cuál debiera de ser el papel de los educadores en este tiempo de cambio? No se trata de oponerse o resistir a las escuelas con ánimo de lucro. Es ayudar, canalizar y dar forma al curso de cambio en un sistema que incluya también el ánimo de lucro.
Por el bien de las nuevas y futuras generaciones de alumnos, dejemos que este nuevo espíritu competitivo siga su curso, pero ayudando a guiarlo. Necesitamos un cambio, progreso, inversión e innovación y parece que vamos a conseguirlo, pero eso se hace mejor no abandonando el camino, sino abrazando los experimentos, las inversiones y las nuevas ideas provenientes del negocio.